MÁS VIVA QUE NUNCA
Fotos: Lorena Calderón
Un aniversario más de la fundación de San Francisco de Quito se celebrará este año con un sinnúmero de actividades. Cada evento tiene lo suyo. Cada rincón de la ciudad se viste de fiesta. Cada plato tiene un sabor especial y cada canción saluda a Quito.
Foto: andresrocarey.com
En medio de tan diversas emociones recibiremos a los mejores toreros del mundo que llegan a rendir homenaje a esta profunda y arraigada afición quiteña. El místico, y casi centenario escenario, será el ruedo de la Plaza de Toros Belmonte, reducto de los amantes de la fiesta brava que protegen con nobleza el papel que la historia les reclama.
El mágico ambiente es casi indescriptible bajo las estrelladas noches quiteñas. Miles de voces entonan el Himno a Quito y el sonar de los clarines da inicio al espectáculo más tradicional y esperado de la ciudad. Un paseíllo de antología abre el festejo. La casta del toro bravo deja sentir su presencia en la arena de este ruedo que tanta historia ha visto pasar. El torero enfrenta su bravura, se juega la vida en un duelo lleno de verdad. El público, en cada olé, sentirá vibrar su corazón con inefables emociones.
Se destapa el vino, se convida la tortilla, se saluda con amigos a quienes solo encontramos en los tendidos, y entre palmas y cantares viviremos noches que evocan imborrables recuerdos en el anecdotario de nuestra tradición taurina. Cómo no mencionar a la Virgen de la Esperanza de Triana, hermosa señora que desde esta pequeña Plaza, desde el mismo centro del mundo, recibe a la luz de las velas un merecido homenaje a sus gracias y bondades.
De la Belmonte saldremos todos echando imaginarios pases al viento con nuestra afición por muleta y los sueños por montera. Esa alegría se derrochará en la ciudad, en tertulias de amigos, en bares y restaurantes, o en las famosas chivas que recorren las calles de una maravillosa ciudad que celebra sus fiestas.
El Ilustre Municipio Metropolitano de Quito, con el apoyo de la empresa privada, ofrece una vasta agenda de eventos que incluye el Desfile de la Confraternidad, conciertos, fiestas populares, exposiciones de arte y más. Hay para todos en estas emblemáticas fechas, para que cada quien vaya su aire, pero respetando la libertad del prójimo y su derecho a decidir. Una gran ciudad como la nuestra es la suma de diversidades, y su fortaleza reside precisamente en que ese todo confluye en el equilibrio de su existencia.
Será largo el año que habremos de esperar para revivir lo que Antonio José Cela describió como un “arte misterioso, mitad vicio y mitad ballet”. Si Dios reparte suerte, nos volveremos a ver en la Belmonte.