Por Lorena Ballesteros
Existe una tendencia marcada entre los diseñadores por personalizar el diseño. Si bien cada profesional tiene su estilo y una preferencia por ciertos materiales o líneas arquitectónicas, su inspiración se da de acuerdo con los gustos y preferencias de sus clientes.
En esa fórmula se maneja María Fernanda Andrade, cuencana, que reside en Quito hace más de una década y ha consolidado su marca Andra Design. El origen del nombre se remonta a la época en que estudió Diseño en la Universidad del Azuay, en donde cada alumno tenía un seudónimo, el suyo era Andra. Como así la llamaron sus compañeros durante años, fue fácil adoptarlo para su negocio. Posteriormente a la carrera de Diseño, María Fernanda hizo un posgrado en Finanzas en el Tec de Monterrey y también se especializó en Diseño Interior.
El local de Andra Design se encuentra en Dicentro, en el centro norte de la capital, en uno de los lugares que, en los noventa, se configuró como una plaza comercial exclusiva de decoración interior, acabados de construcción y diseño. No lo había visitado últimamente, y al entrar recordé que es una especie de parque de diversión para las personas que nos apasionamos por el diseño y la decoración.
María Fernanda nos recibe en uno de sus dos locales. Uno de ellos está dispuesto exclusivamente por esta época del año, para adornos navideños, colección que prepara y trabaja hasta antes de septiembre. Nos instalamos en su local de muebles y decoración para mantener esta agradable conversación.
Estudiaste Finanzas en el Tec de Monterrey, ¿por qué?
Porque una vez que comienzas a diseñar comprendes que tienes que complementarte. Diseñas los muebles, pero no piensas en cuánto te va a costar elaborarlos para saber si serán vendibles o no. Cristóbal, mi esposo, es financiero y me asesoraba en eso. Imagínate que yo quería ponerle pan de oro a una pieza y él me decía: eso va a ser impagable.
¿Profesionalizarte en finanzas te sirvió para administrar tu negocio?
Sí. Aunque actualmente mi esposo es mi socio y se encarga de la parte financiera, pero yo tengo una idea muy clara de qué es viable para el mercado. Para manejar un negocio de este tipo no solo necesitas saber de diseño, hay que complementar esa habilidad con administración o finanzas.
¿En dónde iniciaste?
Comencé en Hogar 2000 y adquirí cerca de ocho años de experiencia en muebles modulares. Luego necesité algo diferente. Quería explayarme en el diseño. Así me permití consolidar Andra Design hace seis años. Mi esposo me impulsó a emprender. Mi susto era lanzarme en Quito siendo cuencana.
¿Con qué concepto iniciaron?
Únicamente con muebles. Ahora tenemos piezas decorativas, lámparas, cortinas, papel tapiz, servicio de asesoría en decoración y diseño arquitectónico. Al año de abrir ya teníamos lámparas y algunos accesorios.
En esta evolución, ¿qué servicios ofrecen a sus clientes?
Tenemos algunas alternativas. El cliente puede venir al local y decidir por algo de lo que está exhibido, estas piezas tienen un descuento adicional porque están diseñadas y listas. También pueden mirar nuestro catálogo y hacerlo bajo pedido, incluso con modificaciones según gustos y preferencias del cliente. Es decir, “me gusta esta mesa, pero quisiera que las patas sean distintas”. Nuestro catálogo es bastante completo. Ofrecemos también compra en línea.
En asesoría, ¿tienen servicios definidos?
Tenemos tres alternativas para nuestros clientes. La primera es una visita asesorada con un costo de $50. Voy a su casa, miro los espacios que quieren cambiar o decorar. Esto dura aproximadamente una hora y media. Puede resultar que solo tengamos que mover algunos muebles, recomendar la compra de una alfombra o cambio de tapiz, que se incluya cojines, etc. La idea es que respondamos todas sus dudas en cuanto a iluminación, distribución de muebles, textura en paredes o papel tapiz, si descuelgo la lámpara y le pongo una de pie, detalles que impactan.
¿Y las otras opciones?
Incluyen la realización de renders, que es una foto de cómo quedaría el espacio de acuerdo con lo que hayamos conversado. Eso tiene un costo de $150 por render. Es decir, si es sala y comedor, cobramos por el render de cada espacio. La tercera alternativa es por metro cuadrado de decoración. Esto se aplica para espacios que comienzan de cero o que buscan una transformación más profunda.
No. Soy de la filosofía de que como diseñador te acoplas al estilo de vida del cliente. El diseñador es un soporte para el dueño de casa. Las colecciones que hago para el local son propias mías, y te puedo decir que tengo una inclinación por crear elementos en madera en su estado natural, pero cuando diseño para un cliente todo va de acuerdo con el espacio, los colores que le gustan, su estilo de vida y funcionalidad.
¿En tu estilo propio eres de texturas?
Sí, completamente. Me gusta ver las vetas en la madera, o que los textiles sean protagonistas. Pero no estoy cerrada a nada. Acabo de lanzar una línea de pintura que es del color de la madera. Utilizo una tintura muy disuelta que de todas formas permita ver el fondo de la madera. Ahorita rigen mucho en el mercado las lacas metalizadas. Hay una gris y otra que es dorada pero muy tenue, metalizada, y hay que atender esas tendencias.
¿Es difícil competir en un mundo tan digitalizado?
Es complejo. Hay personas que vienen con la foto de Pinterest y quieren exactamente lo mismo sin saber si eso va a lucir en su hogar. O diseñadores que no hacen diseños propios, ofrecen muebles o ideas que encuentran en internet. Pero gracias a la tecnología, ahora tenemos la posibilidad de ofrecer muebles y accesorios a precios más accesibles, producir cosas con un diseño exquisito y con la posibilidad de que más personas puedan comprarlo. Y también podemos importar de Europa y ofrecer muebles o accesorios del exterior que son pagables en el mercado ecuatoriano.
¿Los diseños son exclusivos?
Cuando comenzamos sí. Ahora te podría decir que no, pero no es una producción grande. Es decir, si a un cliente le gusta una pieza, se puede replicar.
En tapices de muebles, ¿con qué trabajas?
Trabajamos con una gama de telas que son 100% lavables. El hilo de estos textiles tiene una tecnología que permite eliminar cualquier mancha con agua, sea vino, aceite, salsas, café…
¿De qué lugares importas las piezas decorativas?
La mayoría vienen de Bogotá, Medellín y Taiwán. También de algunas ciudades brasileñas. Hay floreros, esculturas, charoles, velas, vajillas, etc. Las lámparas las importamos de Taiwán, y eso nos permite traer copias de diseñadores triple A. La diferencia de precio es de $200 a $1000 por una lámpara.
También tienen una línea de cortinas…
Trabajamos con textiles y tubos de Alemania. Armamos aquí las cortinas, pero con garantía de cinco años. Son hipoalergénicas, antiestática, y tienen una tecnología que no utiliza parabeno. Son 100% ecológicas.
En paredes, ¿cuál es la tendencia?
Pintar paredes con pinturas texturizadas que parecen papel tapiz. La ventaja es que es una técnica de cepillado que, al devolver el inmueble, en caso de que sea alquilado, solo pintas de blanco encima y luce perfecto. Para residencias propias se puede usar esta técnica, o apostar por papel tapiz para ciertas paredes.
¿El año nuevo trae nuevos retos?
El más grande es un contrato que firmamos para hacer los muebles de las oficinas de Ernst & Young. Vemos con optimismo lo que traerá el 2020.