En el valle de Tumbaco junto al barrio la cerámica se ha iniciado la construcción de un proyecto ambientalmente importante para Quito. Se trata de TerraViva, en cuyas 27 hectáreas se trabaja para plasmar un sueño arquitectónico que servirá de modelo para las futuras construcciones ecológicas del país.
De la mano de los arquitectos Camila y Alberto Andino, y el experto en permacultura colombiano Carlos Rojas se ha iniciado la construcción del proyecto que prevé la recuperación del ecosistema del Ilaló, que desde hace más de 50 años ha sufrido un desgaste de su naturaleza, debido a la erosión de sus suelos, provocando grandes incendios.
Bajo esta realidad y con la responsabilidad social y ambiental que caracteriza a la empresa Andino & Asociados, su gerente planteó la realización de esta urbanización que busca no solo minimizar su impacto en el medio ambiente, sino, contribuir a regenerarlo. Con grandes lotes de mínimo 2.500m2, con una bajísima edificación de solo 10% en planta baja. Lo que garantiza que 90% del terreno se mantendrá verde, natural.“Terraviva aspira en convertirse en un oasis regenerador del deteriorado Ilaló aplicando estrategias nuevas y tradicionales de ecología y sostenibilidad para asegurar una urbanización con un mínimo impacto ambiental y regenerativo en 3 líneas principales” explica Camila.
GESTIÓN Y COSECHA DE AGUA PARA DEVOLVER VIDA A UN TERRITORIO ÁRIDO
Carlos Rojas es el encargado de plasmar la visión desde la permacultura y explicó que el primer paso para recuperar un ecosistema es asegurarse que cuente con una buena provisión de agua, y también que el terreno sea capaz de mantener nutrientes en el suelo.
Explicó entonces sobre la denominada técnica de terrazas utilizada en el proyecto Terraviva para este fin: “El terraceo es una técnica ancestral de manejo de la topografía para detener la erosión de la tierra y recolectar mayor cantidad de agua lluvia, dando paso al crecimiento de la vegetación de manera más rápida y con mayores nutrientes”.
Se está implementando un sistema de riego exhaustivo nunca antes visto en Quito para asegurar el máximo ahorro del agua y su mayor rendimiento, y que aun en el peor de los veranos se mantenga la vida y la exuberancia de este ecosistema creado en esta porción del Ilaló. Para ello, en lo más alto del terreno se construyó una laguna que proveerá de agua a toda la urbanización con un sistema de riego por aspersión en cada lote de terreno y de riego por goteo en todos los taludes, aceras y en cada planta y árbol sembrado.
El diseño de las vías y de las divisiones entre lotes también se han planificado con el objetivo de ser captadoras y redistribuidoras del agua lluvia del proyecto. La mayor parte de las vías se han proyectado en línea clave que quiere decir que sigue el nivel natural del terreno con una ligera inclinación que permite parar la velocidad de bajada del agua lluvia y redistribuir paulatinamente en cada lote, con salidas cada 40mts. Además la materialidad de las vías al ser piedra natural, permiten la permeabilidad del agua lluvia hacia el suelo. Las divisiones de lotes también se han diseñado con sanjas a nivel para cumplir la función de captación de agua lluvia y de control de la escorrentía.
REGENERACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD
Terraviva es un proyecto que asume el desafío de la restauración de la estructura biológica del lugar. “con las estrategias de reposición de suelos, manejos topográficos, aumento de vegetación nativa y creación de corredores biológicos, gestión del riego, y manejo de residuos orgánicos, lograremos recuperar una capa vegetal fértil y de altísima calidad que se había perdido,” comenta la especialista Camila.
La reforestación es una de las prioridades del proyecto, actualmente ya se han sembrado más de 280 árboles entre Molles y Algarrobos a lo largo de la urbanización, 10 kilómetros de cerramientos y divisiones entre lotes serán “cercas vivas”, concebidos como corredores biológicos, diseñados con árboles y plantas productivas de la zona. Estas cercas además de asegurar el reverdecimiento y reforestación de la montaña, servirán como cunetas de infiltración de agua lluvia.
Volverán los pájaros y animales a alimentarse en Terraviva , se sembrarán árboles y arbustos frutales de la zona como el aguacate, el guabo, plantas aromáticas y medicinales, para que animales locales vengan a comer y esparzan las semillas por la montaña. Crearemos una especie de banco de semillas que aun en las peores sequías garantizará la existencia de las especies locales. Si hay un desarrollo preparado para el cambio climático será este lugar”, comentó Carlos Rojas.
El proyecto también prevé un sistema de recolección y reciclaje de basura propio de la urbanización. En el área comunal existirá un área de compostaje para reciclar la basura orgánica de todos los propietarios de la urbanización y obtener de allí abonos biológicos de alta calidad para abonar un huerto comunitario que existirá en la zona comunal del proyecto. “el esfuerzo de separar y reciclar la basura orgánica de cada familia les regresa en forma de frutas y hortalizas que se han alimentado de esos desechos, así desde los niños pueden estar implicados en este camino a la responsabilidad ambiental, comprendiendo los ciclos de la naturaleza”
GESTIÓN Y RECICLAJE DE AGUAS NEGRAS Y GRISES
El proyecto contempla una separación de las aguas negras y grises para su tratamiento diferenciado. El sistema de aguas negras también es novedoso, se procesará internamente en cada lote a través de un sistema ecológico llamado Vermifiltro, que utiliza lombrices para generar abonos orgánicos. “Esto es parte de una estrategia de diseño de permacultura que busca tomar los nutrientes y dejarlos incorporados en el suelo para recuperar nitrógeno, carbono, fósforo, macronutrientes y micronutrientes que lleva consigo el compost de los desechos humanos”, acotó Rojas.
“Solo el 4% de las aguas negras de la ciudad son tratadas, el resto va a contaminar ríos y quebradas, como empresa creemos que se puede cambiar el camino, se puede y se debe hacer diferente, hemos creado un sistema con el que garantizamos que ni un solo gramo de aguas negras irá a contaminar quebradas, sino que se tratará para que vuelva a nuestro propio suelo a modo de abono orgánico, cerrando así el ciclo biológico y productivo” explica Camila.
Las aguas grises, se tratan con un sistema de humedales de plantas acuáticas, que además de purificar el agua y devolver agua limpia y llena de nutrientes al suelo, embellecen el paisaje.
La visión de la empresa, desde hace ya algunos años, es que cada proyecto tenga un componente ambiental. “En este caso existe una estrategia intensiva de recuperación de la montaña. Este proyecto es una muestra de lo que se puede y debe hacer”, comentó Camila Andino, quien además considera que este proyecto puede ser un piloto que contagie esta responsabilidad ambiental. “Creemos firmemente que en sitios como el Ilaló, que tienen un componente ambiental importante, hay que construir con responsabilidad, y hay varios caminos para hacerlo, nosotros hemos optado por el que hemos creído el mejor bajo la asesoría de varios expertos en el tema, y siempre estamos abiertos a nuevas recomendaciones, para seguir mejorando y trabajando por el planeta ”.
El proyecto tiene una planta de potabilización de agua con un sistema de ozonificación y carbón activado, cuyo fin es evitar el consumo de botellas plásticas o bidones. “El propietario recibirá mensualmente un análisis microbiológico del agua para darle la confianza de que el agua es de la mejor calidad”, comenta Alberto.
En el Club Social se construirá una bio piscina, una sala de eventos, una cancha de uso múltiple con juegos infantiles, pared de escalada, etc. Se motivará la realización de procesos de intercambio dentro de la urbanización y la comunidad, promocionar gratiferias y encuentros comunitarios que rompan paradigmas de individualismo.
El proyecto cuenta además con 5 kilómetros de ciclovia continua pavimentada, y una cancha multiuso en la zona comunal que invita a la gente a usar el territorio.
Con el fin de recuperar una vida armónica con la naturaleza, también se harán sugerencias de construcción ambientalmente amigables, recolección de agua lluvia en cada lote, etc. “El proyecto prevé la conformación de una comunidad organizada y comprometida con el respeto al medio ambiente, a despertar conductas que produzcan satisfacción, que generen la posibilidad de encuentro, de vivir en comunidad, no sólo con la urbanización sino con el barrio y los habitantes de la zona” nos cuenta Alberto Andino.
Parte de ese compromiso también es el reglamento que están preparando para los propietarios de los lotes. Se trata de un estatuto interno muy minucioso que asegurará la sostenibilidad en el tiempo de la intención ambiental del proyecto. “los propietarios tendrán el compromiso de reforestar con especies nativas una buena porción de su territorio, de esta manera extendemos el compromiso ambiental no solo a las áreas comunales sino a toda la urbanización”.
Para Camila cumplir con todos los sueños planteados para este proyecto ha sido un camino difícil porque no existe un antecedente de esta escala similar en el país, sin embargo, se siente motivada por dejar un camino trazado para que otros colegas puedan implementar esta visión “con menos complicaciones”, pues considera que esto es parte de la responsabilidad empresarial.