Educación innovadora en un espacio exclusivo
Por: Lorena Ballesteros
La educación inicial ha dado un giro de 180 grados. Antes, los centros de desarrollo infantil o guarderías ofrecían básicamente cuidado de niños entre dos y cuatro años, con horas de juego, fortalecimiento de destrezas sociales y aprendizaje básico para la edad. Sin embargo, la dinámica actual, en la que en la mayoría de hogares madre y padre trabajan, el servicio que ofrecen las guarderías es más amplio. Y esto no se refiere únicamente a la extensión de sus horarios, sino también a la oferta curricular.
Es en este contexto que Fernando Najas, arquitecto y emprendedor, conformó un equipo altamente especializado en educación, administración, arquitectura, nutrición y tecnología, para abrir las puertas de un revolucionario centro de desarrollo infantil. Se trata de Preescolar El Parque, un lugar único en la capital.
Situado en la calle Baquerizo Moreno, frente al tradicional parque Gabriela Mistral, el preescolar se ha instalado con la mejor infraestructura y tecnología posible para ofrecer educación inicial de primer nivel. Aquí pueden acudir niños desde uno hasta cinco años de edad. El horario se hace extensivo hasta la tarde con la posibilidad de varias actividades extracurriculares que van desde cocina, arte, idiomas, danza, gimnasia, entre otras. La capacidad total es de 60 niños divididos por edades.
Ingresar en este lugar es una invitación a cambiar el chip de adulto y sustituirlo por el de niño. Parecería que lo que ocurre en la ciudad es completamente ajeno. Aquí todo está adecuado a la estatura de los niños: baños, mobiliario, accesos, materiales… Su interior es luminoso, integrado y sumamente colorido. Es literalmente como entrar a un parque infantil, con la ventaja de que aquí, además de diversión, el aprendizaje está garantizado.
La concepción de El Parque sentó sus bases desde el diseño arquitectónico. El arquitecto David López, colaborador del proyecto, comenta que fue diseñado como una especie de burbuja en la que se combinan espacios internos y externos, sin que el clima de Quito afecte en las dinámicas diarias. “En Quito el clima puede ser caluroso o lluvioso, y a los padres de familia les preocupa que sus hijos jueguen en el sol o se mojen en la lluvia”, comenta David. Pero en El Parque la condición climática no afecta, pues su estructura se asemeja a la de un gran invernadero.
Los espacios internos se refieren a las distintas aulas, y en los espacios externos o áreas comunes, los niños aprenden y se divierten con un frondoso huerto, una sala de bonsáis y una especie de acuario con varias peceras, mientras una pantalla reproduce material relacionado con la vida marina.
La estructura está compuesta básicamente de hormigón y combinada con vidrio triplemente reforzado, de manera que si se triza no explota, ni se rompe. Además, cada baranda está decorada con stickers como medida de seguridad. Se ha utilizado este material porque aporta luminosidad y sobre todo porque se ancla con el concepto de transparencia. En El Parque todos los espacios están integrados y las aulas son abiertas. Para cerrar espacios, como el área de teatro, se utilizan persianas a control remoto que brindan mayor privacidad para presentaciones o proyecciones.
La higiene es otro aspecto fundamental. Desde que ingresan los niños se retiran sus zapatos y utilizan unas zapatillas tipo crocs. Así se evita que las bacterias y suciedad de la calle se impregnen en las instalaciones. El Parque cuenta con un cuarto para la siesta de los más pequeños, espacio que se desinfecta y purifica con un sistema de ozono. Las paredes de las aulas están cubiertas por el mismo material de un pizarrón de tiza líquida, lo que hace que además de poder “escribir y rayar” en ellas, también se puedan limpiar con desinfectante después de cada clase.
La edificación está construida en dos plantas. En la primera planta se encuentra la sala de danza y gimnasia, el área de estimulación temprana, la enfermería, el arenero, el huerto, el acuario, la cafetería para adultos y la de niños; así como las aulas educativas.
La escalera para subir al segundo piso cuenta con pasamanos para niños y para adultos, además de fibras antideslizantes. En esta planta, además de la cocina y las oficinas administrativas, se ubican las clases especializadas y de extracurriculares como arte, música, el explorium que es el aula de ciencia, y la maravillosa casa de cristal.
La casa de cristal merece mención aparte porque es la representación perfecta del hogar. Cuenta con una cocina que tiene toda la línea blanca fabricada en madera. Cuenta con su propia vajilla y utensillos. Hay un comedor y una sala perfectamente decorados. El dormitorio tiene dos camas twin con clóset con cajones, y televisor. Además, un cuarto de estudio con computadora y baño completo. Esta representación lúdica de la vida en casa, permite que los menores se familiaricen con todas las tareas que allí se realizan y que puedan aprender mediante el rol play.
Y es que la educación experiencial es la médula de El Parque. “Aquí rescatamos todas las experiencias previas de los niños y construimos en base a eso”, comenta Patricio Novoa, el asesor pedagógico. Patricio además nos cuenta que cada una de las dinámicas de aprendizaje está diseñada de acuerdo a la edad. En edades tempranas la concentración es dispersa, por eso las actividades deben establecerse en períodos de entre ocho y diez minutos. Las estrategias aplicadas corresponden a metodología High Scope, Montessori, Reggio Emilia y Constructivismo, e Interaprendizaje.
También es importante resaltar que la tecnología está inmersa en todos los aspectos, desde aprendizaje hasta seguridad. En materia de educación los niños desarrollan destrezas digitales y utilizan la tecnología como herramienta educativa. El centro infantil dispone de tablets para ciertas actividades y las aulas cuentan con pantallas para reproducir material audiovisual.
El preescolar cuenta con rigurosos sistemas de seguridad y control para ingreso al plantel. La asistencia se maneja a través de un código de barras y cada niño tiene su carnet personal e intransferible. El cuarto máster, en las oficinas administrativas, cuenta con un sistema de cámaras de vigilancia que permite monitorear todas las actividades y cumplimento de tareas asignadas.
Finalmente, pero no menos importante, está la nutrición. El Parque dispone de menús diarios programados por nutricionistas infantiles, que ofrecen alimentación balanceada y en las porciones adecuadas. Los niños tienen su propia cafetería, al igual que un área para pequeños chefs en la cual se imparten clases de cocina. Así se familiarizan también con prácticas culinarias y hábitos alimenticios.