Por: María Gracia Banderas
Cuando supe que escribiría este artículo sentí profunda ilusión. Gran parte de ecuatorianos fuimos testigos a través de las redes sociales, de aquella heroica llegada a la meta en la competencia Ironman Manta, en la que Roberto arribó con su hermana Gaby, y juntos demostraron al mundo que existe una fuerza más allá de la física: la voluntad.
Es común que, cuando se habla de amor, volquemos nuestro entendimiento a un carácter romántico. Pero existen diferentes manifestaciones de amor, y es este el motor que mueve al mundo de manera positiva; ya sea entre familia, amigos, a la profesión, y por supuesto a la pareja.
Es el amor entre dos hermanos y su voluntad férrea lo que ha hecho posible que seamos partícipes de esta magnífica experiencia, que será recordada por los ecuatorianos como un ejemplo que con profundo orgullo tendremos en cuenta. CLAVE! no puede abstraerse de rendir tributo a Roberto y Gaby, y a toda su familia, a quienes tenemos el privilegio de conocer.
Roberto y Gaby son los últimos de cuatro hermanos, se llevan cinco años de diferencia, pero la relación que tienen es la de dos amigos que disfrutan de su tiempo juntos, se apoyan y aprenden uno del otro.
“La familia es como un equipo y cada uno tiene su rol con respecto a Gaby, yo soy el que le acolita con los relajos”, señala Roberto. Gaby disfruta de la música pop, y entre risas los dos comentan que se han repetido varios conciertos de Fausto Miño, de Chayanne, de Miguel Bosé, y que han visto en vivo hasta a la banda que causó furor en los adolescentes de los años 2000, Kiruba.
Los hermanos tienen una especial aptitud para el arte. Gaby pinta maravillosos cuadros en los que el color es el protagonista, mientras que Roberto tiene la habilidad de captar la realidad a través del lente de una cámara, cuyo producto final son fotografías que hablan por sí solas.
Las actividades al aire libre y los deportes siempre han estado presentes en la vida de la familia Espinosa. Roberto recuerda que desde muy pequeño salía junto a su padre a trotar, “luego mi hermano se hizo ciclista y le seguí en esta afición; también nadé e hice equitación, atletismo, e incluso jugué un poco de fútbol”. Para Gaby, parte de sus actividades diarias involucra terapias que la ayudan a mantenerse activa.
Gaby siempre ha estado presente en todas las actividades familiares, paseos, caminatas, incluso aquellas que implican un poco más de adrenalina y aventura. Así que este tipo de emociones relacionadas al desgaste físico no son una novedad.
Cuando surgió la idea de participar en la carrera, Roberto empezó a entrenar con más fuerza y acondicionó su cuerpo para que resistiera una carga mayor, para que de esta forma la consecución de la carrera fuera óptima. “Lo más importante era que ella se acomode, pierda el miedo y se sienta segura”.
Cabe mencionar que Ironman no es la primera competencia deportiva en la que participan. Ya habían probado la emoción de cruzar una meta, pero no en disciplinas como natación o ciclismo.
Una silla apta para terrenos más sinuosos, una bicicleta para dos personas y sin pedales delanteros, y un kayak atado a los pies de Roberto fueron las herramientas que permitieron que Gaby fuera la deportista estrella de la edición 2017 del Ironman Manta.
Y así los dos hermanos se dirigieron a la competencia de carácter internacional que involucró 113km de recorrido en mar y tierra. “Fue fuerte el trabajo previo, y el rato de la competencia fue como sentarse y divertirse, los dos estábamos súper nerviosos en la partida y luego todo salió muy bien”, añade Gaby.
La confianza mutua para llevar acabo un reto de esta magnitud debe ser absoluta, y es lo que hizo posible que Gaby se atreviera a aventurarse en un recorrido con el que muchos solamente sueñan. “Para mí fue hermoso, porque con él me siento segura, confío mucho, sé que va a hacer todo para que yo esté bien, no va a ir más allá de lo que yo avance”.
Gaby agrega que lo que más temor le produce es asimilar la participación y la preparación mental de verse en un reto de este tipo, “eso me da más miedo que el hecho de estar ya ahí, también saber cómo mi cuerpo va a reaccionar”. Para Gaby es normal tener miedo a lo desconocido, pero lo importante es atreverse.
Es maravilloso observar cómo los temores son solo ideas que con decisión son vencidos. Los hermanos lo hicieron paso a paso. “La primera vez casi me muero, después fui perdiendo el miedo y me encantó”, confiesa Gaby. Lo que la ayudó a dejar de lado el temor a andar en bicicleta fue el apoyo de varios amigos durante las jornadas de pedaleo. “Decidimos convocar a gente para que nos acompañe y salimos a pedalear a Tababela, ahí se olvidó de todos los miedos”, señala Roberto entre risas. “Siempre le presiono un poco para que me acompañe en estas cosas que me encantan”.
“Él y yo aprendimos diferentes cosas, a estar el uno para el otro, y sobre todo tolerancia”, dice Gaby. En el proceso hubo momentos tensos, pero fue una experiencia que les dio un sinnúmero de aprendizajes. No solo a ellos, sino a todos quienes hemos sido afortunados testigos de la gran aventura emprendida por los hermanos Espinosa.
Para Roberto el hecho de compartir con alguien la experiencia de participar en una competencia de esta índole implica que los aprendizajes se multipliquen. “El sentido de satisfacción y del deber cumplido es exponencial. Correr el Ironman y que todo el mundo te apoye es una belleza. A la final sí era la idea entregar un buen mensaje, pero no pensamos que íbamos a llegar a tantas personas, ni siquiera nos imaginamos que íbamos a contar con auspicios”. El principal, entre otras 17 empresas, es Salud S.A., además de personas particulares que se inspiraron con esta causa y realizaron donaciones para que los hermanos contaran con todo lo necesario para concluir su proyecto de manera exitosa.
Ahora el equipo cuenta con un nombre: ‘Fulacolite’, que nació de la iniciativa de ayudar a otras personas y promover la inclusión a través del deporte.
Muchos se han visto motivados con la historia de Gaby y Roberto, y Gaby tiene un mensaje para todas aquellas personas que quisieran tener una experiencia similar, pero que aun no han decidido dar aquel importante primer paso. “Lo primero que hay que hacer es atreverse a soñar, con la ayuda de los demás esos sueños se pueden hacer realidad. Uno tiene que ir peleando para que todos los sueños se cumplan, porque eso no pasará si tú no haces algo”.
Los próximos proyectos de los intrépidos hermanos incluyen correr la Ruta de las Iglesias, alguna maratón en el extranjero, y bucear. “Me da miedo la idea, pero seguro después me encanta y no voy a querer salir del agua”, agrega Gaby, a lo que su hermano añade que “las cosas que dan miedo son las que más valen la pena”.
Roberto comenta que se inspiró en el Team Hoyt (Holland – Massachusetts), en el que padre e hijo cumplieron con varios retos atléticos, entre ellos 72 maratones y siete Ironman. Dick Hoyt, pese a que empujaba la silla de su hijo Rick en las pruebas de atletismo, llegó a imponer un récord personal en el que corrió 5km en un período de 17 minutos.
“El amor es todo, porque si uno hace las cosas con el corazón todo viene por añadidura. El amor es la base fundamental para lograr todo en la vida. Cada cosa que haces te da la fuerza necesaria para ir creciendo cada vez más”, añade Gaby, una gran mujer cuya determinación y dulzura es absoluta.