Por Alegría Guarderas
El muralismo es un movimiento artístico que cada vez prospera más en las ciudades. En Quito, por ejemplo, varios murales se han convertido en grandes lienzos con pinturas que expresan manifiestos ideológicos, políticos, religiosos y culturales; y, como con cualquier obra de arte, cada persona tiene su juicio de valor, le puede agradar o desagradar. Lo cierto es que este tipo de arte urbano es una realidad visible dentro de las urbes.
Mónica Vásquez, conocida como Mo, es una de las exponentes de arte urbano en Ecuador. Estudió carreras cortas relacionadas a artes visuales en Buenos Aires, Argentina. Cuenta con una amplia trayectoria profesional que abarca ilustración de libros infantiles, elaboración de murales en espacios públicos y privados, talleres de pintura, diseño gráfico y obra independiente.
Mo se involucró con el muralismo hace varios años a través de festivales. “El primer acercamiento que tuve con arte urbano fue en el festival Arte en la Calle en Quito”, comenta. Otros de los festivales en los que ha participado es Fiesta de Colores en Bahía, donde el tema fue la reconstrucción de la ciudad a través del arte; y, Tandana Fest en Guápulo, que fue sobre el cuidado y conservación del medio ambiente.
Los murales de la artista se pueden apreciar en varias localidades de Quito, entre estas, el Jardín Botánico, Guápulo, la Plaza Yerovi, Comuna de Lumbisí, el Museo Interactivo de Ciencia, el Museo de la Ciudad, Galería Artik, Parque Urbano Cumandá, el Instituto Metropolitano de Diseño; y además en otras ciudades del país como Cuenca, Guayaquil y Zamora. Recientemente pintó la fachada del Hotel Selina en Montañita.
Foto Belén Velasteguí
Los murales de Mo hablan por sí solos, y transmiten la personalidad de una mujer talentosa, espontánea, llena de imaginación y comprometida con el medio ambiente. En la mayoría de sus pinturas predomina la naturaleza y los animales, plasmados desde una perspectiva surreal y creativa, logrando que las personas cuestionen y analicen la obra. “Me gusta que la gente se conecte con mis obras y que tenga una libre interpretación de lo que pinto”, nos explica.
Pero ¿en qué realmente aporta el muralismo a las ciudades? Para Mo, el arte urbano, además de aportar estéticamente y embellecer las ciudades, es un lenguaje que tiene como propósito expresar un mensaje a los ciudadanos. En el caso de la artista, ella busca concientizar respecto a la importancia de cuidar y respetar el medio ambiente. “Lo que me interesa más allá de que una pared quede bonita, es generar conciencia en la gente de la importancia que tiene la naturaleza. Vivimos tan enfrascados en la ciudad que muchas veces nos olvidamos que dependemos de ella –la naturaleza- para sobrevivir”.
Foto Marco Andrés Gaete
¿Se podría considerar a Quito como referente de arte urbano? Consultamos esto a la artista, y ella piensa que “Quito, en comparación a otras ciudades de Ecuador, es donde más se está desarrollando el tema de arte urbano, inclusive la gente ya sabe diferenciar entre un graffiti y un mural. Barcelona es un referente por la cantidad de festivales de arte urbano que hay y por las vinculaciones que hay con galerías. Es parte de su cultura”.
Las obras de Mo transmiten y dan vida al lugar donde se encuentran. Es inevitable no adentrarse en sus pinturas, recordar la grandeza que nos ofrece la naturaleza y sorprenderse con la interesante mezcla de colores que utiliza. “Los colores son el vínculo más cercano que tengo con el arte. Empecé a pintar en blanco y negro porque es el esqueleto del dibujo. Después comencé a utilizar una gama de colores secundarios. Ahora utilizo bastante tonalidades fuertes como el turquesa y fucsia, y también he realizado murales en tonalidades azules, porque estos colores me asocian con el cielo y mar”, añade.
Foto Daniela Roepke
El proceso creativo para elaborar los murales es casi siempre el mismo, puede variar dependiendo de si es una obra comisionada o elaborada en un festival. A la hora de pintar llegan momentos de inspiración que pueden dar un giro a la planificación inicial. “Antes de pintar investigo el lugar, me familiarizo con el entorno, analizo la vegetación que se puede encontrar, converso con las personas que transitan y viven por ese sector, porque de esa manera puedo enraizar la pintura al espacio. Después realizo un boceto, coordino la parte técnica y pinto. Es importante tener una estructura y base para guiarme, sin embargo, me gusta ser espontánea”.
Fiel a sus ideologías, la artista desarrolló un proyecto de pintura titulado “Orgánica”, el cual se relaciona con la vegetación y el reciclaje en el espacio público. Mo comenzó este proyecto en una residencia de arte en Buenos Aires, y pretende replicarlo en otras ciudades. “Este proyecto ensambla plantas reales al mural. Me gusta que la obra tenga vida”. Además, sembrar plantas se ha convertido en parte de su cotidianeidad.
Foto Luis Loaiza
Otra de las cosas que enriquecen a Mo es el aprendizaje que obtiene de las personas. “En la comunidad Shuar donde estuve nos enseñaron a hacer pigmentaciones con las cortezas que tienen ahí. Fue una experiencia alucinante” nos cuenta.
Por otro lado, en agosto de 2018 realizará una exposición pictórica en la Galería Más Arte en Quito. Además, como parte de sus metas profesionales, la artista anhe la esparcir y plasmar sus pinturas en todo el Ecuador. “Me interesa que mis obras estén en todas las regiones”, nos comenta con ilusión.
El taller de Mo es en la Galería de Arte Artik, ubicada en la Avenida Julio Zaldumbide y Toledo, en el sector de la Floresta en Quito. Ahí encontramos a la artista estudiando, investigando, soñando y sacando adelante nuevos proyectos.