Por Caridad Vela

Su personalidad de mujer segura, con pensamientos claros y posiciones firmes es evidente en los diferentes ámbitos de su vida. Su madurez emocional supera con creces su edad, su elocuencia es propia de quien ha vivido mucho a pesar de su juventud. Su preparación académica y capacidad intelectual superan incluso el atractivo de su sonrisa.

María Fernanda es Ingeniera Industrial. Posteriormente estudió Management and Leadership en la Universidad de Wharton, más una especialización de Controller en España y recientemente fue aceptada para seguir otra especialización en Estrategia en la Universidad de Harvard. Esta cara bonita es solo la envoltura de una mente que no descansa.

En el recuerdo la tenemos como primera dama de la ciudad, cargo que por esos antojos del destino ocupó durante cinco años. Nació en Venezuela, vivió en México, Argentina, Perú y Colombia. A pesar de su divorcio decidió hacer su vida en Quito y ahora se declara ecuatoriana de corazón. “Tengo el agradecimiento metido en las venas”, me dice. Salir de un espacio político, que siempre es conflictivo, y tener una oportunidad profesional en el ámbito privado, basada en sus capacidades, es para ella el más grande gesto de apoyo que ha recibido en la vida.

“Nadie es monedita de oro para que todo el mundo la quiera, yo tuve discrepancias fuertes con gente cercana durante mi etapa de servicio público, porque el último año en la alcaldía fue muy complejo y generó rechazo de algunos grupos que no me miraban con buenos ojos. Trabajé con las mejores intenciones, di todo de mí, y eso me deja tranquila la consciencia”.

Habiendo superado una importante etapa de servicio público, hoy es alta ejecutiva de un importante grupo empresarial ecuatoriano. Nos recibe en su hogar con una sonrisa que refleja su amor por la vida. La acompañan su madre y sus tres hijos: Mauricio, Ana Cristina y Leonor.

María Fernanda Pacheco - Revista CLAVE! edición 105

¿Qué es la política para ti?

Siempre he pensado que la política es la manera más masiva de generar un cambio. La gente debería verla como un espacio de honor y de compromiso que enorgullece, no como algo de lo que provoque esconderse. Lamentablemente en Latinoamérica la vida pública está muy correlacionada con la vida privada, no hay un espacio donde termina la una y empieza la otra, y esa invasión hace que la gente preparada tome distancia y no se involucre. Hay muchos espacios de poder político que se desperdician por esta razón, espacios en los que la comunicación juega un papel fundamental.

¿A qué te refieres?

A que la comunicación debe ser imparcial. Si solo das espacios a posturas radicalmente opuestas, lo que haces es darles espacio para destruir. La gente gana plataforma política cuando está en contra de algo, y si los ciudadanos premiamos eso, estamos alimentando que ese sea el modelo de desarrollo. Si la crítica fuese proactiva, otra sería la consecuencia. El sector privado tiene una gran responsabilidad, debe brindar oportunidades para que los buenos perfiles sean tomadores de decisión, generadores de visión y actores en función del futuro del país.

María Fernanda Pacheco - Revista CLAVE! edición 105

¿Alguna vez imaginaste que serías la primera dama de una ciudad que no es la tuya?

Nunca imaginé ocupar ese espacio político. Quito me abrió sus brazos, se ganó mi corazón y me dio los aprendizajes más grandes que he tenido en mi vida. Trabajé mucho en diferentes espacios, obtuve resultados que la gente juzgará según su parecer, pero lo hice de corazón. Fue una época dura pero importante, tuve que ceder mucho, dejé de lado mi vida profesional, vi poco a mis hijos, tuve un embarazo complicado, y a eso añade lo que implica estar permanentemente bajo el escrutinio de la opinión pública, tanto en lo público como en lo privado, que no es fácil.

Por tu hoja de vida sabemos que siempre trabajaste…

Toda la vida, y me encanta. Además nací en un hogar en el que no existía la palabra discriminación, y de repente me tocó enfrentar circunstancias inentendibles en cuanto al famoso rol de la mujer. Yo era la esposa del alcalde, y había formalidades en las que debía ser eso y nada más. Ahora miro en retrospectiva y entiendo que Dios me puso en esa coyuntura, pero me dio las herramientas para volcar lo que hubiese sido un espacio de figura a un espacio de trabajo.

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¿Cuál fue tu gestión más importante?

Fueron cinco años en el Patronato San José, trabajando junto a un equipo humano maravilloso, para lograr cosas que lamentablemente hoy no están activas. Creamos 200 Guagua Centros en todo el DMQ, a través de los cuales alimentamos a muchísimos niños con cuatro comidas diarias y bajamos sus niveles de desnutrición. Fue un aporte genuino que mereció aplausos y también valiosas voces contrarias que me obligaron a revisar las cosas, y a lo mejor, mejorarlas.

¿Por qué ya no funcionan?

Combatir la desnutrición infantil debe ser un norte común y visión a largo plazo, claro que habrá distintos matices y distintas visiones, pero es inentendible e irresponsable que, por la vanidad de marcar una diferencia, se haga borrón y cuenta nueva cada vez que hay alguien nuevo a la cabeza de la administración pública. Cinco años de trabajo no son suficientes, en la continuidad está el éxito, y este es un tema transversal que debe involucrar a la empresa privada, a los gobiernos locales y nacionales, independientemente de sus ideologías políticas.

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Con toda la experiencia que hoy acumulas en servicio público, ¿cuál piensas es el talón de Aquiles en el DMQ?

Primero, la falta de institucionalidad. Hay una disputa de poderes que se da a consecuencia de cómo está estructurada la administración en el DMQ. No quiero hablar mal de nadie, pero la figura de un concejo metropolitano con 21 concejales es insostenible. Segundo, el DMQ es demasiado amplio y con necesidades absolutamente distintas en cada zona. Bogotá y Lima han tomado la figura de la Alcaldía Mayor, con pequeñas alcaldías cuyos alcaldes se nombran por elección popular, no por designación directa, como sucede acá en las administraciones zonales. Tercero, dimensionar y valorar la posición que tiene Quito en el mundo. Somos la primera ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, tenemos el centro histórico más bonito de Latinoamérica que, pese a nuestro orgullo quiteño, hace falta recuperarlo. Cuarto, Quito se ha ido de la mano desde el punto de vista económico. Los costos no son proporcionales y hay enorme dependencia de las instituciones gubernamentales. La economía de la ciudad se mueve, en gran parte, por las oficinas del gobierno central y la burocracia estatal.

¿Tienes fe en el Metro de Quito?

Totalmente. Pero ponerlo en funcionamiento no es algo que se logra montado en una tarima. Ya alguien lo dijo, “las ciudades son una antes del Metro y otra después del Metro”. Tiene mucho mérito haber llegado a donde estamos, construir un metro subterráneo es un reto enorme, y a pesar de que contempla el transporte solo de manera longitudinal, porque todavía falta la transversalidad, es un buen primer paso. Es urgente que el Metro de Quito supere los escollos que enfrenta y entre en operación, es un pecado no hacerlo.

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¿Cómo te sientes ahora en la empresa privada?

Hace tres años retomé esta etapa en mi vida, traía un aprendizaje que ni las mejores universidades del mundo podrían darme. Conocí a fondo los procesos del sector público, los apalancamientos de valor que puedes activar para llevar a cabo proyectos, conexiones con organismos internaciones y entidades financieras del mundo, etc. Todo eso me lo enseñó el sector público y es parte del bagaje que ahora traigo a mis funciones en el sector privado. Me encantan los lunes, los recibo repleta de energía a pesar de que vivo en espacios de mucho estrés.

¿Dónde trabajas?

Actualmente estoy a cargo de la Gerencia Corporativa del Holding Mabel Group, un corporativo de empresas que incluye diferentes líneas de negocio. Entre ellas, retail de MAC Cosmetics, Lili Pink, Roland, Salvatore Ferragamo y Psycho Bunny. También ensamblaje de televisores Samsung y otras marcas; y en telecomunicaciones está NTEC con infraestructura tecnológica para telefonía, proyectos financieros, inmobiliarios, transporte aéreo, crédito y Fintech. Además hacemos distribución de marcas como Loreal, a lo se suma el análisis de nuevos proyectos de inversión en Ecuador.

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¿Satisfecha?

Me muevo en un ámbito que es la combinación perfecta entre ideas brillantes y capacidad de ejecución. Esa magia ocurre hoy en este grupo corporativo que tiene 42 años generando aporte al país, literalmente haciendo país, y eso conlleva muchos aspectos de responsabilidad social. Estoy involucrada en representación de marcas de lujo, ensamblaje de televisores, procesos de distribución, temas financieros y administrativos en el Grupo.

¿Fue fácil la transición de lo público a lo privado?

Ha sido un proceso de retomar aprendizajes y seguir acumulando nuevas experiencias en otro tipo de negocios, además de que organizar, estructurar y transformar una oficina de carácter familiar a un grupo corporativo es un gran reto. El contacto con empresas internacionales nos permite escuchar valiosas iniciativas que se aplican en otros lugares del mundo que se pueden aplicar acá. Si bien la pandemia trajo momentos complicados, al mismo tiempo nos dio la oportunidad de sentar bases sólidas y fortalecer la organización desde adentro.

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¿Alguna transformación importante?

Muchas. Trabajamos en tres valores fundamentales enfocados en el propósito del grupo corporativo: trabajar para aportar al país. Uno de ellos es centrarnos en desarrollo sostenible, y en ese aspecto, en una de las empresas del grupo ya logramos compensar al 100% la huella de carbono con certificados de compensación en bosques nacionales. En las otras ramas del grupo también estamos caminando hacia ello.

¿Tú estás en esa línea?

Sí, y me satisface profundamente formar parte de un grupo que tiene esa visión. Otro factor importante es que ve a su gente como el eje fundamental. Por casualidad la mayoría de colaboradoras somos mujeres, lo que nos obliga a provocar espacios que permiten su desarrollo como cabeza de familia, y por lo tanto, responsables del cuidado de sus hijos. La pandemia nos enseñó lo importante que es el apoyo entre colegas, no se desvinculó a nadie justamente para apoyarlos. Las reuniones las teníamos por zoom, y a todos nos sucedió que mientras trabajábamos veíamos a los niños corriendo por detrás, pero fíjate que eso nos permitió conocernos más a fondo y generar nuevas empatías.

María Fernanda Pacheco - Revista CLAVE! edición 105

¿Ese es uno de los ejes del capítulo de responsabilidad social?

Claro, y también se extiende a nuestros socios estratégicos externos, como son los proveedores, muchos de los cuales son pymes. Los apoyamos con desarrollo económico para que puedan crecer con nosotros. Tenemos muchas marcas que son de producción local, y al habernos organizado como grupo, es decir, con muchas empresas bajo un mismo paraguas, hemos logrado unificar la comunicación para que el mensaje sea conjunto y los efectos no sean aislados. Hemos crecido mucho desde el punto de vista de valores, de afianzar bases sólidas con proyección a futuro.

¿Ese crecimiento se refleja también en los números?

Lo uno está atado a lo otro. Si tu recurso humano crece y se desarrolla a nivel de motivación personal y está feliz en su trabajo, su eficiencia productiva también crecerá. Al final del día los resultados se evalúan numéricamente, y si son positivos es porque estamos cosechando lo que hemos sembrado en términos del esfuerzo que hacemos a nivel de capacitar y apoyar a nuestra gente.

María Fernanda Pacheco - Revista CLAVE! edición 105

¿Cuál es el siguiente desafío?

La visión de hacer de Ecuador un clúster de desarrollo para la Comunidad Andina y América Latina. Tenemos todo para lograrlo. La dolarización nos permite ofrecer la estabilidad financiera que otros países no tienen, y esto es muy atractivo para los inversionistas. Tenemos todo tipo de experticias y destrezas que podemos compartir con nuestros vecinos y también enriquecernos de lo que ellos aporten. Somos una sociedad empoderada, que cree en el futuro del país y está decidida a entregar lo mejor de sí para devolver todas las bondades que hemos recibido.

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¿Estás en un gran momento en tu vida?

Me siento en mi momento más auténtico. Ahora sé que no se agradece diciendo gracias, se agradece haciendo y dando un esfuerzo extra. Soy profundamente humana, he tenido que enfrentar desafíos que nunca imaginé y lo he hecho con la humildad de quien está dispuesta a mejorar cada día. Mis hijos crecen sanos y alegres, académicamente son sobresalientes. Somos una familia muy unida, tenemos tres perros que amamos, me encanta mi jardín, por mi casa corre libre la brisa de Cumbayá llenándola de buena energía, eso refleja la etapa en la que estoy en mi vida