Por: Maritza Carvajal
Noviembre – diciembre, 2011 |
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José Miguel Yúnez Parra, el Alcalde de Samborondón, uno de los 25 cantones de la provincia del Guayas, es el burgomaestre más antiguo de la Costa.
Soy el más antiguo, pero no el más viejo”, suele responder entre risas, cuando se le hace el comentario. Él tiene 52 años y al Municipio llegó en 1996 con la bandera socialcristiana. Los estudios de administración de empresas en Estados Unidos, y de agronomía en Ecuador, le han servido como soporte para dirigir los destinos del cantón e impulsar el progreso y bienestar de los ciudadanos. En esa tarea ha utilizado otras habilidades: escuchar y dialogar. Y es lo que hace cuando recorre los recintos o realiza las sesiones de Concejo en alguno de ellos. “Cualquier consejo, cualquier crítica o sugerencia, es bueno escucharla y analizarla para aplicarla o enmendar algo, si así se requiere”, dice.
Yúnez acostumbra levantarse a las 06:30 y turna la atención al público entre las dos sedes municipales: en La Puntilla y en la cabecera cantonal. En la primera conversamos con él.
¿A qué atribuye que los samborondeños lo hayan electo en cuatro ocasiones?
Al trabajo constante para cumplir los objetivos. Hace años, unos pensaban que la ciudad era parte de Guayaquil y otros creían que era un santo. Ahora con el proyecto urbanístico tiene reconocimiento nacional e internacional. Samborondón es un referente como ciudad. La obra pública municipal cambió el concepto de las personas sobre el cantón.
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¿Cuál es la obra pública que sustenta ese cambio de concepto?
En la cabecera cantonal, en la parroquia Tarifa y muchos recintos, años atrás las calles estaban llenas de polvo en el verano y de lodo en el invierno, y no existían los servicios básicos. A fines de 2011, la cabecera cantonal tendrá el 100% de los servicios básicos. La gente puede ser pobre, pero vive con dignidad, con agua potable, carreteras, calles de cemento, aceras, aguas servidas y servicios sociales como salas de velación, cementerio y atención médica, municipales. Les damos calidad de vida.
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¿Los servicios básicos están en todo el cantón?
En la cabecera cantonal y las zonas con mayor densidad poblacional, porque el cantón es muy grande y tiene muchas zonas agrícolas, que están dispersas, en las que no se justifica o no se puede invertir en alcantarillado, pero sí damos el servicio de agua potable por tanqueros, y luz. Damos todos los servicios que se pueden aplicar. La zona de La Puntilla los tiene todos. La parroquia Tarifa en 2012 tendrá 100% de alcantarillado sanitario, aguas lluvias y agua potable. Boca de Caña es otro recinto grande que tiene 100% de servicios. Y cuando están los servicios básicos, la gente comienza a mejorar su vivienda, a cuidar las instalaciones, a mejorar la calidad de vida y la autoestima aumenta, lo que es importante.
¿En materia de infraestructura, cuál es su mayor obra en los últimos 16 años?
En las zonas urbanas, el alcantarillado sanitario. En las zonas rurales los caminos vecinales. En mi primera administración, apenas el 20% de la población de las áreas agrícolas tenía carreteras. Ahora, el 90% de los caminos de segundo orden está en buen estado. Los recintos cobran vida porque tienen comunicación día y noche con las áreas urbanas para promocionar sus productos agrícolas o movilizarse por cuestiones de salud. Antes había problemas para trasladar a un enfermo, ahora hay cooperativas de transporte. Todo ello ha mejorado la economía del cantón.
¿Qué diferencias hay en las actividades que sustentaban la economía del cantón en el pasado y las del presente?
Antes, Samborondón dependía básicamente del arroz; ahora con el desarrollo urbanístico surgió la construcción. La gente de los alrededores de la ciudad, del interior y también de la Sierra invierte con la seguridad de que tendrá una plusvalía permanente porque Samborondón se ha convertido en el lugar al que todo el mundo quiere ir a vivir.
¿Qué porcentaje del PIB del cantón proviene de la construcción?
Aquí se construyen viviendas para 1.000 familias por año, y eso que el Municipio pone ciertos límites al desarrollo urbanístico para que sea sostenible, sin problemas de infraestructura, ni de tránsito. Fijamos un mínimo de metros cuadrados de construcción, de terreno, y la exigencia de servicios básicos. En la cabecera cantonal no hay invasiones, excepto en las zonas rurales. Todo se ha hecho con planificación y orden. En Samborondón primero damos el servicio básico y luego permitimos la construcción, no queremos que primero se hagan las casas y luego se den los servicios básicos.
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¿De las 1.000 familias que al año llegan a Samborondón, qué porcentaje proviene de Guayaquil?
Alrededor del 80%.
¿Cuáles son los requisitos en metros cuadrados de construcción?
En Samborondón permitimos terrenos de un área mínima de 300 metros cuadrados para construcción de vivienda unifamiliar.
¿Esa disposición se ha mantenido así en los últimos años o ha variado?
Originalmente eran más. Hay una zona que se planificó para una clase media, que es Ciudad Celeste, donde se permitió hacer construcciones en terrenos que van de 190 a 320 metros cuadrados.
¿Cómo maneja el Municipio el nuevo impuesto a la plusvalía?
Al momento está generalizado en todos los cantones con el 10% que dispone la Ley, pero el Municipio trabaja para regularlo basándose en los tiempos de compra, en si es la primera venta o no. En un mes estará lista la ordenanza y las personas podrán moverse en función de ella. La idea es que la inversión siga y que el impuesto a la plusvalía no la ahuyente.
¿Se aplicaría a los predios nuevos o a los viejos?
A los nuevos y a los antiguos, pero con límites para que no sea un golpe al bolsillo.
En el sector de la construcción, ¿qué tipo de obras es la de mayor auge?
La vivienda. No hay desarrollo urbanístico en Ecuador como el de Samborondón. Y eso nos da satisfacción. La gente busca vivir en paz y seguridad. Luego la educación. El comercio surge por sí mismo.
¿El ordenamiento urbanístico se ha dado sólo con ordenanzas municipales?
En noviembre de 2011 estará listo el Plan de Desarrollo Cantonal, exigido por el Cootad (Código Orgánico de Ordenamiento Territorial), que será un plan para los próximos 10 o 15 años, con políticas que permanecerán sin importar quién sea el alcalde o los concejales.
¿Cómo lo logró hasta ahora?
Con confianza de los inversores, de los constructores y de los compradores.
¿Cómo avizora el futuro desarrollo urbanístico?
El orden se mantendrá y la plusvalía siempre será creciente.
¿El orden del que habla implica que unas zonas sean sólo para vivienda y otras para comercio, educación, diversión…?
Por supuesto, aquí somos muy rígidos. Hay una zona en la que se permiten centros comerciales, discotecas, restaurantes, otra que es básicamente residencial, y una mixta, que se ha creado porque hay demanda para colegios, universidades, casas y comercios. Se permitió combinar esos desarrollos. A medida que se desarrollan las viviendas, permitimos las áreas comerciales, de acuerdo con las necesidades del sector. El nuevo Plan contempla la zonificación de áreas de desarrollo: para escuelas, para ciudadelas, zonas industriales no contaminantes. Samborondón crecerá con orden. Así ha sido todo el tiempo, pero el próximo año ya regulado por el Plan de Desarrollo Cantonal que será inviolable.
¿Cuánto es el aporte del Municipio y cuánto de los promotores inmobiliarios?
Se da en conjunto por la acción del Municipio y de los promotores. Ellos presentan proyectos, los revisamos, los trabajamos, hacemos las correcciones necesarias y seguimos adelante. Eso les da seguridad jurídica para trabajar. La gente invierte aquí con la seguridad de que su inversión se mantendrá y tendrá plusvalía. Eso evidencia que el Municipio ha apoyado con normas y ordenanzas y la gente sabe que se las respeta. La zona nueva de Plaza Lago y Lagos del Batán fue planeada hace cinco años con un concepto moderno, que da al crecimiento de Samborondón fuerza y solidez, y favorece planes para 10 años más.
¿Cómo funciona el tratamiento de aguas servidas en las urbanizaciones?
Solo las primeras cinco urbanizaciones carecían de plantas de tratamiento y están en proceso de construirlas. Inclusive una ya la tiene y quedan pendientes las otras cuatro. Amagua impulsa su construcción. El resto de urbanizaciones sí las tiene, es obligación.
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¿De qué manera se evita el impacto ambiental de esas plantas?
Somos exigentes en estudios de impacto ambiental, antes de, y luego, cuando la ciudadela se entrega, es responsabilidad de Amagua darle mantenimiento.
¿Qué ha hecho el Municipio en materia de protección ambiental y arborización?
Los permisos los regula el Consejo Provincial, por competencia. El Municipio tendrá una unidad de Ambiente y desde allí se regulará además del desarrollo urbanístico, el desarrollo agrícola e industrial. Hace poco se sembraron unos 5.000 árboles.
¿Cuánto aporta el desarrollo urbanístico al presupuesto del Municipio?
El aporte de la zona urbanística es alto, pese a que los impuestos prediales son más baratos. En cambio la plusvalía sí es la más alta del país.
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¿Cómo se distribuye el presupuesto municipal?
El presupuesto es de alrededor de 20 millones de dólares y alrededor del 50% se destina a obras de saneamiento: alcantarillado, aguas servidas, agua potable, pozos de agua. También para parques, malecones y obra social.
¿Cuáles son las labores que realiza el Municipio en obra social?
En salud tenemos un centro de atención de pediatría, ginecología, odontología, que da servicios a la comunidad de lunes a viernes. Esto ayuda mucho porque Samborondón no tiene un hospital del Estado. Ojalá que el próximo año haya uno para reducir la presión que existe sobre los hospitales de Guayaquil. Lo pedimos formalmente al gobierno y esperamos que conste en el Presupuesto General del 2012 para que el servicio sea otorgado por el Estado como lo hace en otros cantones del país. La salud es competencia del Gobierno y si hay que aportar en algo lo haremos con gusto.
¿Cuál es la mayor satisfacción de su gestión?
El fortalecimiento de la identidad de los habitantes del cantón. La gente se siente samborondeña de corazón. La obra pública está hecha y sigue surgiendo, pero la identidad es lo más importante. En la vía a Samborondón, las personas sacan su bandera y saben cuál es el escudo. La relación entre la gente de La Puntilla y de las poblaciones rurales es de permanente asistencia.
¿Cuál es su mayor debilidad?
Ser buena gente. Como político conozco y siento los problemas, las necesidades de las personas de las zonas más deprimidas.
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