Por Caridad Vela
El Distrito Metropolitano de Quito tiene más problemas que los que podemos contar, y también más candidatos que los que habríamos esperado. Estamos ante un panorama de consensos y disensos electorales: hay coincidencias en cuanto a qué le falta a la capital, pero no hubo acuerdos para definir quién podría enfrentar el desafío.
A estas alturas es de lamentar que no haya segunda vuelta en las elecciones seccionales para que esta dignidad la ocupe el candidato que logre más del 50% del respaldo ciudadano. Pero así están las cosas y es tarde para cambiarlas.
Conversamos con Luz Elena Coloma, candidata por la coalición Va Por Ti, conformada por Creo, Ahora, Construye y Reto. “Mis años de experiencia son mi carta de presentación”, nos dice al iniciar la entrevista, y esta es una verdad irrefutable. Ningún otro candidato cuenta con el aprendizaje que dejan cuatro triunfos en elecciones seccionales y 20 años al servicio de la ciudad.
¿Los principales problemas de la ciudad se deben a falta de liderazgo o falta de planificación?
Falta de liderazgo. La ciudad está sobre planificada, hay miles de planes de desarrollo urbano, de medio ambiente, de lo que quieras, el tema es cómo ejecutas esos planes si no conoces la dinámica municipal. La curva de aprendizaje en el municipio es compleja y larga, el consejo municipal no es la arena para masacrarte con tus oponentes, es un espacio de diálogo para lograr consensos, caso contrario, ninguna de las partes podrá sacar adelante sus proyectos. En estas elecciones se aplicará el método Webster, eso quiere decir que el concejo será muy fraccionado, y el reto es entender que el diálogo es la herramienta para impulsar el desarrollo.
¿Tienes elaborada tu lista de concejales? De esa conformación dependerá la viabilidad de ejecutar las promesas de campaña.
Bernardo Abad encabeza la lista por el sector norte, Carolina Moreno por el centro, Mónica Sandoval por el sur, y Michael Aulestia por la zona rural. El verdadero problema es que el concejo está más enfocado en el tema político que en encontrar soluciones. La mayoría de concejales buscan que colapse el opositor, porque es más rentable políticamente que pensar en el futuro de la ciudad. Piensan que el concejo está para construir plataforma política, cuando lo que hay que hacer es construir una ciudad.
¿En cuáles problemas se enfoca tu propuesta de campaña?
El distrito tiene problemas mayores y problemas menores. Solucionar los más grandes repercutirá en los pequeños y, con arduo trabajo, haremos nuevamente de Quito un referente. Necesitamos crecimiento económico, generación de empleo, atención a la desnutrición infantil, a seguridad, inclusión social, cuidado ambiental, movilidad, orden en el crecimiento del tejido urbano, eficiencia.
¿Por dónde se daría el crecimiento económico?
Usando, por ejemplo, las oportunidades que tenemos en la Zona Especial de Desarrollo Económico (ZEDE), que son 205 hectáreas abandonadas, ubicadas en los alrededores del aeropuerto, que, a pesar de tener normativas tributarias favorables, no ha despertado ningún tipo de interés. La ciudad no ha sido capaz de generar un marco normativo para desarrollar esta zona y apostarle a la innovación, a crear nuevos mercados que abarcan una enorme gama de posibilidades. Yo creo en el capital privado, en la inversión privada, en el empresariado como motor de la economía de esta ciudad, y hay que facilitarles la vida siempre que cumplan con la ley.
¿A qué se debe que la ZEDE no haya prosperado?
En gran medida a ineptitud en el manejo de procesos y a la falta de visión a futuro. Es increíble recordar que se pretendió desarrollar las 205 hectáreas de una sola, es decir, que venga un inversionista y se encargue de todo, en lugar de hacerlo por etapas, progresivamente. Tan mal gestionada está la ZEDE que el ministro de producción estuvo a punto de eliminar esa categorización a estas hectáreas. Desde el día uno he presionado por cambiar este modelo atentatorio contra los intereses de la ciudad, y lo seguiré haciendo porque hay que impulsarlo. Tener una ZEDE activa se traduce en una enorme fuente de generación de empleo para los quiteños.
El tema de seguridad encabeza la lista de problemas. ¿Cómo enfrentarlo?
Ejecutando el presupuesto de la empresa de seguridad. Hay $23 millones no utilizados, y eso demuestra una absoluta y vergonzosa falta de capacidad de acción. Hay que utilizar esos fondos con responsabilidad, de manera técnica, evaluando los resultados de cada decisión. Los quiteños necesitan saber que el municipio está a su servicio, deben ver a los agentes en sus barrios, parques, calles, etc. Pero más allá de la delincuencia, la ciudad también necesita otro tipo de gestiones que se relacionan con seguridad.
¿Por ejemplo?
Inclusión social. Necesitamos llenar los espacios públicos con deporte y otro tipo de actividades, para que la juventud tenga sanos lugares de esparcimiento. Hay que iluminarlos y darles mantenimiento, solo así serán seguros, atractivos y convocarán a vivir la ciudad. La seguridad también se refiere al manejo de residuos sólidos. No podemos seguir enterrando todo porque colapsa el relleno sanitario. Hay que dar el giro hacia el reciclaje para disponer de manera inteligente los desechos, que paralelamente también es fuente de generación de empleo a través de nuevas industrias que transforman residuos orgánicos en materia prima para distintos productos.
¿El Metro de Quito?
El Metro ha costado mucho, nos ha endeudado como ciudad y es nuestra obligación sacarle el máximo provecho. Además es otro generador de empleo y dinamizador de economía, es una columna vertebral de movilidad que tendrá que nutrirse de una mejora en las rutas y frecuencias del transporte público que lo alimentará. Pero además trae consigo otra ventaja importantísima, que es la emocional. ¿Quién no va a estar orgulloso de viajar en un Metro de primera categoría? ¿Quién no va a estar feliz de trasladarse del extremo norte al extremo sur de la ciudad en 20 minutos, versus una hora y media?
¿Por dónde se dará la mejora en rutas y frecuencias?
Mi enfoque está en imaginar una ciudad de proyectos integrales, que no solo involucra vías y asfalto, sino también una mega red peatonal. Todo esto conlleva un análisis técnico y profundo de cómo beneficiará el Metro al tráfico de Quito y por dónde podrían darse otras alternativas de movilidad. Además hay que considerar la repotencialización de las zonas urbanas en las cercanías a las estaciones del Metro, que verán nuevos días a partir de su entrada en funcionamiento.
Es decir, ¿optimizar el sistema de conectividad considerando nuevas variables?
Quito es una ciudad en movimiento. Si bien hay que concretar las decisiones en movilidad, también hay que enfocarnos en temas de conectividad, no solo en cuanto al traslado físico de un punto a otro, sino en conectividad digital, en alfabetización digital, que son factores que repercuten en el bienestar de la sociedad. En la ciudad puede haber una universidad que dé habilidades blandas a la población para que pueda conseguir empleo. Y no solo eso, también es urgente que esa conectividad se dé entre el ciudadano y el municipio para agilitar trámites y exponer denuncias, con respuesta inmediata de parte de la administración.
Mencionaste desnutrición infantil…
Teníamos los guagua-centros estructurados, tal vez no era el modelo ideal pero era un esquema perfectible. Lamentablemente se desmantelaron con pretexto de la pandemia y recién ahora se están retomando. Una ciudad no puede ser dinámica si no resolvemos estos temas sociales. Las madres que viven en zonas vulnerables, en los barrios más pobres, deben tener un lugar sano y seguro para dejar a sus hijos cuando van a trabajar, un espacio donde se los alimenta adecuadamente y se los cuida. No podemos abandonar a esas mamás, no podemos olvidar que esos niños requieren desarrollarse física y emocionalmente.
¿Hay presupuesto para reactivarlos?
El presupuesto no es el problema, el problema es la falta de capacidad para ejecutarlo. Basta ver los informes, usualmente se ejecuta el 70% del presupuesto existente, es decir, hay alrededor de $800 millones que se quedan sin usar. Esto es inaudito y lo peor es que así ha venido sucediendo desde 2016. La media de ejecución de presupuesto en todos estos años ha sido del 72%. Quito Turismo es la única empresa que ha ejecutado más del 90% de su asignación. El municipio es un monstruo obeso y un pobre ejecutor.
También es el monstruo de la tramitología…
En términos productivos el tiempo es dinero, y si los tiempos dedicados a la tramitología para obtener un permiso son excesivos, lo que hacemos es desincentivar cualquier intención de inversión. Un grave problema es que entre el municipio, las empresas municipales, administraciones zonales y registro de la propiedad hay alrededor de 95 sistemas activos que no se comunican entre sí, y son instancias que necesitan trabajar juntas, compartir información, y no lo logran. La inmediatez te obliga a contratar nuevos sistemas, y la consecuencia es que hemos creado una colcha de retazos donde nada conecta con nada. Hay ausencia total de voluntad política para implementar cambios.
¿Tu opinión sobre la corrupción municipal y el elevado gasto corriente?
Es fácil decir que se debe recortar el gasto corriente, y sin duda hay que hacerlo, pero en base a un análisis técnico de destrezas laborales y cumplimiento de objetivos, porque no puedes meter en el mismo saco a las cuotas políticas y a las mafias -que no son desconocidas-, con personas que han dado su vida por servir a la ciudad y han hecho una carrera digna en el servicio público. La decisión política de cero tolerancia a la corrupción requiere liderazgo para plantear una salida clara y correcta a esta situación, que, entre otras cosas, pasa por un tema de transparencia en la gestión administrativa y facilitación de trámites municipales, de tal forma que el usuario los haga directamente, sin pagar a los famosos tramitadores.
¿Qué hacer con las administraciones zonales?
Fueron creadas justamente para descentralizar el municipio pero se han convertido en espacios ineficientes de reparto para pagar favores políticos. No tienen la capacidad para resolver y son un estorbo para el ciudadano, funcionan bajo la lógica de crear problemas para venderte facilidades. Este mito de que la entidad pública, aunque lo haga mal, tiene que hacerlo todo, hay que desterrarlo. El ciudadano necesita el servicio independientemente de quién lo preste. El reto es contratarlo a costos competitivos, con transparencia, respetando toda la normativa legal.
¿Las empresas municipales?
Algunas funcionan, otras no. Hay empresas que no han demostrado ningún resultado, que tienen huecos financieros enormes y no son eficientes. Por ejemplo, la empresa municipal de vivienda debe desaparecer, es una entidad ineficiente. Desde 2019 el concejo ha traspasado casi $15 millones a la empresa de vivienda. Si ese dinero se habría entregado en bonos para cubrir el 20% del valor de viviendas de interés social, habríamos apoyado la construcción de alrededor de 1.900 viviendas, y el mismo número de familias hoy tendría casa propia. Lo que hay es vivienda construida que no se ha logrado vender.
¿Habrá incremento de impuestos prediales?
¿Para qué queremos más ingresos, más plata, si no hemos sido capaces de ejecutar el presupuesto de manera eficiente? La obligación que tenemos ante la ciudad es gestionar, antes de pensar en cobrar más. El impuesto predial ya es lo suficientemente alto. Lo que debemos hacer es incorporar los predios que no están catastrados, y lograr una mejor recaudación por esa vía.
¿Conclusión?
El reto de la alcaldía es tener capacidad de dialogar, de entender, de plantear soluciones y acciones rápidas, liderando el camino sin ningún cálculo político, actuando dentro del marco de la ley. El funcionario público tiene que tomar decisiones, ponerles su firma y hacerse cargo de su gestión. No podemos seguir como ahora, que por temor a la contraloría nadie quiere firmar documentos. Esto sataniza el desarrollo, la inversión, y frustra la ejecución de proyectos.