Por Gabriela Paz y Miño, corresponsal en Barcelona

El arquitecto holandés Sander Laudy es Director de B01 arquitectes, estudio reconocido como uno de los pioneros en construcción sostenible en España. Residente en Catalunya desde hace quince años, profesor universitario y miembro directivo del Green Building Council, Laudy es uno de los profesionales más apasionados y comprometidos con la arquitectura respetuosa del medio ambiente. Lo demuestra su hoja de vida y los distintos proyectos que ha liderado. Para él, en construcción sostenible priman tres conceptos básicos: experiencia, conciencia y sentido común. Mucho sentido común.

¿Qué es la construcción sostenible?

Es un tipo de construcción que tiene como objetivo reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, tanto en construcción como en uso, y combatir el calentamiento global. A partir de ahí, hay miles de posibilidades. Depende de la tipología, los usos, los lugares, la gente, el momento, la realidad normativa y legislativa. Según todos estos factores, la arquitectura sostenible se enfoca de una manera u otra. No hay reglas fijas. Cuando la gente dice: es mejor usar madera que hormigón, mi respuesta es sí, pero… No hay que ser dogmático, hay que valorar cada caso.

Sander Laudy - Revista CLAVE!

Sander Laudy
©B01 arquitectes

Partiendo de su ejemplo: ¿cuándo es mejor hormigón que madera?

Una ventaja del uso de hormigón, sobre todo en vivienda, es su gran inercia térmica. Puede acumular horas de frescor y cuando las temperaturas del exterior suben, este material desprende ese frescor. Los edificios que se han construido durante muchos años en el Mediterráneo, con pocas oberturas y paredes muy gruesas, tenían esa virtud.

Y esto se traduce en ahorro de energía…

Claro. Hablamos de la creación de confort de manera pasiva. No necesito usar aire acondicionado si mi ambiente no se calienta. Antes de decidir el uso de energía renovable en un edificio se tendría que pensar si hace falta climatización.

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OFICINAS VICHY
©Antonio Navarro Wijkmark

¿Qué impacto tiene la construcción sostenible en la conservación del medioambiente?

La edificación es responsable del cuarenta por ciento de las emisiones de CO2 en el mundo. Eso incluye la construcción y el uso. La tendencia es hacer edificios que ya no requieran energía. De hecho, la Unión Europea lo exigirá en poco tiempo, pero seguiremos con el problema de las emisiones propias de construcción. Debemos ser capaces de construir edificios autosuficientes.

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KADION OFICINAS
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Caminar hacia la construcción sostenible, ¿qué implica en cuanto a mentalidad, recursos, tiempos, costos?

Es un caminar conjunto. Somos miembros del Green Building Council España, que reúne a actores del sector de la construcción de todos los estratos. Hay ingenierías, colegios, industrias, despachos de arquitectura, promotores, universidades, todos concienciados de la importancia de la construcción sostenible. Si yo hago smart building, pero después tengo stupid people, el esfuerzo no servirá de nada. Lo mismo pasa si los promotores quieren hacer construcción sostenible, pero la legislación no lo facilita, y las normativas no tienen en cuenta las soluciones pasivas.

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¿Por qué tener una instalación de determinadas dimensiones que usa energía, si la gente puede abrir las ventanas?

Con usuarios concienciados, en un sitio adecuado y en un contexto de aire limpio, eso se puede evitar. Son temas de sentido común.

¿En España, la normativa acompaña a ese sentido común?

A nivel técnico hay algunas normativas que contribuyen, como la de la Generalitat de Catalunya, por ejemplo, y otras, a nivel municipal. Sin embargo, se tendría que insistir en las certificaciones tipo Verde y LEED, que son indicadores de que las cosas se hacen bien en cuanto a materiales, energía, ambiente, urbanismo, etc. En lo que se refiere al impuso de las energías renovables, la legislación española no ha contribuido para nada.

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¿Qué valor le da usted a las certificaciones ambientales?

Su mayor mérito es hacer una evaluación transversal que tiene en cuenta urbanismo, material, consumo de agua; todos los factores y su importancia según el caso y contexto. Hace un tiempo hicimos unas piscinas en el balneario Vichy Catalan, en Caldes de Mallavella. En ese caso, aunque era importante el tema de las energías renovables, lo clave era resolver el ciclo del agua. En cambio, en una oficina, el uso de la energía es mucho más importante que en una vivienda. Esto lo vimos, por ejemplo, en el campus norte de la Universidad Politécnica de Catalunya, que diseñamos como un edificio eficiente y cuyo uso energético se monitorea y se puede ver, incluso, en tiempo real.

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EDIFICIO OLOT
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La otra pata de la mesa son los usuarios. ¿Cree que hay una mayor conciencia ambiental?

Creo que hay una motivación, una voluntad por hacerlo bien, y que si se les facilita un poco, esa conciencia crecerá. Un ejemplo de ello es el proyecto Madrid Central, que prohibió el uso del coche en ciertas calles céntricas. Al principio, la gente se asustó y ahora se muestra agradecida por los beneficios. Hay mucho camino por recorrer en la concienciación, pero las personas acaban apreciando este esfuerzo.

¿La construcción sostenible es mucho más cara?

Depende. Vuelvo al concepto de edificios pasivos en los que simplemente diseñando bien, teniendo en cuenta la orientación del edificio, su posición solar, la dirección del viento, el uso que se dará y si hay aislamiento dentro o fuera de la estructura, se puede reducir el costo. Es posible que ciertos materiales o instalaciones más sofisticadas sean caras, pero si empezamos a implementar su uso en mayor escala, su precio bajará. En América la construcción en madera es más barata porque hay una larga tradición en eso. En Europa el ladrillo es dominante porque es barato.

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PISCINA VC – PV
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¿La construcción sostenible se da por moda, por obtener certificaciones, o por conciencia?

Cualquiera sea la razón me parece muy bien, mientras sea veraz. Lo que está mal es hacer “greenwashing” pretendiendo que una construcción es sostenible solamente porque se ponen lámparas led. O que añadiendo una serie de elementos muy caros se puede compensar lo que, en un inicio, se hizo mal. Hay que decir que las certificaciones todavía son “medallas” un poco elitistas. Parece que solo hoteles, sedes corporativas o ciertos edificios se las pueden permitir. Esto hay que cambiarlo. La construcción sostenible debe estar al alcance de todos, incluso de vivienda social. Si la haces muy cara no tiene tanto mérito como si logras que la construcción sostenible sea accesible y generalizada. Me parece importante, por ejemplo, que en la certificación española Verde, un coste elevado repercuta de manera negativa en la puntuación.

¿En España, este tipo de construcción empieza a popularizarse?

Sí, hace poco en Madrid se inauguró el primer gran proyecto de vivienda plurifamiliar que consiguió una certificación LEED Platinium, el mayor reconocimiento a la construcción sostenible, respetuosa con el medioambiente y energéticamente eficiente.

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PROYECTO PROVENZA
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¿Qué pasa en Latinoamérica? En este continente, por ejemplo en las zonas de altura, el uso de materiales tradicionales como adobe, paja, piedra, fibras, es un tipo de construcción amigable con el ambiente…

Sí, son materiales del entorno directo y, efectivamente, se trata de construcciones de bajo impacto. No obstante, no tenemos que renunciar a salubridad y cierto confort, no debemos inducir necesariamente a la austeridad. Habría que llevar esas técnicas de construcción tradicional a un nivel contemporáneo. El problema nace cuando se empiezan a introducir instalaciones complejas, caras, que tienen que venir de muy lejos o producen un fuerte impacto ecológico, y que muchas veces se aplican sin mayor sentido común. No hay que cometer el error, muy extendido en el mundo occidental, de pensar que la gente es más capaz de apretar el botón de aire acondicionado que de abrir una ventana.

Culturalmente los conceptos de confort varían. Una casa considerada cómoda en Europa puede resultar poco funcional para un usuario de Estados Unidos…

Así es. En determinado momento las certificaciones de Estados Unidos se exportaron a todo el mundo y sentaron las bases de certificaciones como LEED. Cada región o país debería tener su propia traducción. Una ciudad o un terreno en los Estados Unidos no es lo mismo que en Sudamérica o en Europa: el clima es diferente, la industria, los materiales al alcance de la gente varían. En China usas mayormente bambú, si estás en la Amazonía a lo mejor privilegias madera, en un sitio con mucho fango quizás prefieras ladrillo. Hay que ser lo más ecléctico y menos dogmático posible. Creo, incluso, que el Green Building Council de Ecuador podría crear su propia certificación ambiental.

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EXNOVO OFICINAS
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¿Cuál es el papel del Estado y la empresa privada en este tema?

Si el cliente final está concienciado sabrá apreciar cuando las empresas proveen de productos buenos, sostenibles y eficientes. Confío en que la empresa privada ofrecerá materiales que, además, sean accesibles. Si esto se combina con un control del Estado para que quien contamina, pague, habrá buenos resultados.