Gala Khalifé
QUITO

Por: Lorena Ballesteros
Agosto-Septiembre, 2015

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Hay niños que desde temprana edad develan talento. Dibujan, bailan, dominan la pelota… Gala Khalifé componía canciones desde los ocho años. Jamás pensó que fuese extraordinario tener melodías en su cabeza. Esa era su manera de contar y recordar historias. Cuando aprendió a escribir consolidó sus primeras composiciones musicales.

En ese entonces no tocaba instrumentos. Había estado en alguna clase de piano y guitarra como actividad de verano, pero nada formal ni habitual. Su carrera se ha ido forjando a pasos lentos pero muy firmes, y eso es lo que la caracteriza. Gala no ha esperado que llegue una disquera grande y la vista de lentejuelas. Es auténtica y procura que su trabajo mantenga su esencia, cueste lo que cueste.

Su lugar de trabajo es el fiel reflejo de su personalidad, y es allí donde nos recibe para esta entrevista. En Tumbaco, a un kilómetro del Club El Nacional, en la urbanización Zacha Pamba, se encuentra su estudio que es una especie de anexo a la casa en donde vive con sus padres. Es el lugar ideal para la inspiración. Aunque la Ruta Viva está a pocos metros, los sonidos de la naturaleza invaden.

La arquitectura rústica no puede ser más precisa para el ambiente. Las paredes de ladrillo dan un toque acogedor a los espacios y se conjuga maravillosamente con el entorno campestre que rodea la casa.

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Parecería que el estilo de los muebles es vintage, pero Gala afirma que es más bien étnico pues Susana Andrade, su madre, es antropóloga y con el paso de los años ha coleccionado piezas de diferentes culturas que hoy decoran su casa. Entre ellas, una maravillosa alfombra de Marruecos, distintas figuras de México, India y Tailandia, que se combinan a la perfección con piezas religiosas como cruces católicas, una impactante imagen de Buda y otra de la Santa Muerte.

El estudio musical de Gala fue construido en un espacio aledaño a la casa principal, en donde alguna vez fue la lavandería. La intención era tenerlo a cierta distancia para evitar la invasión de ruido al ambiente familiar, pues allí están todos sus equipos y es donde ella produce, graba y mezcla.

La decoración de este espacio personal es más bien contemporánea, combinada con una que otra pieza estilo vintage, en donde el protagonismo se lo lleva el kilim de la India que funge de alfombra. Sin duda se respira aire musical: guitarras, un mandolín y una pandereta; libros y posters de artistas como Bob Dylan que ha sido una de sus mayores influencias, completan la decoración. El jardín es un cuento aparte, pues un bello árbol de Jacarandá da sombra y refresca el caluroso clima del valle, además de embelesarlo con su tono violeta.

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 “Aquí es donde paso la mayor parte del día. A veces me interno a trabajar por horas y mis amigos a modo de broma me preguntan, ¿cuándo vas a salir de la cueva?”. Ella es así: introvertida, hermética, muy de su mundo. Incluso dice que sus conocidos la etiquetan de malgenio. Pero mientras conversamos nada de eso parece cierto; pues Gala es muy elocuente y denota ser una mujer segura, que habla con soltura sobre su carrera y sus aspiraciones.

Claro que, como buena artista, en ocasiones sí que prefiere el ostracismo. Bromea que hay épocas en que ni siquiera interactúa con su familia, pues entre partituras y melodías se pasan los días; que en el último mes han sido especialmente ajetreados ya que culmina su carrera en Producción Musical e Ingeniería de Sonido con la defensa de su tesis. Además, está a puertas de lanzar un EP, que es un formato de grabación musical con una duración más larga que un sencillo y más corta que un álbum. El proyecto tiene tres canciones en español y cada una con su versión en inglés.

¿Cómo ha llegado hasta aquí? Con dedicación, pasión y sobre todo determinación por seguir su camino musical. Tras graduarse del Colegio Americano, viajó a Santa Bárbara en California para estudiar en un city college. Esas voces que le decían que no podría vivir de la música le hacían eco, así que optó por tomar varias materias de colegio general hasta decidirse por una carrera en específico.

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Sin embargo, el destino no quería que se deslindara de su talento. Un día, su padre Raúl le llamó para decirle que le enviaba un artículo de Paulina Aguirre, la cantautora ecuatoriana que había ganado un Grammy Latino en la categoría de álbum cristiano. En el artículo estaba el correo electrónico de Paulina. Gala no dudó y le mandó una de sus canciones. Paulina respondió y le dijo que en seis meses podría verla, porque se encontraba en Los Ángeles. Gala, impaciente, no esperó y se apareció en la casa de los Aguirre (Paulina estaba allí con su esposo Pablo) y comenzaron a trabajar.

Gala comenta que Pablo hasta ahora bromea y le dice: “tú eres esa niña que un día tocó nuestra puerta y se quedó con nosotros un año”. Y fue así, trabajaron durante todo ese tiempo en su primer EP. La experiencia además le sirvió para conocer sobre producción musical e ingeniería de sonido, que es a lo que Pablo se dedica. Regresó a Ecuador y comenzó a estudiar la carrera en la Universidad San Francisco de Quito.

Uno de sus principales objetivos ha sido perder el miedo al escenario. Gala no tiene dudas al momento de escribir una canción, pero interpretarla frente al público es uno de sus principales temores. A modo de ensayo, canta con una banda de amigos. Se presentan en distintos bares de Cumbayá cada vez que hay ocasión. Su repertorio es de covers de artistas pop, pero le dan un giro tipo jam session. “Así pierdo el miedo, porque es divertido cantar una canción de Britney Spears en onda reggae y con tus amigos”, explica con una sonrisa.

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Otro aspecto en el que ha debido trabajar es su imagen. Cuando se presenta con su banda normalmente lo hace con jeans y camiseta negra. “No quiero que se fijen en mí, sino en mi voz”. Pero está consciente que al lanzar su EP como solista el público pondrá el ojo en ella como artista.

Encontrar un estilo que la identifique no ha sido una tarea sencilla. Su proyecto es pop pero con influencias de folk y electrónica. Sus letras cuentan historias y no tienen melodías pegajosas. Se trata de canciones limpias, relajantes; una especie de música para desconectar. Es así que para acompañar ese concepto ha desempolvado el closet de Maruja Ochoa de Andrade, su abuela materna, quien además inspiró la letra de su primer sencillo “Feather”. “Encontré vestidos vintage y me sorprendió lo cómoda que me sentí con esa ropa”.

Gala vive una época muy dinámica. Sus días se conjugan con la noche por tanto trabajo. Su proyecto como solista requiere de financiamiento y para obtener recursos produce eventos y conciertos. Su conocimiento en producción e ingeniería le permite avanzar más rápido en su EP, pues está en facultad de tomar decisiones de una manera profesional.

Ahora va a contra reloj con el lanzamiento de su EP que debería agendarse para fines de agosto o principios de septiembre. Mientras tanto, su productor, Carlos Pérez de Anda, ya ha metido una de las canciones en un programa de televisión. Carlos vive en Los Ángeles, pues estudia en Berkeley, e incluso participó en la producción del último álbum de Beyonce. Así él se enfoca en el mercado de la música en inglés, mientras Gala abre puertas en Ecuador y América Latina.

Por su parte, la relación con Pablo y Paulina Aguirre se ha mantenido estrecha. Con Paulina compuso una canción para su disco de duetos que está próximo a lanzarse. También compuso una balada para un artista colombiano. “Paulina me contó que le estaban produciendo a Andrés García y que necesitaban una canción romántica. Así que compuse una que fácilmente la escuchas mientras te tomas un aguardiente”, bromea. Lo curioso es que para su EP ha procurado mantenerse fuera de la temática del amor. “No quiero sonar cursi”, señala. Por eso se dedica a contar historias, cosas cotidianas con las que cualquier persona podría identificarse.