Alegría Hervas y Fabiana López de Haro
QUITO

Por: Lorena Ballesteros
Noviembre – Diciembre, 2014
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Alegría Hervas y Fabiana López de Haro

Antes se creía que para mantener un estilo de vida sano era indispensable vivir lejos de la ciudad. La imagen parecía así: una casa aislada del ruido de la carretera, un terreno rodeado de árboles, quizá un huerto en el jardín, rutinas de ejercicio al aire libre, comidas elaboradas en casa, y de ser posible en una tónica del slow food movement. Mientras más despacio se llevaba la vida, más saludable sería para el organismo.

Sin embargo, la vorágine contemporánea poco permite ese ritmo de vida tan pausado. No son muchas las personas quienes todavía tienen el privilegio de residir lejos y conservar una rutina que parece ser de otra época. Lo que sí es cierto, es que la vida urbana ha adoptado nuevos estilos fundados en principios saludables. Hay que reconocer que lo “verde” está de moda; y más allá de ser una simple moda pasajera, es una tendencia que se consolida en las grandes urbes alrededor del mundo. Quito no es la excepción.

Muestra de ello son Alegría Hervas y Fabiana López de Haro; amigas y vecinas, que en busca de una nutrición más equilibrada desarrollaron un nuevo concepto en Ecuador bajo las marca Munai Detox.

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Munai significa quererse a uno mismo. Un principio que parecía caducado. Hoy en día hay tiempo para el trabajo, las reuniones sociales, los quehaceres de la casa, pero pocas veces se dedican espacios para la buena alimentación, para realizar ejercicio o ir al médico a chequeos de rutina, algo en lo que ambas creen firmemente.

Fabiana y Alegría se conocieron en una clase de estimulación temprana a la que asistían con sus hijas Fabiana e Irene. Sus pequeñas rondan la misma edad, viven en el mismo barrio –entre la calle Bosmediano y Av. González Suárez– y comparten objetivos similares: priorizar la maternidad, mantenerse profesionalmente activas, practicar algún deporte o realizar rutinas de ejercicio y no menos importante, sacar provecho de la vida urbana.

“Estábamos muy metidas en el tema de vida saludable y de una buena nutrición. Sobre todo porque la alimentación de nuestros hijos es sumamente importante para ambas”, comenta Alegría.

De hecho, fue ella quien incentivó a Fabiana para que se inscribiera en una clase de TRX. “Comenzamos a ir juntas al gimnasio y eso consolidó nuestra amistad. Al poco tiempo hablamos de emprender un negocio juntas”, señala Fabiana.

Tanto Fabiana como Alegría son madres trabajadoras. Fabi tiene doble titulación en Literatura y da clases de Composición en la Universidad San Francisco. Ale estudió Administración de Recursos Humanos y trabaja por las mañanas en una empresa privada. Los horarios de ambas son flexibles porque priorizan el tiempo con sus pequeños. Alegría tiene dos hijos: Rafael de cinco e Irene de tres.

A pesar de que tenían el tiempo copado con sus rutinas diarias, la idea de crear una empresa propia no las abandonaba. Y sabían que debía ser algo relacionado con alimentación saludable. Alegría se había preparado recientemente para correr una maratón y Hidden aunque probó todo tipo de barras energéticas y suplementos alimenticios, sentía que algo le había faltado.

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Fue entonces que investigaron sobre jugos para detox, que es una especie de CTR+ALT+DELETE para darle un nuevo comienzo al cuerpo. La desintoxicación a través de jugos elaborados exclusivamente con frutas y verduras elimina las toxinas; equilibra el organismo, a la vez que potencia una alimentación más saludable. “Todas las personas pueden y deben hacer una desintoxicación. Se cree que solo quienes fuman o beben corren riesgos, sin embargo, la realidad es que la mayoría de lapoblación mundial ingiere un sinnúmero de hormonas y toxinas a través de los alimentos comunes”, dice Alegría.

Así apuntalaron su concepto de negocio. Su primer obstáculo fue que este tipo de alimentación tenía pocos fundamentos de nutrición. Pero como buenas emprendedoras, lo solucionaron rápidamente y se asesoraron con un experto en el tema. Alan Furmanski, colombiano y autor del libro “Jugos que curan”, diseñó todas las recetas para Munai y les facilitó el know how para que pudieran seguir por su cuenta. “Alan es un coach nutricional seguidor del movimiento de raw food. Él tuvo cáncer terminal, y se salvó gracias a su cambio de alimentación”, asegura Fabiana.

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Las desintoxicaciones se pueden hacer en diversas modalidades. De uno, tres o cinco días. El objetivo es que es en ese período solamente se ingieran jugos; y se recomienda que no pasen más de tres meses entre un detox y otro. Pero también se venden los jugos independientemente al programa de desintoxicación. Hay mamás que los compran para complementar el desayuno de sus hijos, personas que prefieren leche de almendras a la leche de vaca, o incluso para llevarse un jugo de verduras a la oficina para esos días en que salir a almorzar se hace imposible.

Alegría y Fabiana se encargan de las ventas, de la promoción y de las entregas. Cada una lo hace en su tiempo libre. Es una especie de home office, pues reciben las solicitudes vía teléfono o por correo electrónico. Alegría hace los pedidos a sus proveedores de frutas y verduras, según la cantidad requerida. Todo se prepara al día, pues la frescura de los productos es de vital importancia.

Además, supervisan la elaboración de los jugos y la calidad de los procesos productivos. Por eso montaron la planta de Munai en la González Suárez. “Era súper importante que nuestro negocio estuviera en Quito y cerca de donde vivimos. Detesto el tráfico y perder tiempo en desplazarme”, comenta Alegría.

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De hecho, Ale es fiel defensora de la vida urbana. Es de las que prefiere caminar antes que ir en carro, se conoce todas las huecas de su barrio, almuerza en casa con su marido y sus hijos, y durante los fines de semana disfruta de la oferta gastronómica y cultural de la ciudad. Esas son las razones por las que prefiere vivir en Quito y en la González Suárez, particularmente, antes que en Cumbayá y sus alrededores.

Fabi no se queda atrás. Nació en Venezuela pero ha llevado una vida de nómada. Residió en Miami, en Boston y tras casarse con un ecuatoriano vino a parar en Quito. “La gente que vive en casas siempre dice que es importante tener un espacio verde para los niños. Yo vivo en departamento y tengo un jardín comunal. Pero soy de las que piensa que el verdadero jardín de la casa es la ciudad”.

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Por su parte, Fabiana tiene una influencia artística en su vida. No solo porque estudió Literatura, también porque su padre, quien falleció hace unos años, fue un gran fotógrafo. Algunas de sus fotografías están colgadas en las paredes de su departamento, junto con otros cuadros de exquisito gusto artístico. A simple vista se distingue el toque de Fabiana en la decoración de su departamento: piezas asiáticas, adornos hindúes, muebles vintage y otros muy modernos. Es como una especie de resumen de su trayectoria.

Esa afición por la vida urbana, por disfrutar de sus hijos, por sentirse a gusto en sus respectivos departamentos las unió. Ahora que son amigas y socias saben que en su camino todavía queda mucho por recorrer. Hoy es Munai Detox, quizá mañana sea Munai barras energéticas o algo más; solo el tiempo lo dirá.