CAMPANAZO, POR SEGUNDA VEZ
Por Paulina Narvaéz
Es motivo de orgullo, no solo para la desarrolladora inmobiliaria Romero & Pazmiño, sino para el país, su II Emisión de Obligaciones, debido a la importancia que tiene este acto en la evolución del mercado de valores. Esto dinamiza capitales hacia quienes lo necesitan, estimulando la economía, facilitando una mejor distribución de riesgo y democratizando la inversión.
La importancia del sector de la construcción para el desarrollo económico del país es evidente. La presencia de empresas inmobiliarias en el mercado es amplia, sin embargo, son pocas las que transmiten seguridad, solidez y confianza a la hora de invertir recursos en sus proyectos. El factor clave para lograr el objetivo con una emisión de obligaciones es la reputación que la marca ha logrado posicionar en la mente del inversionista, y es ahí es donde destaca Romero & Pazmiño.
Alejandro Pazmiño, Gerente General de Romero & Pazmiño
A lo largo de sus veinte años de trayectoria, la empresa ha marcado huella en Quito, construyendo y comercializando proyectos únicos, con un altísimo nivel de seriedad profesional que ha hecho que sus clientes, nuevos y cautivos, confíen cada día más en ellos.
A esto se debe que, por segunda vez, esa fortaleza se demuestre a través del gran éxito que tuvo su emisión de obligaciones a largo plazo por $2´500.000, que fuera autorizada por la Superintendecia de Compañías e inscrita a través de la Bolsa de Valores de Quito.
Alejandro Pazmiño, gerente general de Romero & Pazmiño, explica cómo, por segunda ocasión en los dos últimos años, la desarrolladora inmobiliaria obtuvo la calificación AAA para la emisión de obligaciones. “Esto demuestra nuestra solidez en el mercado, nuestro trabajo refleja el interés por desarrollar la industria y dinamizar la economía con la construcción de nuevos proyectos”. El beneficio final de esta gestión repercute en la ciudad, no solo a través de sus innovadoras arquitecturas sino también en la generación de empleo.
Es importante entender que este proceso impulsa los beneficios y la trascendencia de contar con una alternativa de financiamiento para las empresas, y genera nuevas opciones para los inversionistas. “La emisión de obligaciones es un proceso mediante el cual se busca dirigir recursos del mercado de valores hacia una compañía. Es decir, en esta segunda emisión que colocamos dos millones y medio de dólares, lo que hacemos es comprometernos con el inversionista que confía en nostros, a devolver ese dinero en determinados plazos y amortizaciones”.
César Robalino, Xavier Romero, Alejandro Pazmiño y Christian Ponce
Con esos recursos la compañía planifica la utilización de estos recursos en el desarrollo de proyectos, logrando un sistema de financiamiento más económico que el bancario, y a la par ofreciendo mayores rendimientos al inversionista, con lo cual dinamiza la economía e impulsa el capital de trabajo para estimular nuevos proyectos.
“Este ejercicio lo que busca es pedir prestado dinero, no al banco, sino a la ciudadanía a través del mercado de valores, con el fin de que las dos partes cumplan sus objetivos tanto de inversión cuanto de rendimiento”.
Alcanzar una calificación AAA no es sencillo, requiere de años de gestión positiva que es analizada por empresas especializadas, para emitir un criterio en función de los balances, del comportamiento de los flujos de la compañía, y de su proyección en base a los planes existentes.
Estructurar esta emisión de obligaciones tomó tres meses desde que manifestaron su intención a la Superintendencia de Compañías, quienes evaluaron, analizaron y aprobaron su factibilidad, para salir al mercado con la oferta de este producto financiero. Esa es la primera etapa del proceso, culminada la cual viene la segunda etapa, la de colocación. La casa de valores hace un esquema de comercialización y notifica a los compradores inversionistas, que pueden ser personas naturales, bancos, aseguradoras, etc., que la compañía emitirá títulos valores y pagará de diversas formas con un interés que varía según el plazo.
En este caso, según explica Alejandro, “la rentabilidad sobre esta inversión va desde el 7% a un año, hasta el 9% a tres años. La casa de valores notifica al posible inversionista, y éste expresa su interés de compra”. Romero & Pazmiño tiene una visión empresarial con objetivos de mediano y largo plazo, y para alcanzarlos se necesita de formalidad. “Cumplimos con todos los requisitos y la normativa legal existente, además tenemos prestigio financiero en función de años de trabajo, basados en valores y principios.
El mercado valora y valida esa trayectoria, confía en la compañía e invierte sus recursos, es decir, presta dinero para la inversión, con el propósito de ganar un interesante porcentaje de rentabilidad. “Esta estrategia de financiamiento está disponible para todas las empresas, -y las inmobiliarias no son la excepción- siempre y cuando cumplan con los requisitos para colocar obligaciones en el mercado para financiar sus proyectos no solo a través de la banca o inversionistas cercanos, sino del mercado financiero abierto”.
Alejandro Pazmiño, Gerente General de Romero & Pazmiño
Está claro que el mercado de capitales debe activarse libremente. “El Estado está en deuda con el país, no ha incentivado ni normado adecuadamente a las casas de valores para manejar libremente la liquidez que existe, dando facilidades para encontrar diferentes mecanismos de inversión”.
Sin duda la emisión de obligaciones da una ventaja tangible a las empresas que cumplen con la ley, pues logran acceso al mercado de capitales para hacer inversiones y empujar sus planes. “Para las empresas que tienen necesidad de recursos para dirigirlos a inversión, es una alternativa más económica que conseguir un crédito bancario, y además genera trabajo. Para los inversionistas es la oportnidad de invertir en empresas serias, y obtener mayor rentabilidad a la que ofrecen las instituciones financieras”, nos dice.
El sector inmobiliario es vital para el desarrollo económico del país debido al encadenamiento productivo y de empleabilidad que abarca esta industria, y parecería que los malos tiempos van quedando atrás. “Afortunadamente ya estamos viendo una reactivación en el sector. Estos últimos cuatro meses han sido extraordinarios en ventas, son los mejores en los últimos ocho años”, afirma Alejandro, economista y MBA, quien lidera de manera óptima esta destacada empresa que responsablemente aporta al desarrollo inmobiliario en Quito.