ENCLAVES EN UN RÍO
Por: Pablo Vázquez Pita
corresponsal en España
De pequeños, en las escuelas españolas, teníamos que conocer los cotilleos familiares de los accidentes geográficos patrios: “El-río-Duero-nace-en-los-Picos-de-Urbión”. Luego uno va sabiendo que ni el Duero es tan nacional (se escapa hacia Portugal), y que ni siquiera es tan Duero, sinó más bien, donde dije Duero, digo Douro, que es cómo le llaman en el país vecino. Y sigue su curso hasta que al llegar a Oporto se disuelve entre las otras aguas del Atlántico.
Francisco Vieira de Campos y Cristina Guedes son testigos cotidianos. Abrieron su estudio de arquitectura en Oporto hace ya más de veinte años, después de haberse formado con maestros como Eduardo Souto de Moura o Álvaro Siza, adoptando como estandarte el Less is more de Mies Van der Rohe. Dos décadas de trabajo en las que han ido emplazando buena parte de sus proyectos, sigilosamente, en distintos parajes cercanos al río Duero, partiendo de cero en cada ocasión.
PENDIENTES DOMESTICADAS
Peso da Régua es una población situada en el Alto Douro Vinhateiro, una región declarada Patrimonio de la Humanidad por el atractivo de los cañones que recorre el Duero. Su paisaje, en parte, es el resultado del proceso de obtención del famoso vino de la zona. En esta localidad se sitúan dos de los proyectos más conocidos de Menos é Mais, que en realidad se podrían considerar una única intervención: la ampliación de la bodega y del hotel Quinta do Vallado. La nueva bodega es una pieza simple en su materialización exterior mediante losas de pizarra, pero se presenta repleta de distorsiones en la forma que va adquiriendo al adaptarse al terreno. “La resolución de una bodega que funciona por gravedad obliga a entender todo el sistema productivo y a un gran rigor, disciplina y restricción en la implantación de las cotas de los edificios. Los nuevos volúmenes crean una relación de tensión y equilibrio entre edificios y topografía, integrándose en el terreno sin dejar de afirmar su naturaleza artificial”, aclaran desde Menos é Mais.
Por su parte, en el edificio del hotel, muy próximo a la bodega tanto física como conceptualmente, los arquitectos proponen la perforación de la piel de piedra, resultando una serie de grandes huecos que siguen el ritmo de las habitaciones. “El proyecto se concentra en resolver la inserción de un nuevo volumen condicionado por un largo y expresivo muro portante de pizarra, que dibuja una acentuada curva en el terreno”.
DOS COTAS
Aguas abajo, casi en su desembocadura, el Duero atraviesa la segunda mayor área metropolitana de Portugal: Vilanova de Gaia a su izquierda y Oporto, sede de los arquitectos, a la derecha. Menos é Mais ha trabajado con intensidad en la orilla de Gaia, concretamente en dos grupos de proyectos: una serie de bares con vistas al río y la instalación del teleférico que enlaza las zonas baja y alta de la población.
El diseño de los bares de Gaia recuerda a un tren. Y algo tiene que ver, según aclaran los proyectistas: “Por el uso efímero y por la movilidad implícita, la resolución de los bares tuvo en cuenta el diseño eficiente de transportes como roulottes, barcos, trenes o aviones. Una caja de estructura metálica, con dos fachadas de vidrio, vence un vano de 18m, resuelto con un espesor de 35cm en todo el perímetro, que enmarca el paisaje”. Pero lo esencial son sus posibilidades de crecimiento y multiplicación: “Cuando los promotores sintieron la necesidad de aumentar el área de cocina, se diseñó un nuevo módulo que simplemente pudiese ser añadido al conjunto original, probando la flexibilidad del sistema conceptual y constructivo. Si los Bares de Gaia pueden ser vistos como prototipos, módulos que pueden seruniversalmente aplicados y combinados, entonces la Explanda Ar de Río es la última pieza de este kit”. La propuesta para el Bar Ar de Río constituye el perfeccionamiento del prototipo, que desdibuja los límites de la estandarización y de la propia arquitectura. Los arquitectos idearon una propuesta que trata esencialmente sobre “cómo la piel se convierte en estructura”. El nuevo volumen se configura a través de una malla metálica de forma hexagonal con el canto necesario para salvar la luz del local.
Desde la zona baja de los bares se puede acceder a la estación del teleférico para alcanzar el barrio alto. El proyecto del teleférico quizás sea el mejor ejemplo de que para el estudio cada ocasión significa partir de cero. Para el edificio de la cota inferior los arquitectos propusieron “una estructura simple y pragmática inspirada en la osamenta de un barco: un esqueleto de acero con elementos verticales de aluminio suspendido sobre una estructura central (quilla) en hormigón, formando dos grandes ménsulas”. Sin embargo, para la Estación Alta, con un impacto visual mucho mayor, cambiaron radicalmente la estrategia: “se disimula en el muro-contrafuerte existente y pretende tener un carácter neutro y abstracto, sin lenguaje, casi atemporal”.
LITORAL
Un poco más adelante las aguas del Duero son ya mar. El puerto de Leixões, como todos los puertos, es un mundo aparte. Acumula mercancías que dentro de unas horas pueden estar ya a cientos de millas. En este contexto se plantea la rehabilitación de una barrera de contenedores existente, destinada a reducir el impacto de las operaciones de descarga de materiales. El estudio plantea una intervención con una fuerte carga gráfica, incorporando fragmentos de la obra de Álvaro de Campos, Ingeniero Naval (heterónimo del poeta Fernando Pessoa) que “valoriza simbólicamente la función portuaria del muelle como plataforma de encuentros internacionales fundadora de un mundo nuevo, en vez de sublimarla en el paisaje urbano.”
Siguiendo la costa portuguesa hacia el Norte se llega a la localidad de Afife y a un nuevo proyecto del estudio, en este caso una vivienda unifamiliar. Como se ha visto, Francisco Vieira de Campos y Cristina Guedes han diseñado edificios con funciones muy distintas, y la doméstica ha sido una más entre tantas. La de Afife es una vivienda con un esquema en forma de “U”, que “resulta de la solución encontrada para resolver la combinación entre la máxima protección y la máxima abertura”. El elemento principal del proyecto es el patio central, abierto al paisaje circundante. Como en los proyectos de Peso da Régua, los arquitectos crean la imagen exterior a base de losas de pizarra: “La forma y los materiales buscan desde el principio la simplicidad y la contención de medios, la opción de aplicar un único material de revestimiento en todas las superficies exteriores intenta reforzar la idea de simplicidad expresiva, constructiva y tipológica”.
Una nueva muestra de la variedad tipológica del trabajo del estudio son los proyectos para la industria del automóvil en Palmela. “La propuesta arquitectónica de Inapal Metal adopta la misma estrategia que la de Inapal Plásticos, que se resume en la estandarización dimensional (módulo de 7m x 7m) que genera el espacio, materiales prefabricados y accesorios-tipo para que las soluciones constructivas sean lo más racionalizadas posible”, explican los autores. Pero, como en los proyectos de los bares de Gaia, la estandarización no está reñida con el detalle. “La investigación se centra en la piel del edificio y se basa en la búsqueda de un único material de revestimiento (chapa metálica trapezoidal), que se adapta y uniformiza todas las situaciones del proyecto, explorando su versatilidad. El lenguaje del volumen tiene como referencia el lenguaje de las líneas curvas del automóvil”.
CULTURA EN EL OCÉANO
Para llegar a las islas Azores hay que atravesar la mitad del Atlántico, pero vale la pena. Allí se ha construido uno de los proyectos con más repercusión de Menos é Mais, el Archipiélago-Centro de Artes Contemporáneas. Se trata de una intervención sobre las construcciones existentes de una antigua fábrica de alcohol y tabaco a las que se añaden nuevas edificaciones que permiten completar el programa requerido. Los arquitectos ya habían trabajado anteriormente sobre edificios antiguos de carácter industrial (Casa das Caldeiras, Coimbra), pero en el caso del Archipiélago, la escala de intervención es sensiblemente mayor. La intención de los autores pasaba por no exagerar la diferencia entre antiguas y nuevas construcciones: “El proyecto procura unir la diferente escala y la diferente edad de sus partes por medio de una manipulación pictórica de la forma y de la materialidad de los edificios: el existente caracterizado por la mampostería de piedra volcánica y los nuevos edificios caracterizados por su forma abstracta, sin referencia o alusión a ningún lenguaje, construidos en hormigón visto con añadidos de basalto local, con un trabajo altimétrico y textural de las superficies, a veces abujardadas y a veces pulidas, completando la relación lleno-vacío de la masa del edificio con los vacíos de los patios”.
Sorprende la capacidad de la propuesta para crear un conjunto homogéneo a pesar de la percepción de los nuevos edificios como claramente contemporáneos. Quizás la clave esté en la facilidad que parece tener el equipo dirigido por Francisco Vieira de Campos y Cristina Guedes para trabajar con los materiales, los acabados y las texturas, habilidad que permite una mayor cercanía a cada uno de los contextos tratados. Así que puede que sigamos viendo en un futuro próximo nuevos proyectos que maticen ligeramente la imagen del río Duero.
