Por Caridad Vela
Playa, ciudad, puerto y aeropuerto. Seguridad, servicios, desarrollo. Gastronomía, comercios, gente amable. Estas, y muchas más, son las razones detrás de la frase que escuché decir a un destacado desarrollador inmobiliario hace pocos días: “Manta, la ciudad que encanta”.
Evocar la playa, los olores y colores del mar no es todo lo que brinda. A pesar de que eso lo tiene de sobra, ofrece también calidad de vida, seguridad y servicios, en una privilegiada ciudad que goza de altos niveles de conectividad con el resto del país. Para los quiteños, Manta está a 35 minutos en avión y $60 de distancia. Sí, ese es el costo del pasaje aéreo en los 25 vuelos semanales que conectan estas dos ciudades. El trayecto por tierra desde Guayaquil, otra de las grandes ciudades del país, toma menos de dos horas.
Por qué Manta está de moda? Tal vez la respuesta está en que la nueva normalidad en la etapa post pandemia nos ha hecho cambiar hábitos y costumbres que nunca antes fueron cuestionadas. La ciudad era para trabajar y la playa para vacaciones, pero las cosas han dado un giro de 180 grados para mostrarnos que ese paradigma no existe más. Ahora trabajamos desde cualquier lugar del mundo, lo que cuenta es la responsabilidad con la que ejecutamos nuestras obligaciones, y como eso lo llevamos dentro, va con nosotros a donde estemos.
Y con eso en mente, la gente se ha dado por buscar calidad de vida. Ciudades más pequeñas, con menos tráfico y distancias más cortas, pero con todos los servicios necesarios para vivir según lo acostumbrado, es la tendencia. Y es ahí donde Manta y su desarrollo inmobiliario adquieren un protagonismo especial, sobre todo ahora con un municipio muy dinámico que se ha puesto entre ceja y ceja el hacer lo que le compete para atraer inversión. Procesos expeditos, claros y transparentes, son palabras que usan los promotores inmobiliarios al referirse a Manta, y es, precisamente eso, lo que ha permitido a los inversionistas identificar más de una fortaleza en esta ciudad.
Tal vez la más importante de todas es la variedad de tipos de demanda que atrae, que proviene de diferentes segmentos socioeconómicos que hoy miran a Manta como una extraordinaria alternativa. Gracias a esa latente y creciente demanda, el mercado constructor ha puesto la mira en esa ciudad que, si bien destaca por sus atractivos turísticos, no en menor grado atrae por la calidad de vida que ofrece y la activa economía que promueve.
Si analizamos qué mueve esta creciente demanda vemos que Manta contiene un alto factor industrial, es decir, un enorme detonante de generación de empleo, encabezado por la industria del atún, aceites vegetales y manufacturas, que parecerían siempre estar en auge. Indudablemente esto atrae una importante migración de ejecutivos de alto nivel que llegan con sus familias desde otras ciudades, incluso de fuera del país, que buscan trabajar en un lugar que ofrezca las comodidades del estilo de vida al que están acostumbrados. Eso quiere decir colegios, centros comerciales, supermercados, farmacias, hospitales, cines, restaurantes, hoteles, etc. Y Manta los tiene.
Un ejemplo que vale la pena mencionar es Mall del Pacífico, proyecto de Grupo Deller que abrió sus puertas en 2017. Tiene 108.456m2 de construcción, cuenta con 130 locales comerciales de toda índole, 20 locales de gastronomía, seis salas de cine y más de 1.500 estacionamientos. El tráfico que recibe anualmente es de 6.65 millones de personas. No cabe duda de que la economía es boyante en esta ciudad portuaria.
Otra importante novedad es el anuncio que hace pocos días hizo Agustín Intriago, alcalde de Manta. Se trata de la construcción de un mega parque en el sector La Poza, que contará con grandes áreas verdes, juegos infantiles, área para espectáculos masivos, un teatro abierto con vista al mar y un mini teatro multifuncional. La inversión asciende a $20 millones, monto que fue gestionado por la alcaldía a través de un crédito no reembolsable, otorgado por Petroecuador.
Otro grupo al que apelan los desarrollos de inmuebles es el de extranjeros que ven en las playas de Ecuador un interesante destino de retiro, pero claro, preferirán siempre las ciudades que ofrezcan todo tipo de servicios. Manta se ha mantenido durante los últimos años entre las diez ciudades más apetecidas por los extranjeros, no solamente para vivir, sino también para hacer turismo. De hecho, parte de la actividad portuaria de la ciudad es recibir cruceros internacionales que llegan cargados de turistas a conocer sus playas.
Otro detalle. Los giros en la demanda y las preferencias del mercado encuentran en este destino una atractiva ciudad-playa que vive todo el año al mismo ritmo. Es decir, no es una ubicación que se activa solamente en feriados o vacaciones, como sucede con otros destinos que pierden vida y sus servicios decaen cuando no hay feriados.
Cuando soñamos en un lugar paradisíaco frente al mar, indefectiblemente la mente nos llevará a imaginar maravillosas puestas de sol, pero en el caso de Manta esa agradable experiencia se complementa con estupenda gastronomía, enormes atractivos turísticos y un clima privilegiado. El verano, entre mayo y noviembre, es seco y presenta cielos despejados. Es además la época de las olas más llamativas para los surfistas y amantes de los deportes acuáticos, también para el avistamiento de delfines y ballenas que es un atractivo a nivel mundial. En la temporada de invierno, que se da entre diciembre y abril, la sensación climática es algo más húmeda, pero sin abundantes lluvias.
La inversión inmobiliaria es evidente en la proliferación de nuevos proyectos en la zona. Eso demuestra que las perspectivas de plusvalía son bastante altas para los compradores de inmuebles, pues los planes de crecimiento que el municipio está empeñado en poner en práctica, van a la par que el crecimiento de la ciudad.