Por: María Gracia Banderas
Comienzo este relato contándoles la cantidad de emociones que cruzan por mi mente y por mi piel al escribir estas líneas.
Debíamos estar en Manabí el fin de semana del 16 de abril, pero debido a aquellos azares que llamamos destino, la fecha de esta producción se cambió para el lunes 11 de abril. Partimos de madrugada a Manta, ciudad que se despertaba cuando llevábamos ya horas en pie. Recorrimos un largo camino hasta Portoviejo. Una casa coloreada por la variedad de flores de su exterior era nuestro destino.
La calidez y entusiasmo de quien nos recibió, abrigó inmediatamente la mañana lluviosa de aquel lunes de un mes que será recordado para siempre por todos los ecuatorianos.
Saruka, tenía preparados absolutamente todos los detalles para que nos sintiéramos en casa durante nuestra corta estancia en aquella provincia, así que variedad de bolones, pan de almidón, corviche y café… recuerdo el aroma de aquel café… aguardaban en la mesa para ser la energía de un intenso día de trabajo.
Una construcción magnífica. Cada detalle colocado es la traducción de todas las virtudes que caracterizan a los miembros de la familia Rodríguez Félix. Y es precisamente este lugar, en el que la mujer política y diseñadora de joyas Saruka Rodríguez, guarda las más gratas memorias de su niñez y adolescencia, pues las nuevas las ha creado en Quito junto a su esposo Daniel. “Esta casa es todo, aquí crecí y tengo todos los recuerdos. Imagínate, tiene más de 25 años. En Manabí tenemos casas hermosas, contamos con una linda arquitectura y sobre todo con hospitalidad que es lo más importante en un hogar: cómo te reciben”.
La madera y el mármol se hacen presentes en esta construcción mientras que, las lámparas de cristal y la variedad de orquídeas se entrelazan como elementos decorativos. “Creo que mi mamá es una arquitecta y decoradora frustrada, ella es la que mueve, bota paredes, decora… siempre cambia algo; tiene muy buen gusto y continuamente innova”. En los exteriores de la casa se pueden encontrar espacios que son utilizados por la familia para compartir con sus seres queridos y amigos, entre estos la piscina, cancha de tenis, galería y hermosos jardines. “Me encanta la pérgola, ahí hacemos nuestras cenas de Navidad y disfrutamos del maravilloso clima”. La casa está distribuida en dos pisos, cuenta con cinco habitaciones, tres salas, un mini bar, comedor y cocina.
Ahora, este espléndido lugar necesita de reparaciones puesto que fue abatido por aquel fenómeno natural que marca un antes y un después en Ecuador.
Luego del terremoto, el hogar Rodríguez Félix acogió a mucha gente del barrio. En la cancha de tenis se montaron carpas y todo lo necesario para quienes necesitaban un techo para dormir, y alimento que les ayudase a recuperar la voluntad de vivir.
“El terremoto fue una experiencia muy dura, sucedió mientras yo estaba fuera del país, lejos de casa, de mi familia. Mi hermano estuvo desaparecido por dos horas, casi nos volvemos locos. Una amiga muy querida de Manta falleció, es muy duro saber que gente conocida ya no está… Hay cada historia detrás de este tema”.
De inmediato Saruka regresó a Ecuador para colaborar y estar presente en un momento en el que sabía que su gente la necesitaba. “Lo primero que hicimos fue recorrer las calles. Le dije a mi padre que quería ver la zona cero, fue como ver una radiografía, ver los lugares donde tomabas un batido o paseabas con tus amigos… Portoviejo no es y nunca será lo mismo. Nadie se imagina realmente lo que esto significa. Cuando vemos en las noticias el mismo tipo de incidentes en otros países nos es lejano, pero saber que fue aquí es durísimo. Estoy comprometida al cien por ciento. Fuimos a abrazar a los albergados, hicimos un censo sobre las necesidades y llevamos gran ayuda. Hubo mucha solidaridad por parte de nuestros amigos empresarios a quienes como Fundación tocamos las puertas, y también de gente que vive en el exterior”.
“Hacemos lo que más podemos, la ayuda que recibíamos ha disminuido. En este momento estamos realizando talleres, hemos comenzado en Jipijapa, y el objetivo es motivar a las mujeres, por ejemplo con clases de Crochet, porque considero que ya estaríamos entrando en una etapa de reactivación”. También se están preparando talleres de costura, belleza y bailoterapia. Quienes participan en estos cursos, además de entretenerse, obtienen una herramienta que les servirá para trabajar. ‘Inyectando motivación’ es el nombre de esta campaña que busca elevar el ánimo de las manabitas a partir de actividades que potencian su ingenio, y que también les brindan la oportunidad de distraerse de la difícil situación que enfrentan en su provincia. Saruka nos menciona que las donaciones para este fin son muy bien recibidas, se necesitan: termos de agua, agujas de Crochet, hilos y materiales que puedan resultar útiles para la práctica de estos talleres.
La Fundación Abre tu Corazón, a través de la autogestión y gracias al apoyo de amigos empresarios (de Saruka), están dotando de casas prefabricadas a damnificados cuyas situaciones presentan dificultades adicionales. Por ejemplo, “vamos a entregar una casa a un señor que enviudó y cuya hija sufre de epilepsia”. Las casas tienen un valor de $8.500. Por lo que hace un llamado a la contribución de la empresa privada para que la entrega de viviendas a personas muy necesitadas siga siendo posible.
“Lo que más me emociona es la solidaridad de la gente, es impresionante”. Manabí es un pueblo que se levanta, que pese a la cruda experiencia que ha tenido que vivir, se sobrepone y sale a las calles con una sonrisa. Un ejemplo de esta tenacidad manabita es la de un peluquero que se ha establecido cerca del mercado. “Se habían caído sus paredes pero él estaba en plena calle y cortaba el pelo por 60 centavos”, según cuenta Saruka llena de orgullo al hablar del empuje de su gente.
“Hoy más que nunca me motiva llevar esperanza y ser la voz de tanta gente”. En este sentido, siente el compromiso que tiene con su provincia y es por ello que está considerando representar a su pueblo en la Asamblea, “para desde ahí hacer leyes y gestiones que beneficien a la provincia, además del apoyo que podría brindar a las autoridades manabitas, alcalde, etc.”
Saruka Rodríguez lleva la política en la sangre. Tanto su familia materna como paterna tienen amplio recorrido en esta área. Ella es ex concejala y ex asambleísta, además de filántropa y una apasionada por las causas sociales (presidenta de la Fundación Abre tu Corazón), es una gran emprendedora. Actualmente, su nombre da vida a una marca de joyas cuyos diseños han llegado a nivel internacional con envíos a Francia, España, Estados Unidos y Qatar, además de ser reconocida plenamente a nivel nacional por la exquisitez de sus diseños y los materiales que utiliza: plata, baños de oro de 24 quilates, perla barroca y piedras semi preciosas.
“Cuando hago una joya pienso en mi mamá, desde muy pequeña me probaba su ropa y lo que había en su joyero, así que siempre que diseño algo pienso en si a ella le gustaría o en cómo se vería la pieza en ella”. Las líneas que maneja son Saruka joyas, Saruka baby, y Saruka man.
Pero más allá de los logros profesionales de esta talentosa mujer, resaltan la riqueza de su calidad humana y el compromiso genuino que tiene con su gente. Es muy grato ver de cerca que el mismo carisma y entrega del que fuimos testigos cuando llegamos a Manabí, días antes de aquella fecha que ha pasado a la historia, se vean cristalizados con mucho ahínco ahora en labores que procuran levantar el ánimo y poner en alto el espíritu vencedor del hombre y de la mujer de su provincia.