Por: Ana María Buitrón
Isabel nos recibe en su casa con esa enorme sonrisa que es su principal característica. Una tarde de lluvia nos acompaña mientras la espectacular vista de Guápulo aparece como una inmensa obra de arte pintada en su sala.
Su departamento es cálido por sus colores, por sus texturas y por cada detalle que parece contar infinidad de recuerdos. La música parece acompañar su cotidianidad, innumerables discos aguardan en su repisa, le encantan las canciones de los 80’s y bailar es uno de sus pasatiempos.
El espacio destinado al comedor es una galería de arte. Poderosas fotografías de glaciares de la Patagonia encantan y seguro acompañan deliciosas comidas y exquisitas conversaciones.
Vive en uno de los barrios más amigables de la ciudad. Caminar sus calles, junto a su perrita Cloe, hace parte de su día a día y de esos momentos de distención. Le gusta mucho que la calle González Suárez ofrezca varios espacios como cafés y restaurantes para compartir con amigos y establecer reuniones de trabajo.
Es madre y esposa, y con su nuevo trabajo como corredora inmobiliaria puede manejar su tiempo de mejor manera, para disfrutar de cerca a su familia y hacer todas las actividades deportivas que tanto le encantan.
¿Cómo ves actualmente al mercado inmobiliario?
Sin duda este año no es igual a los anteriores. En términos generales se percibe un mercado afectado por la economía del país, pero la verdad es que no me puedo quejar, me ha ido muy bien. Mucha gente habla de crisis pero yo no me detengo a pensar en ella. Soy muy positiva y trabajo mucho para lograr mis metas.
¿Qué busca la gente en las propiedades?
La gente joven que busca su primera propiedad está interesada en suites y lofts, con marcada preferencia por el Valle de Cumbayá. Noto mucha conciencia en los jóvenes, ahora quieren vivir en espacios ubicados cerca de su trabajo o centro de estudios para utilizar menos el automóvil y más la bicicleta. Por otro lado, la gente que está en su proceso de retiro tiene casas grandes, que las quieren vender y optar por un espacio más pequeño. El clima de Cumbayá, su tranquilidad, así como sus espacios verdes y de recreación les atrae mucho. De todas formas, procuran estar cerca de centros médicos y zonas comerciales.
¿Cuál es tu estrategia comercial?
Los clientes quieren saberlo todo, y dentro de ello, hay detalles que aprendes con la experiencia, y otros que requieren de más estudio. Ser corredora inmobiliaria precisa conocimientos de ingeniería, arquitectura, materiales de construcción, leyes, entre otros. Por un lado, me mantengo en constante capacitación, ideando nuevas estrategias, buscando superar mis propios límites; y por otro, la confianza que brindo a mis clientes, la organización y el manejo responsable del tiempo, les da seguridad en mi compromiso con ellos. Todo esto me permite mantener el enfoque en el negocio sin descuidar mi familia. Mi siguiente paso es obtener la licencia profesional que es obligatoria en países como Estados Unidos.
¿Cómo es la relación con tus clientes?
Sumamente cercana, abierta y cordial. Tanto si venden como si compran o arriendan, constantemente están informados de los avances en mi trabajo, puede ser por llamadas o emails, porque no es recomendable perder el contacto. Si buscan un corredor inmobiliario es porque lo requieren en razón de sus ocupaciones o falta de tiempo, y deben saber que cuentan con ese apoyo. Dependiendo de sus necesidades, incluso les pongo en contacto con especialistas en decoración y hago todo lo que esté a mi alcance.
¿Cómo tejes tus redes de trabajo?
Tener tantos años de experiencia me ha dado soltura, sé cómo organizarme y tratar a la gente. Mis clientes son la cosecha de amistades y relaciones que he formado a lo largo de mi vida, pero crecer es un tema de tiempo y arduo trabajo, no sucede de la noche a la mañana. En Remax nos capacitan, nos dan tips para ser exitosas, y a partir de ahí la responsabilidad está en manos de cada uno.
¿Qué se necesita para ser exitoso como corredor inmobiliario?
Es un trabajo que demanda mucho esfuerzo. Requiere de disponibilidad de tiempo incluso en fines de semana, y además se debe tener profundos conocimientos técnicos y legales. Mis fortalezas son mi experiencia, mis contactos, y la particular atención que brindo a mis clientes. En base a todo esto he logrado construir los buenos resultados que obtengo.
¿Cuéntanos sobre tu experiencia profesional previa al negocio inmobiliario?
He trabajado toda mi vida, desde hace 23 años. Durante 15 años fui gerente de centros comerciales, y esa experiencia determinó de forma positiva mi formación y los retos que establezco actualmente. Me formé en historia, geografía y antropología, sin embargo, el mercadeo y la administración me cautivaron y se convirtieron en mis motores de trabajo. Desde enero de 2016 soy parte del equipo Remax, la organización internacional de bienes raíces más exitosa del mundo.
¿Cuál es su impacto en Ecuador?
La sede principal está en Guayaquil y tiene 22 oficinas en el país. En Quito se establecen nueve franquicias con 160 agentes que trabajamos de manera muy colaborativa. Yo trabajo en Remax Sol, en Cumbayá, como agente asociado. Enrolarse con esta firma tan importante te ofrece varios beneficios, entre ellos, tener acceso a una oficina, a capacitaciones, asesoría legal, asistentes y un sistema de computadoras con la tecnología necesaria para que desarrollemos nuestro trabajo. Todos los meses hay premiaciones locales y he sido una de las afortunadas. La franquicia máster motiva a sus mejores vendedores y a quiénes hacen más transacciones.
¿Te encuentras en un momento cómodo de tu vida?
Es muy importante tener la potestad de ser dueña de mi tiempo, ya no tengo jefes, me organizo acorde a mis objetivos. Soy disciplinada. Normalmente en las mañanas trato de organizar todas las citas con mis clientes y las tardes las dedico a manejar la web y mis redes sociales. Disfruto con mi esposo, comparto con mi hijo y destino tiempo a mis amistades. Si te dedicas al trabajo y lo haces con esfuerzo para cumplir tus sueños, obtienes grandes resultados.