Por: Caridad Vela
Varios analistas coinciden en que lo fundamental en la gestión económica es tener cifras claras para entender la realidad y tomar correctivos. Un país que gasta más de lo que recibe no es solvente, es un país en crisis. Reactivarlo implica salir del escritorio y trabajar en territorio.
Es fundamental conocer la situación de la empresa privada y entender sus necesidades. También lo es revisar la obra pública que está en ejecución y comprobar el correcto uso del dinero, pero atender los problemas sociales es urgente.
Pablo Arosemena está a la cabeza del Ministerio de Economía y Finanzas. Es su responsabilidad tomar decisiones de radical importancia para ejecutar el plan económico del gobierno, cuyo objetivo es la reactivación. “El corazón de ese plan tiene enfoque social con orden fiscal”, nos dice al iniciar la entrevista.
¿Hábleme de las cifras positivas del gobierno?
Hay datos interesantes. Hemos logrado un récord en la historia del país alcanzando $9.500 millones en la reserva internacional. Ojo, esos recursos son de los GADs, de las prefecturas, de los depositantes que tienen su dinero en las instituciones financieras, y solo una pequeña parte le corresponde al gobierno nacional. Aun no llegamos a los $15.000 millones que debería tener esa cuenta, pero vamos por buen camino. Otro dato importante, cuando arrancó este gobierno el déficit fiscal era de más de cinco puntos del PIB, este año cerraremos en alrededor de dos puntos, es decir, vamos achicando el hueco y poniendo orden en el manejo de recursos.
¿Crece también la recaudación tributaria?
Las ventas son el pulso de la economía. Esa cifra muestra un acumulado de $120.000 millones entre enero y julio. Esto supera el mismo período de 2019, año pre pandemia, que es el que debemos usar como comparación. Esto se da a pesar de los 18 días de paralización en el mes de junio, que constituyeron un palazo en la cabeza del sector productivo y le costaron al país más de $1.000 millones entre la afectación a la producción petrolera, daños a bienes públicos y privados, y además está el lucro cesante, que según estimación del Ministerio de Producción llegó a más de $2.000 millones que el sector privado no vendió.
¿Las cifras de generación de empleo?
Esa es otra cifra positiva que se desprende del acertado manejo económico. Si bien el INEC obtiene sus cifras a través de encuestas, la forma más real y contundente de saber cuánto empleo se ha generado es verificar las nuevas afiliaciones al IESS. El último dato que tenemos muestra un incremento de 116.000 nuevos empleos formales en el último año. Todos estos son indicadores del comportamiento de la economía, y lo puedo resumir en una palabra: reactivación.
Pero en la calle se percibe lo contrario…
El deporte nacional es la queja hacia afuera, pero cuando el empresario cierra la puerta y habla con su equipo de ventas la realidad es otra. En conversaciones informales he escuchado a distintas empresas afirmar que este año duplicarán las ventas del año pasado, otros estiman crecimientos de entre el 10% y el 15%. Estos datos van de la mano de otros que también muestran horizontes favorables, por ejemplo, tenemos más de $5.000 millones en compromisos de contratos de inversión que ya se han firmado, algunos ya se están ejecutando y otros pronto empezarán a materializarse.
¿En qué sectores se darán esas inversiones?
Hay proyectos para el sector petrolero, minero, energías renovables, turismo, comercio y retail, entre otros. Lo positivo de Ecuador es que ofrece una amplia gama de posibilidades para recibir nuevas inversiones, pero lo que más se valora es que en el contexto regional, nuestro país es como un faro de luz. Acá hay un gobierno con visión de libertad y un norte económico que va marcando esa libertad.
¿Esa luz puede verse opacada como consecuencia de las pretensiones del sector indígena?
Veámoslo del lado positivo. Los reclamos hechos en el marco de las manifestaciones de junio nos han llevado a unas mesas de negociación para lograr acuerdos. En la mesa de la banca pública constatamos que de parte de ellos había expectativas muy grandes, pero encontramos un punto medio para que puedan acceder a mejores condiciones de financiamiento. Estamos haciendo algo histórico con el crédito de las oportunidades, al 1% de interés y a 30 años plazo. Ya se han entregado más de $100 millones a decenas de miles de ecuatorianos, y hay $1.000 millones disponibles para utilizarlos en este crédito. Además, ya no está destinado solo al emprendedor rural, sino también urbano, y lo hemos abierto para artesanos, comerciantes, proyectos de turismo, de cultura, etc.
¿Qué pasó con la condonación de las deudas?
El emprendedor sabe que hay muchos tropiezos en el camino y lo que necesita es oxígeno para levantarse. Ellos no quieren que se borren las deudas, no están pidiendo condonación, lo que quieren es que se eliminen las presiones de cobro, las coactivas, y que se amplíen los plazos para pagar sus deudas. Eso fue lo que hicimos para lograr el acuerdo y cerrar esa mesa.
¿Y el tema del subsidio a los combustibles?
También estoy optimista con respecto a esa mesa. Creo que en 30 días se logrará lo que no se ha logrado en 30 años. La realidad es que este año Ecuador dedicará $3.800 millones al subsidio de combustibles. Eso es más que lo destinado a educación, salud o seguridad, que reciben $3.000 millones aproximadamente. ¿Qué te dice esto? Que tenemos un problema de prioridades nacionales y hay que hacer cambios, pero necesitamos el apoyo de todos porque es la oportunidad para focalizar los subsidios. Es injusto que quien merece un subsidio no lo reciba, y es igualmente injusto que quien no lo merece sí lo reciba. Nos hemos puesto de acuerdo con el sector indígena en que debe haber un principio tanto de solidaridad como de eficiencia, para la focalización.
¿Qué nivel de reducción en el monto destinado a subsidios se logrará con la focalización?
Cualquier reducción que logremos será mejor que lo que tenemos hoy con un subsidio indiscriminado. Si podemos aliviar recursos en alrededor del 10%, estamos hablando de $380 millones que servirían para fortalecer salud y educación.
¿Se mantendrá el subsidio al sector camaronero con este plan de focalización?
Nuestra visión es generar eficiencias en el sector productivo con reglas claras, sin reglas raras, para que sea muy competitivo, pero los subsidios nunca han sido parte de nuestra visión. Creemos que el subsidio tiene que ser focalizado única y exclusivamente para aquellos sectores sociales vulnerables que realmente lo necesitan. Ecuador está en vías de desarrollo, los recursos no sobran, el presupuesto es deficitario, hay que priorizar, y la prioridad es lo social.
Hace poco circuló el porcentaje de ejecución presupuestaria de los ministerios. Llama la atención la baja cifra en los ministerios de vivienda y obras públicas. ¿Qué sucede con esos dos sectores que son grandes dinamizadores de economía?
Circuló en medios un dato extemporáneo que vale la pena aclarar. Las cifras reales cortadas al 8 de agosto muestran una ejecución presupuestaria del 74.67% en el Ministerio de Vivienda. El MTOP dispone de $250 millones para construir obra pública en los cuatro meses que quedan del año. Pero además hay un concepto en el sector público que hay que entender: el presupuesto es deficitario, los gastos corrientes, que es la parte gruesa, son sueldos y salarios. Eso es inflexible, no se lo puede bajar, incluso va a aumentar si vemos la sentencia de la Corte Constitucional que nos obliga a subir casi $500 millones en sueldos para el sector de educación. En este escenario, ¿cómo cierras la brecha fiscal?
Dígame usted…
Ecuador tiene que decidir si quiere tener déficit fiscal o quiere tener un gran presupuesto de inversión, porque las dos cosas no son compatibles. La única forma de tener un país viable en el tiempo es cerrar el hueco fiscal. Y mientras se hace eso, hasta lograr el superávit que lo proyectamos para 2025, no hay cómo destinar más recursos a inversión pública. En este sentido, nuestro modelo de desarrollo está basado en inversión privada, donde las delegaciones, concesiones y alianzas público privadas son las que pueden dar ese gran impulso para generar proyectos de infraestructura.
Otra opción sería inyectar mayores recursos a obra pública y poner a girar la rueda productiva. Así los resultados regresarían al Estado en términos de mayor recaudación, mayor producción, y ayudarían a cerrar la brecha fiscal, además de generar empleo…
Pero aumentamos el déficit. Si aumenta el déficit rompemos el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y la rueda que ponemos a girar es la de perder acceso a los mercados internacionales de financiamiento. Pero más allá de eso, el déficit fiscal hace daño a Ecuador, hay que cerrarlo, hay que hacer un gran sacrificio que nos tomará los años de este gobierno, y lo estamos haciendo porque somos responsables con el futuro.