Jorge y Cindy Romero
INTERNACIONAL
Agosto 2015 – Septiembre 2015
Hace 15 años Jorge Romero emigró de su país natal, México, para escudriñar nuevos horizontes en los Estados Uni-dos. Llegó con su familia a Houston, Texas, donde continuó trabajando en su profesión de ingeniero y arquitecto, dualidad que implica la conjunción perfecta de destrezas para lograr proyectos exitosos en el ámbito inmobiliario.
Mucha agua ha pasado bajo el río en estos años, la familia se integró a la empresa, y juntos han enfrentado distintas situaciones propias del negocio inmobiliario. Tuve el gusto de conocer a Jorge y su hija Cindy en la inauguración del nuevo local de Madeval, empresa ecuatoriana que incursiona en el mercado norteamericano y sin perder un minuto decidí conversar con ellos.
¿A qué se dedica su empresa en Houston?
La empresa se llama Compart Construction, y nos dedicamos básicamente al diseño y construcción de vivienda en terrenos propios. Para hacerlo, evidentemente debemos encontrar las locaciones adecuadas, aquellas que son apetecidas para el segmento de mercado al que ahora nos enfocamos.
¿Cuál es ese segmento?
El de profesionales jóvenes y parejas jóvenes que buscan vivir cerca del centro de Houston, por la facilidad de desplazarse diariamente a sus trabajos. Su capacidad de compra les permite acceder a vivienda de alrededor de medio millón de dólares y nuestra propuesta son casas individuales, tipo town houses, de alrededor de 200m2 que están en ese rango de precios.
¿Los precios de vivienda se han recuperado a niveles normales después de la crisis?
El mercado de vivienda en Houston está subvaluado porque está muy bien regulado, y esto no permite sobre-saltos en precios como ha sucedido en otras ciudades de los Estados Unidos. Además, todas las ventas se hacen con crédito hipotecario, a tasas entre el 4% y 4.25%, entonces, al final del día es el banco el que regula los precios, porque si vas por encima del valor de financiamiento para tu segmento, estás fuera de mercado.
Aún así, la tierra en el centro de Houston debe ser muy cara…
Ha sucedido un fenómeno interesante. Las casas que estaban en el centro de Houston pertenecieron a la clase alta hace muchos años. Por el tráfico, la contaminación y el ruido, los millonarios decidieron moverse a los suburbios y pusieron esas casas en alquiler, dándoles poca atención. La zona se volvió muy fea y los precios bajaron porque no había demanda por vivir aquí.
¿Y ahora?
Estamos repoblando zonas. Surge esta generación de jóvenes que no tienen dinero para comprar mansiones en los suburbios ni tiempo para perderlo en el tráfico. Les gusta caminar y compartir espacios en lugar de aislarse, son en su mayoría europeos y latinos. Ellos empiezan a buscar opciones para acercase al centro de Houston y esto da paso a una renovación de esta zona que estaba descuidada. Muchos desarrolladores la están mirando con gran interés, lo cual se deja sentir ya en la fluctuación de precios de la tierra.
¿Ha evolucionado la arquitectura en Houston durante estos años?
Muchísimo. Si solamente miras los últimos siete años verificas que antes no había nada de lo que hoy empieza a verse. Houston es una ciudad muy tradicional en su diseño, en su arquitectura y en su construcción, tanto así que las casas parecen haberse quedado en el pasado. Lo que nosotros hacíamos en México siempre fue más moderno y contemporáneo, y ese estilo empezamos a implantarlo en nuestros proyectos acá.
¿Hay acogida para lo moderno?
Lo tradicional va quedando atrás y la ciudad está en una etapa de transformación arquitectónica maravillo-sa. La mayoría de nuestros clientes son extranjeros, principalmente europeos y latinos que llegan por su trabajo en empresas multinacionales, y se ven atraídos por la zona céntrica pero quieren viviendas modernas y espacios interiores bien diseñados.
¿Qué refleja la arquitectura interior de sus pro-yectos?
Los espacios sociales son abiertos y permiten contacto visual y auditivo entre ellos, de tal manera que cocina, comedor y sala son un solo ambiente. En otra planta están los dormitorios y baños que son más privados, y el techo se convierte en terraza, con terminados que permiten colocar mobiliario de exteriores y bbq para disfrutarla como una sala adicional al aire libre.
¿Cuál es el punto focal en interiores?
Indudablemente la cocina, y no lo digo solamente por-que ahora la tendencia es a tenerla bonita porque está abierta. Lo digo porque cuando tú pretendes vender una casa nueva y la muestras a un potencial cliente, lo que enseñas son espacios vacíos, áreas que deberán ser amobladas para cobrar vida. Lo único que está ambien-tado y totalmente equipado es la cocina, es decir que de su atractivo depende la rápida decisión de compra. En este sentido, Madeval ha sido una estupenda opción para nosotros.
¿Cómo conociste los productos de Madeval?
Vimos un catálogo de ellos y poco tiempo después recibimos la llamada de Tita, la representante, porque quería reunirse con nosotros para presentarnos sus productos. Nosotros habíamos batallado para encontrar este tipo de diseño más moderno que no lo tienen otros proveedores, y va más acorde a nuestra arquitectura. Madeval nos ofrecía diseño y calidad, y también nos brinda un servicio extraordinario. Sus muebles de co-cina le dan ese toque que completa nuestra propuesta y complementa el diseño arquitectónico de las casas que vendemos.
¿El comprador americano es muy distinto al europeo o latino?
Hay una enorme diferencia. El americano se va por el precio, se fija en cuánto le costará la hipoteca cada mes, y si la puede pagar, de ahí en adelante casi nada más importa. El europeo es caminante por naturaleza, y busca ubicaciones que se presten para andar. El latino pretende estar en una zona donde se pueda convivir socialmente, quiere calidad en acabados, y entiende de funcionalidad de los espacios porque hace mucha vida familiar. El gusto por lo estético, las entradas de luz natural y las vistas, el estilo arquitectónico y los detalles de interiores, son muy importantes para eu-ropeos y latinos.
¿Les costó entender el mercado?
La mayoría de constructores que hay en la zona tienen el mismo diseño entre ellos, se copian unos a otros y todo luce igual. Llegamos nosotros con detalles que traíamos de México para implementarlos en una cultura distinta, y llamó la atención. Fue un choque de estilos, pero afortunadamente gustó mucho. La primera expe-riencia que tuvimos en diseño fue en una casa ubicada en una zona muy tradicional que se vendió al segundo o tercer cliente que la visitó.
De todas formas, me imagino que la compe-tencia es fuerte…
Es feroz, pero nos ha ido bien porque nuestro estilo no es marcadamente mexicano ni americano, es global. Nuestra arquitectura entiende dónde empieza la fun-cionalidad y dónde empieza la estética, y es ahí donde está la esencia. Saber diseñar y saber construir son la clave del negocio, siempre y cuando seas competitivo en precios, porque el sistema de negocio americano es construirlo lo más barato posible, pensando en que se pueda vender lo más rápido y más caro posible. Un arquitecto americano puede hacer la misma exacta casa 20 veces en la misma calle, y las hace rapidísimo; pero nosotros estamos en el extremo totalmente opuesto.
¿Cuál es ese extremo?
Nuestro lema es “para qué hacerlo fácil si nos podemos complicar”, y disfrutamos intensamente de que cada nuevo proyecto tenga su personalidad y su carácter propios, así eso nos tenga trabajando hasta la ma-drugada. El inversionista americano está para hacer dinero, y a partir de ahí lo tiene todo sistematizado. Muchas veces compra los planos hechos, o copia lo que alguien más ha creado, para implantarlos en la tierra que va a desarrollar.
¿Se entendería que es una propuesta exclusiva?
Nuestros clientes dicen que nuestros diseños son “cos-tume made”, es decir, hecho a la medida. Este mercado deja espacios para una arquitectura personalizada, con filosofía e idealismo como la nuestra, y los estamos aprovechando sin descuidar detalle, porque al final del día somos conscientes de que el ingreso, menos el costo, es la rentabilidad que te queda.
Calificarían éste como un buen momento in-mobiliario en Houston?
Es un tema de ciclos. El lema acá es que si aprendes a manejar el ciclo hacia abajo y sobrevives al primero, en el segundo vas a hacer dinero y en el tercero pue-des volverte millonario, porque hay oportunidades para aprovechar y con experiencia de sobreviviente las podrás detectar. Estamos en un buen momento, que nadie sabe cuánto durará, pero Madeval abrió sus puertas en el instante preciso. Tita ha hecho una estupenda labor de mercadeo y ventas. Madeval tiene ya un nombre en este mercado, y se lo ha ganado a pulso.