Derroche de buen gusto

Por: María del Mar Iturralde Barba
Diciembre 2013 – Enero 2014

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Zientte tiene nueva casa en Cumbayá y es su dueña, María Luisa Barahona, quien nos da la bienvenida con una sonrisa que transmite satisfacción. Su actitud es la de una dueña de casa que orgullosa recibe a sus invitados y abre las puertas de par en par. Así, lo que empezó hace algunos años siendo un hobby, ahora tiene amplio potencial para convertirse en un imperio.

Zientte está frente al Reservorio de Cumbayá y es mucho más que un sitio de decoración. Su fachada, el cuidado de cada elemento, los jardines y los espacios meticulosamente distribuidos, reflejan el cariño y dedicación que han sido puestos para obtener un resultado maravilloso.

Peque Barahona, como la gente cariñosamente conoce a María Luisa, ha sido siempre aficionada a la decoración y supo convertir esa pasión en su forma de vida. Fanática del arte, la estética, la ambientación y la cromática, evidencia sus aficiones en este local, tanto espacial como decorativamente. “Mi inspiración viene de mis viajes, de lo que he visto en diferentes sitios del mundo y de mi percepción de lo que tiene potencial estético y decorativo”, comenta. El local de Zientte en Cumbayá despliega todo eso, con detalles seleccionados con evidente buen ojo y excelente buen gusto.

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Buscaba un sitio en donde entre mucha luz, donde los muebles se luzcan y que especialmente genere un sentimiento de familiaridad

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La casa que alberga a Zientte fue seleccionada de una manera casi orgánica; María Luisa caminó por Cumbayá para determinar el lugar preciso pues el local anterior les quedó corto por el éxito logrado. “Buscaba una casa con espíritu,” comenta. “Era necesario un sitio en donde entre mucha luz, donde los muebles se luzcan y que espacialmente genere un sentimiento de familiaridad”, recuerda. “Quería que los clientes puedan visualizar cómo los elementos decorativos podrían verse, y descubrir así el potencial que tendrían en su hogar”.

La remodelación y adaptación de la casa fue ejecutada por el Arq. Igor Muñóz, pero Peque participó activamente, sugiriendo y trabajando junto a él. El resultado no puede ser mejor. “La reacción de la gente es fantástica”, asegura. “Visualmente es un lugar diferente a otras propuestas de diseño en Ecuador. Le hemos dado un toque light, más europeo que americano, de ligereza de espíritu.” Todo está fríamente calculado, no existe saturación visual a pesar de la cantidad de elementos que se despliegan. Es un sitio fresco, pacífico, en donde parece detenerse el tiempo. Hay atención en cada detalle, con especial empeño en la música, la hospitalidad, los olores y todos los elementos que generan un impacto global en los sentidos.

La monocromía en el ambiente fue escogida cuidadosamente para que la combinación entre elementos sea armoniosa. El techo, los suelos y las paredes son de color neutro, con una tonalidad vainilla que aporta calidez al espacio y ayuda a resaltar a los verdaderos protagonistas de la casa: exclusivos muebles, detalles y accesorios cuidadosamente seleccionados que presentan diversas tendencias de decoración. No sólo se venden objetos, se invita a vivir una experiencia. “La gente siempre comenta sobre lo bien que se está en Zientte”, nos dice al demostrar la satisfacción de haber logrado lo que imaginó.

Para Peque, la manera en la que han evolucionado los estilos en estos años se basa en lo que está pasando en el mundo en cuanto a diseño. “El mercado ecuatoriano ha sido positivamente receptivo a los nuevos conceptos internacionales, y muy proclive a desechar los viejos esquemas con premisas como el juego de comedor, el juego de dormitorio y el juego de sala”, asegura.

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Zientte ha sido pionero en el tema de derribar el concepto del juego, sugiriendo armoniosas combinaciones de piezas diferentes que conforman un todo y enriquecen un ambiente. “Aquí hay una conducción, un concepto, que forma un conjunto sin necesariamente ser parte de un juego”. Rompiendo uniformidad en los ambientes, en su propuesta busca generar espacios en base a distintas piezas, para acoger la idea de que los espacios son irrepetibles, únicos, hechos a la medida y personalizados. “Se ha caducado esa disposición que existía de la mesa llena de adornitos”, explica. “Ahora el diseño es más utilitario. Antes las mesas eran vitrinas exhibidoras, con elementos que no se podían tocar o usar; ahora se usa lo que uno tiene, sin importar qué tan fino sea; y eso nos guía a un cambio de cultura decorativa hacia algo más funcional y útil”.

Los ángulos en los muebles se han roto en cuanto a su posicionamiento. Antes debían ser rectos y estar alineados a las paredes, porque se tenían conceptos más geográficos y métricos. La propuesta actual consiste en dar un papel más importante a la espacialidad. La idea es evitar la saturación de áreas dejando espacios libres para circular y apreciar los ambientes creados. “La actual distribución de los muebles ayudar a delimitar los espacios, sin que esas divisiones sean necesariamente angulares”, asegura.

La moda actual está otorgando un sitio especial al glamour que no sólo se traduce en el diseño, sino que se esparce a más áreas del desempeño humano y de las humanidades. El arte, la moda o la fotografía son campos que están invadidos por el glamour. Existe también una tendencia eco-chic, en el que se rescatan las bondades de la naturaleza en su estado natural. El uso de maderas casi rústicas, elementos reciclados, y su combinación con materiales manipulados, dan como resultado un producto glamoroso, exquisito, delicado y fino.

Para Zientte, con el liderazgo de Peque, el punto y el compromiso es traer las tendencias internacionales a Ecuador. “Mi país es el mundo, ha sido una vida de aprendizaje a través de mis ojos, ellos han captado la belleza del planeta en cada viaje”, explica. Los sabores de Asia, el romanticismo europeo, la percusión africana y las propuestas cosmopolitas, todas se pueden aplicar a la realidad ecuatoriana cuando se tiene la asesoría y consejo de una profesional como Peque.

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El enfoque no es crear un ambiente de revista, sino lograr un reflejo de quienes lo van a utilizar, optimizando los espacios que lo habitarán

El éxito decorativo depende del lugar donde se apliquen los conceptos. Para ella, la Sierra y la Costa son muy similares, pero a la vez difieren mucho. “Las similitudes en gustos decorativos son basadas en el sabor latino, en la intensidad que tenemos como grupo demográfico. Aún cuando somos minimalistas, se buscan puntos de intensidad en esculturas, colores de paredes y alfombras”, asegura. Sin embargo lo que diferencia a unos y otros es la innovación y el desenfado para probar nuevas tendencias.

“En Guayaquil, la gente es más atrevida e innovadora, demuestra gustos que desafían los estándares de lo que es considerado tradicional. En la Sierra atraen las propuestas de vanguardia, se las aprecia, pero no necesariamente para ponerlas en su casa porque el estilo es más conservador, menos provocador y atrevido”.

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Estilista: Gabriel Zuluaga, 098 4350 518

Peque abrió su primer local en Cumbayá en el 2003, pues en ese entonces ella vivía en el valle y era necesario tener cercanía a sus funciones familiares. El negocio fue inicialmente la materialización de su hobby, pero rápidamente se transformó en un modo de vida y reto profesional, pues la respuesta del mercado en Cumbayá superó sus expectativas. Las nuevas colecciones son producto de una lluvia de ideas para establecer lo que cada mercado necesita, y en base a esto se crea una colección anual de muebles, mientras que la propuesta en accesorios rota trimestralmente.

La relación con el cliente es lo más importante para Peque. Ella personalmente va de la mano con ellos para lograr el hogar soñado. “El enfoque no es crear un ambiente de revista, sino lograr un reflejo de quienes lo van a utilizar, optimizando los espacios en los que habitarán”, explica. “Se busca incorporar objetos de la casa del cliente con accesorios del local; el reto está en integrarlos a su realidad”.

Peque ha cuidado los detalles espaciales y decorativos en cada espacio de su nuevo local. El resultado es un lugar que evoca un sentido de familiaridad con derroche de buen gusto, que al final del día es lo que todos buscamos para el hogar. Su experiencia y profesionalismo está latente en cada rincón.