GUAYAQUIL
Por Narcisa Rendón
Sin duda la readecuación de espacios es una de las mejores alternativas para devolver vida a edificaciones antiguas. Varios ejemplos alrededor del mundo demuestran cómo edificios patrimoniales vuelven a ser parte de la vida de sus habitantes. El primer paso es cambiar el concepto de uso y acoplarlo a uno que esté acorde a la cotidianidad actual de nuevas generaciones.
La UNESCO, al referirse a las bibliotecas públicas, manifiesta que una biblioteca es una “fuerza viva de educación, cultura e información y agente esencial de fomento de la paz y los valores espirituales en la mente del ser humano”. Aparte de ser un espacio de conocimiento, también se trata de dejar un legado incuantificable a las nuevas generaciones.
Monasterios, palacios, y en nuestro caso, edificios patrimoniales en los reconocidos centros históricos de las ciudades del país, son lugares ideales para albergar bibliotecas públicas. Estas edificaciones mantienen proporciones grandes, espacios abiertos y sobre todo, han perdido su razón de ser original.
Evidentemente, preservar las estructuras patrimoniales es parte de mantener la riqueza histórica arquitectónica de las mismas ciudades. Siempre habrá barrios nuevos y barrios tradicionales, pero cada vez es más fuerte la tendencia a la gentrificación, etapa en la que se vuelve común que barrios antiguos vuelvan a tomar vida. Todo empieza con proyectos de readecuación, proyectos con envergadura cultural, que se convierten en ejes principales para que un determinado sector recupere su atractivo.
La única forma de preservar, y sobre todo, devolver la vida que tenían estas antiguas edificaciones, es re-direccionar su concepto, y readecuar espacios interiores otorgándoles una nueva funcionalidad. Ecuador, y específicamente Guayaquil, tendrá la más grande biblioteca universitaria destinada para uso público. Se trata de la Biblioteca de las Artes, una propuesta audaz de transformar un edificio patrimonial en un centro cultural, cuya inauguración está prevista para el último trimestre del año. Este proyecto señala las infinitas posibilidades para nuestros centros históricos, no solo para preservar su riqueza arquitectónica, sino también para invitar a los habitantes a beneficiarse de ella.
Hasta los años 80, esta estructura acogió al Banco de Descuento. Fue construido en 1954 con las más modernas técnicas de diseño, rompiendo así el esquema tradicional de arquitectura. Su tamaño es una muestra de ello: aproximadamente 5.000m2 cuya fachada muestra una estructura rectangular, con largas columnas situadas muy cerca unas de otras, que en su interior revelan grandes figuras cóncavas y de formas redondas como la parte superior de las columnas que sostienen el inmueble.
Caminar en este edificio declarado Bien Patrimonial por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, es una experiencia arquitectónicamente enriquecedora. Lo es también desde el punto de vista histórico, porque en su construcción se instalaron las primeras escaleras eléctricas de la ciudad, y un domo esférico con ladrillos de vidrio por donde atraviesa la mayor parte de la luz solar, y que por cierto, es el único en el Puerto Principal.
El estilo moderno con el que fue construida la edificación encaja perfectamente con el esquema innovador de la Biblioteca. Los visitantes que llegarán hasta allí tendrán acceso directo a los estantes de libros, podrán sentarse y hasta acostarse en uno de los 486 sofás, butacas y silletes desplegados para su uso, y tendrán asistencia sólo en caso de requerirla.
Natalia Tamayo, Coordinadora de la Biblioteca de la Universidad de las Artes, explica que los muebles dentro del edificio conservan la circularidad del espacio tal como fue receptado. Los elementos nuevos, como lámparas redondas, armonizan con el resto de materiales y su diseño de origen. De hecho, tampoco se han construido paredes que dividan las amplias áreas que componen los cuatro pisos, precisamente para conservar el estilo vanguardista interior.
Hacer de este espacio un lugar acogedor y exclusivo para la lectura dependerá siempre del usuario. El confort es determinante en esta actividad, y depende de varios factores, entre los que destaca la iluminación, el tipo de asiento, soportes de libros y decoración de paredes. El diseño de interiores cumple un rol fundamental para convertir espacios obsoletos en lugares funcionales y al mismo tiempo mágicos.
Una vez inaugurada, a la Biblioteca podrán asistir personas de todas las edades, pero la división interna estará destinada a diferentes públicos. Los niños tendrán un área exclusiva en la planta baja, la ciudadanía en general tendrá su espacio en el primer piso, el área del tercer piso estará destinada para los estudiantes de la Universidad de las Artes, mientras que el cuarto nivel será un centro de investigación. A ello se suma una pinacoteca, lugar destinado a la exposición de cuadros; un centro de eventos, y un fondo histórico especializado.
Todos en algún momento soñamos con introducirnos por muchas horas en un laberinto de libros, y que ese espacio en donde se conjuga la imaginación con el conocimiento sea el de nuestro propio hogar. La nueva Biblioteca de las Artes transformará el sentido que existe en el uso de los edificios patrimoniales, sobre los que ya pasaron varias décadas sin albergar a sus verdaderos dueños: los ecuatorianos.