ISABELLA RIBADENEIRA
Por: Caridad Vela
Noviembre 2015 – Diciembre 2015
Una joven ecuatoriana, estudiante de arquitectura en la Universidad Europea de Madrid, se siente especialmente motivada por su clase de Sostenibilidad del Entorno Construido. Su motivación coincide con la actividad empresarial de su familia, pues se presta para estructurar un proyecto sostenible en una enorme área destinada para vivienda social y de interés público.
La zona es desarrollada por Proinco Inmobiliaria y hoy se la conoce como el Nuevo Sur de Quito. Involucra 200 hectáreas en las que se construyen los proyectos San Cayetano, El Belén, La Cabaña, Surbayá y La Giraldilla. En total son 1.000 lotes de terreno urbanizados para construcción de vivienda, y 5.000 casas de interés prioritario cuyos precios están entre $30.000 y $70.000. Además está el Parque Empresarial y Comercial (PEC), una iniciativa que está siendo acogida con mucho éxito.
Este Nuevo Sur está ubicado en la Parroquia Cutuglahua, en el Cantón Mejía, precisamente en el sector que el Presidente de la República calificó como el nuevo polo de desarrollo de Quito, y anunció la construcción de escuelas del milenio, centros de salud, etc., que además cuenta con una reserva ecológica de aproximadamente 800 hectáreas.
A pesar de su poca experiencia, Isabella enfrentó el duro reto de presentar un ambicioso proyecto sostenible que, gracias al apoyo de sus profesores de la universidad y de Proinco Inmobiliaria, avanza a paso firme.
¿Cuál fue tu primera inquietud?
Descifrar cómo aplicar lo que había estudiado en una situación real. La sostenibilidad abarca lo social, lo económico, y el medio ambiente; y si estos tres aspectos no están sincronizados, no tendrá éxito. Estudiar la comunidad, sus costumbres y el entorno en el que se desarrollan sus vidas es imprescindible para crear un hábitat adecuado. Esa es la teoría, y se me presentó la oportunidad de ponerla en práctica cuando regresé a Ecuador por vacaciones.
¿En los proyectos de Proinco Inmobiliaria?
Era una oportunidad única, y a pesar de que nunca me planteé trabajar para mi padre, Santiago Ribadeneira, visité todos sus proyectos en el Nuevo Sur y vi con mayor claridad cómo podría desarrollarse un proyecto sostenible ahí. El reto era crear algo contundente para vender el concepto a Proinco Inmobiliaria, empresa que está muy comprometida con el desarrollo de vivienda social en esa zona. Les presenté mi idea, les gustó, pero mi falta de experiencia representaba un problema, por lo que regresé a España y lo comenté con mis profesores.
¿Qué opinaron ellos?
Francisco González y Susana Moreno, catedráticos en la Universidad Europea de Madrid, están enfocados en temas de desarrollo y construcción urbano sostenibles; tienen gran experiencia, han dado consultorías a varias empresas, y han ejecutado muchos proyectos en diferentes ciudades en España. La posibilidad de crear desde cero una comunidad sostenible les atrajo tanto que aceptaron involucrarse directamente en el proyecto. Poco tiempo después, Francisco y Susana aterrizaban en Quito.
¿Con su asesoría el proyecto fue tomando forma?
Precisamente cuando ellos llegaron fue que el Gobierno mostró claras señales de apoyar la construcción de vivienda social, con nuevas políticas para el bono de vivienda y tasas de interés preferenciales para crédito hipotecario. Eso nos motivó aún más. Después de visitar toda la zona que está desarrollando Proinco en el Nuevo Sur de Quito, la decisión fue actuar en San Cayetano, a pesar de que ya está urbanizado y parcialmente construido.
¿Convertir es más difícil que crear?
Es más complicado cambiar las cosas cuando ya están hechas. De hecho, el proyecto paralelo que tenemos con la Universidad es diseñar un manual de metodología que explique el paso a paso para provocar acción que convierta espacios ya existentes en sostenibles; y también cómo hacerlo desde el momento mismo de la planificación de nuevos proyectos. Se estima que al Nuevo Sur llegarán más de 10.000 personas a vivir, y si esta zona actualmente no abastece a la población que tiene, ¿qué va a suceder cuando esto esté desarrollado?
¿Te refieres a la dotación de servicios básicos?
Eso es esencial e indispensable, pero me refiero también a servicios de salud, educación, transporte, seguridad, espacios comerciales, etc., para que las comunidades sean un hábitat de desarrollo social y económico, y tengan lo necesario sin tener que desplazarse grandes distancias. Además está lo relacionado con el medio ambiente, como el tratamiento de aguas, biodigestores para los desechos, sistemas alternativos para generar electricidad, etc., y lo que se refiere a calidad de vida, como áreas verdes o lugares de esparcimiento y encuentro social.
¿En qué etapa de desarrollo del proyecto sostenible están este momento?
Regresé a Ecuador precisamente para generar los procesos participativos para unir a la comunidad, y provocar ciertas acciones que determinarán cómo convertir en sostenible a este proyecto. Esteban Naranjo está colaborando en esta etapa que tiene dos lados: escuchar y educar. Debemos entender cómo funciona la vida de la gente y estudiar lo que necesitan en su día a día para proveerlo; luego hay que educarlos para que entiendan los beneficios de ser una comunidad sostenible, pues esto sólo se logra si la comunidad está involucrada.
¿Qué dice la gente en San Cayetano?
Son sostenibles a nivel individual. Siembran lo que comen porque no disponen de recursos para comprar todo lo que consumen; rudimentariamente recolectan agua lluvia para lavar su ropa; los desechos de comida son alimento para sus animales; en la casa que viven tienen su taller o local comercial para estar cerca de sus hijos y no gastar dinero en transporte; reciclan elementos para reusarlos con otros fines. Son sorprendentes.
Es decir que ya han dado el primer paso…
Sí, pero la intención es lograr que haya planificación estructurada, incorporando las necesidades individuales al concepto de comunidad, y evitar que cada cual vaya por su lado desorganizadamente. Cuando intentas formar una nueva comunidad sostenible debes descubrir cuál es su ideal de vida para estructurar los servicios que se adaptan a esas necesidades. En este caso lo estamos haciendo en una zona donde la gente compró sus lotes y algunos han empezado a construir sus casas, pero estamos proponiendo una alternativa arquitectónica y constructiva interesante.
¿Te refieres a un diseño de casa?
La Arq. Carmen Elena Ribadeneira creó hace mucho tiempo un modelo de casa para vivienda social, lo llamó Casa Panela. Cuando nos lo presentó verificamos que el concepto es estético, funcional, económico y con posibilidades de crecer. Trabajamos con la universidad y adaptamos ese diseño para que Casa Panela sea sostenible.
¿Qué significa eso en términos prácticos?
La construcción era de hormigón armado y la modificamos para que la estructura sea metálica porque deja menos restos, facilita su crecimiento, y da más libertad para abrir espacios. La casa tiene solamente seis columnas, con lo cual en el interior puedes dividir las áreas de acuerdo a la necesidad de cada familia. Además incorporamos las instalaciones para reciclar agua lluvia y para colocar paneles solares, pero el comprador decide si los quiere instalar desde un inicio o si lo hará en el futuro. La construcción estará a cargo de la reconocida empresa Semaica, lo cual de por sí ya es una garantía de calidad.
¿De qué área es la casa?
Es una vivienda de 111m2 distribuidos en dos pisos. La planta alta tiene 58m2 que se entregan listos para habitar, mientras que la planta baja es abierta para que cada familia la adecúe de acuerdo a sus necesidades. Seguramente algunos establecerán ahí sus negocios, mientras que otros la integrarán a la vivienda. En los procesos participativos opinan que Casa Panela es exactamente lo que buscaron, lo cual quiere decir que Carmen Elena acertó en la propuesta.
¿Aplica el bono de vivienda para comprar estas casas?
Claro. Todo se planificó para que el comprador pueda beneficiarse del bono de vivienda y de la tasa preferencial del 4,90% para obtener crédito hipotecario. Pero lo más importante es que el panorama en el Nuevo Sur está cambiando con vivienda libre, organizada y sostenible, gracias a que Proinco Inmobiliaria decidió ser pionera en crear una nueva forma de vida. Este proyecto será un ejemplo para futuros desarrollos de vivienda, y gracias a su impacto se darán procesos de regeneración en los alrededores, vendrán más servicios de transporte, educativos, de salud, etc. En el Nuevo Sur, la calidad de vida del segmento de menos recursos de la sociedad se verá totalmente transformada.