Fotografías cortesía de Hacienda La Danesa
Paraíso es aquel lugar en el que místicamente se confabulan los sentidos para traer paz al alma. Es un instante en el tiempo que junta vistas, sabores, olores, sonidos y tactos de maravillosas texturas. Paraíso es Hacienda La Danesa, un mágico espacio ubicado a poco más de una hora de Guayaquil, que por sus excepcionales virtudes atrae a turistas locales y extranjeros.
A mi amigo Niels Olsen lo he entrevistado varias veces como Ministro de Turismo. Hoy, después de tres años, finalmente y con esfuerzo, logro convencerlo de cambiar el enfoque para conversar sobre este maravilloso destino turístico imaginado por él hace varias lunas. No me cabe duda de que Niels practica lo que predica: su apuesta es por el turismo e invierte en el país.
Niels Olsen, Gerente / Dueño de Hacienda La Danesa
Bastante caída la noche encuentro el tiempo para conversar con el personaje privado en su faceta como empresario turístico e inmobiliario. No ha sido fácil lograrlo, la razón es entendible. “Esta es una línea que no he cruzado estos años porque no he querido utilizar la plataforma de “ministro” para promocionar mis negocios”, me dice. Y esta es una gran verdad. Es hoy, cuando Hacienda La Danesa está totalmente consolidada en su aspecto turístico e inmobiliario, que lo animo a exponerla públicamente porque un secreto tan maravilloso debe ser visto por muchos.
La pasión que irradia al hablar da el tono para descubrir por qué todo lo que Niels toca, funciona. En sus redes sociales lo vemos disfrutando de este increíble entorno natural, lo vemos en carne y hueso, auténtico, emotivo y transparente. Es igual en el ministerio que en el campo, solo cambia la vestimenta.
Bar de Área Social
Hacienda La Danesa saca lo mejor de él porque es un sueño hecho realidad. “Cuando tenía 14 o 15 años imaginaba compartir la vida del campo de la Costa ecuatoriana con turistas nacionales e internacionales”, me dice. Niels creció en el cantón Naranjito, fue a la escuela en Marcelino Maridueña, se crió rodeado de vacas, caballos, perros, gallinas y, lo más importante, de personas amables, nobles y hospitalarias.
El trayecto desde La Danesa a la escuela lo hacía en camión, encaramado sobre el maracuyá. Sus tardes las pasaba tomando jugo en funda en la comunidad de San Antonio. No imaginé así su infancia, me sorprende, y él, al notarlo, me responde, “tuve una vida verdaderamente privilegiada”.
Niels sabía lo que quería desde que era adolescente, y desde ese entonces ha trabajado para conseguirlo. “Hice mi maestría en turismo sostenible en Australia y regresé a Ecuador a los 26 años para emprender con el proyecto turístico e inmobiliario Hacienda La Danesa. Los últimos 3 años he estado prestando, con mucha honra, al sector público.” Hoy por hoy trabaja como Ministro de Turismo de lunes a viernes, y de anfitrión en La Danesa los sábados y domingos. “Conversar y compartir con nuestros huéspedes y residentes es de las actividades que más disfruto en la vida”.
La historia de esta hacienda es cautivante. Las tierras las compró su abuelo paterno Helge, un migrante danés que llegó a Ecuador cuando tenía alrededor de 20 años y se casó con Pilar, su abuela. Tuvieron seis hijos. Los padres de Niels se casaron muy jóvenes, de 18 y 21 años, lo cual era normal en esa época, y se mudaron a la casa de hacienda que fue construida en 1870. “En ese entonces no tenía ni ventanas ni telas metálicas, dormíamos con zarigüeyas y murciélagos… a veces culebras también”, comenta divertido.
La Danesa siempre fue una hacienda de trabajo con plantaciones de cacao, balsa y teca, además de ganado lechero y caballos pinto cuarto de milla. “Hasta que llegué yo a interrumpir la paz de la familia (risas), cosa que nos costó mucha paciencia y empatía al comienzo, pero hoy nos sentimos orgullosos de compartirla con viajeros de todas partes del mundo y residentes”.
Este paraíso tiene una extensión de 500 hectáreas. Está a 1h15 de Guayaquil vía terrestre, o a 20 minutos vía aérea (helicóptero). El área del hotel ocupa aproximadamente cuatro hectáreas, y la residencial está en siete hectáreas. El resto son bosques protegidos y tierras productivas. “El diseño urbanístico lo desarrollamos con EDSA (Estados Unidos), e Intemperie (Ecuador), teniendo a la sostenibilidad y a la comunidad como los principales factores. Con este enfoque logramos que la visión de la hacienda sea compartida por toda la familia y su manejo se ejecute con responsabilidad”.
Las fotos que acompañan este reportaje lo dicen todo. Transmiten paz, alegría, armonía. Tienen ese algo que invita sin hablar, que transporta a un escenario diferente en un viaje imaginario, que altera los sentidos tocándolos de distintas maneras. Los huéspedes son principalmente turistas internacionales que llegan a La Danesa antes o después de visitar Galápagos, mientras que las 16 familias residentes son, en su mayoría, de Guayaquil y Estados Unidos, que siempre soñaron tener una casa en el campo sin el estrés que esto conlleva, como la contratación de mano de obra o producir la tierra.
Al revisar la página web de Hacienda La Danesa encuentro frases que me intrigan. Por ejemplo “lujos discretos”. Niels lo aclara. “no es un lujo pretencioso, sino discreto. El lujo está en la hospitalidad, en la comunidad conformada por los residentes y huéspedes, en la naturaleza, en la calma y en el silencio absoluto”. A esto se suma, también, la discreción con la que la naturaleza circundante se expresa en un derroche de bondades pocas veces vista.
También se describen como “profundamente verdes”, y esta atadura a la sostenibilidad está marcada en los varios estilos arquitectónicos que promueve La Danesa. “Todo está concebido bajo un solo parámetro: sostenibilidad. La casa principal, donde viven mis papás, es una casa típica de la Costa ecuatoriana. Es elevada para que haya ventilación debajo de la casa y la humedad no quede atrapada; para que en invierno los animales (zarigüeya, culebras, etc.), no ingresen a la casa a buscar refugio; está construida en madera y tiene un altillo que funciona como oficina y mirador de la propiedad”.
Los cottages en los que se hospedan los turistas están principalmente recubiertos de teca, vidrio, hierro y ladrillo jaboncillo, con absolutamente todas las comodidades necesarias para atender a clientes exigentes: aire acondicionado, wifi, mini bar, jardines privados, mat de yoga, binoculares, guía de aves, parlantes bluetooth, etc. La decoración tiene influencia danesa, pero es principalmente ecuatoriana, e incluye obras de arte de artistas de nuestro país. El área social es un gran galpón con muchos libros y arte, un acogedor lugar para descansar de las actividades diurnas.
Los huéspedes pueden salir a cabalgar, recorrer los senderos en bicicleta, preparar su chocolate del árbol a la barra, flotar con la corriente de los ríos haciendo tubing, disfrutar de talleres de cocina y apicultura para conocer la importancia de las abejas en nuestro ecosistema. En 2025 estará listo el Wellness Center con un espacio de spa, piscina y un gimnasio boutique.
Y como si eso fuese poco, la hacienda tiene tres ríos: Milagro, Amarillo y Anapoyo, que son espectaculares para flotar con la corriente comiendo cacao sobre un tubo de llanta. Para complementar el entorno sin interrumpirlo, hay una buena selección de materiales en la infraestructura, como la madera teca, el mobiliario, las telas de las sábanas y toallas, la gastronomía from farm to table, buena selección de bebidas, y muchos otros atributos que funcionan en conjunto para generar experiencias únicas.
Actualmente hay 5 cottages en el área del hotel, con una proyección a futuro de crecer hasta 20. No sorprende la visión de expansión dado el enorme éxito obtenido, y Niels afirma que lo harán “cumpliendo con la visión de mis papás y hermanos para una correcta administración del patrimonio familiar y los inversionistas”. El máster plan incluye proteger más áreas para regenerar el bosque y reintroducir la vida silvestre que se ha afectado por monocultivos, además un centro de rehabilitación de ocelotes, osos perezosos, armadillos y venados; un campus universitario, centro ecuestre, una planta de chocolate y una planta de lácteos, como dulce de leche y yogurt, entre otros.
Una de las metas que persigue Niels en La Danesa es llegar a ser una experiencia gastronómica 100% del campo a la mesa, con zero waste. “Aún no estamos ahí, sin embargo la comida es auténticamente ecuatoriana con un twist de creatividad, sin caer en ridiculeces pretenciosas y moleculares. Comida simple y fresca de nuestro propio huerto y mercados locales es la meta”.
Al caer la noche, después de vivir las experiencias del día, llega uno de los momentos preferidos de Niels. “Los huéspedes se encuentran en el área social para disfrutar el atardecer mirando a las vacas o caballos pastar mientras acompañan este momento con vino, cerveza o un cóctel. Este es el momento de calma. Los huéspedes y residentes compartimos buenas conversaciones en un entorno en el que se forjan grandes amistades.”
Hacienda La Danesa va más allá de ser un exclusivo entorno turístico, pues en sus 500 hectáreas hay espacio para más. El desarrollo inmobiliario, que ocupa siete hectáreas, está 100% vendido en su primera etapa. Incluye 16 residencias que rodean la laguna artificial, pero completamente orgánica, que cumple con varios propósitos: ornamental, bebedero de vida silvestre y para nadar.
Las dos vocaciones -turística y residencial- en Hacienda la Danesa conviven en absoluta comunión de principios. Tanto así que los propietarios cumplen con un manual arquitectónico bastante estricto para proteger la estética del máster plan, como el uso adecuado de los materiales, las alturas, los retiros de 25 metros sobre las vías, el color del club car, la vegetación permitida de sembrar, el espacio de construcción que no puede superar el 25% del terreno, entre otros detalles. “Podría sonar exagerado, pero es indispensable mantener la coherencia, los espacios verdes y el orden, para sostener la calidad del proyecto”.
Las residencias son diseñadas por los inversionistas, pero los planos son aprobados por la firma arquitectónica Intemperie. Además, los propietarios tienen la oportunidad de comercializar sus residencias a través del Residential Rental Program de Hacienda La Danesa, y tener un ingreso pasivo de su propiedad. Las familias que han invertido aquí muy pronto podrán empezar a construir sus casas de campo. Con la primera etapa 100% vendida, se ha abierto un waiting list para quienes estén interesados cuando se comercialice la segunda etapa de residencias. Esto posiblemente será en 2025 o 2026.
Y así son las cosas en este paraíso llamado Hacienda La Danesa, un espacio donde lo efímero de paz, armonía y alegría se materializan en una realidad insuperable.