Tradición religiosa
Por: Julio Rivas (+)
Fotos cortesía: Quito Turismo
Antes de la llegada de conquistadores, los nativos se relacionaban mucho con la naturaleza; conocían a perfección los solsticios, equinoccios y fenómenos astrológicos que a los españoles les costaba entender. El Inti Raymi, ceremonia en honor al Padre Sol en el solsticio de invierno, sorprendía a los europeos quienes estaban más interesados en transmitir su fe cristiana.
Pasaron casi cinco siglos para que aquella nueva fe se estableciera y cuente con características universales como música, actos religiosos y costumbres eternas. Hoy, una de las razones que sostiene espiritualmente a los ecuatorianos es la religión Católica, que mezclada a tradiciones ancestrales, se ha convertido en un conjunto de actos dignos de ser seguidos.
La celebración de Semana Santa en Quito es una de ellas. La ciudad recibe a muchos visitantes para ser testigos de la fe y creencias de esta noble tradición. Los devotos participan por amor, temor o fervor; y junto a la imagen de Jesús del Gran Poder – patrono de Quito – protagonizan un recorrido imponente entre iglesias, casas coloniales y calles que se pintan del morado de la ropa de los cucuruchos y verónicas que recuerdan el milagro del “Manto de Verónica de la Santa Faz”.
Las celebraciones empiezan con un Festival de Música Sacra que canta a los cielos diez días antes, con músicos que vienen a tocar los bellísimos órganos en las iglesias. Mientras que en Domingo de Ramos un concierto de campanarios ocurre en el Centro.
Fachada Iglesia La Compañía en Viernes Santo .
La Compañía´s Church facade in Good Friday.
En Miércoles Santo se celebra el “Arrastre de Caudas”; es la única conmemoración fúnebre en homenaje a Cristo, que por sus tradiciones y rituales llega a convertirse en un privilegio para quienes la viven. Una antigua ceremonia romana celebrada para honrar la valentía de los generales en victorias de guerras religiosas como las “Cruzadas”, simboliza la muerte y resurección de Jesús. Antiguamente fue llevada a las conmemoraciones de Semana Santa en Sevilla, Lima y Quito, pero solo se la ha conservado en esta última ciudad.
En la procesión de Viernes Santo, varios personajes participan: verónicas, soldados romanos, apóstoles, magdalenas, religiosos, militares, músicos y los reconocidos cucuruchos – quienes utilizan el sombrero puntiagudo y alargado, acompañado por un traje morado. Luego de las imágenes religiosas llevadas en andas, los cucuruchos son su mayor elemento por número y representatividad. Cuenta una vieja historia que un pobre joven, enamorado de una bella y rica dama, hizo grandes esfuerzos para cortejarla. Al no lograrlo, escondió su identidad para acercarse cumpliendo promesas en secreto y en nombre de Dios durante la procesión. Por ello, hoy en día el cucurucho representa la fe y promesas dedicadas a la Virgen y a los Santos que cumplen milagros.
En Quito el conglomerado es único y el pueblo se junta para dar auténticas expresiones durante la procesión. La gente se flagela, lleva imágenes, carga cruces, y se azota de distintas maneras: caminan descalzos, pisan clavos o espinas llevando flores, para que una vez bendecidos sean aliviados en la intimidad de sus rezos.
Durante la procesión, las imágenes de la Virgen Dolorosa y Jesús del Gran Poder son transportadas por carrozas antiguas.
Su recorrido, de 10km aproximadamente, empieza en la iglesia de San Francisco y avanza por las calles Bolívar, Venezuela, Manabí, Vargas, Riofrío, García Moreno, Sucre, Benalcázar hasta llegar a la iglesia de San Francisco de Quito. El recorrido inicia a las 12h00. Fieles católicos se santiguan y llegan a este primer templo católico de la ciudad vistiendo de luto su culpa o petición por Nuestro Señor Jesucristo; para que cuando resucite, junto con su madre la Virgen, el Divino Niño y San Judas Tadeo ayude a los fieles.
No cuentan religiones ni su origen, sino las tradiciones y leyendas que se han unido alrededor de este conjunto de tejas, entre sopas tradicionales como la “fanesca”; y deliciosos postres como el dulce arroz con leche.
La Fanesca es un plato ancestral de la ciudad; sus ingredientes son de América del Sur pero a la llegada de los españoles, se añaden elementos europeos que demuestra la mezcla de tradiciones y costumbres de dos mundos. Son 12 ingredientes representando a los 12 apóstoles, con base de leche y bacalao, zambo, olivas y su aceite, sumados a productos típicos como la arveja, haba, maíz, chocho, lenteja, maní y fréjol. Con ello los españoles daban término al ayuno de la cuaresma y santificaban el plato dándole protagonismo en la Semana Mayor Católica.
Cada familia se prepara para seguir la cadena de bellas costumbres. Cada restaurante exhibe con orgullo el letrero: “hoy fanesca”. La fruta, el chocolate negro y las colaciones combinan con los aromas de su gente que es mucho más amable en esos días.
La Semana Santa cierra con la resurrección y Gloria a Dios. Todas las formas de pensar se abrazan en Quito como una sola comunidad que se rinde ante la presencia de tanta fe. En una ciudad que adora a la naturaleza con la bendición de Dios, pasar la Semana Santa es una reconfortante e introspectiva experiencia.