Por: Caridad Vela
Desde su cargo como Gerente General de las empresas Kubiec y Conduit, Henry Yandún es probablemente una de las personas que, a nivel nacional, más experiencia reúne en temas de materiales para acabados de construcción.
Señala que a nivel macro se han dado tres factores que están alterando la producción y comercialización de estos materiales: las normas de construcción sustentable que están empezando a aplicarse, la realización de la conferencia mundial Habitat III que impactará en los sistemas constructivos, y las enseñanzas que nos dejó el terremoto que azotó la costa ecuatoriana en abril del año en curso.
¿Estamos entrando en una era de reflexión constructiva?
Evidentemente nos ha tocado aprender, y por ende, reflexionar. Por ejemplo, el trágico resultado del terremoto debió haber sido menor, pero el problema es que nos preocupábamos solamente de la parte estructural de las edificaciones, que obviamente es lo más importante, pero hemos visto que varios materiales no consideran la sismo-resistencia.
¿Por ejemplo?
El bloque era un lindo material, imbatible en la construcción en el país, pero después del terremoto se vio que tenía un grave defecto: es muy pesado. No es que sea un mal producto, sino que es muy pesado y por ello generó muchos problemas. Inclusive muchos detalles arquitectónicos provocaron tragedias, porque cierto tipo de revestimientos que estéticamente son muy buenos y tienen el precio adecuado, carecen de consistencia sismo-resistente.
¿Sismo-resistente o anti-sísmico?
La palabra “anti-sísmico” es un mal uso del español, es como decir anti-gripal, que es algo que no existe. Existe medicina que ayuda a que la gripe tenga efectos menores, es decir, “gripe resistente”, pero no anti-gripe. En ese mismo sentido, hay sistemas constructivos que logran que el efecto de un terremoto sea menor, ayudan a soportar el sismo, pero nada es anti-terremoto.
¿Cuál es el aprendizaje que dejó el terremoto?
Lamentablemente hubo demasiado apresuramiento en remover los escombros y esto no permitió que se hagan las investigaciones del caso. Varios profesionales voluntariamente quisieron estudiar lo sucedido para aprender de los errores, pero se removieron los escombros con tanta urgencia que muchas verdades no se revelaron. Lo que es evidente es que la construcción requiere de la participación de un ingeniero calculista, y que es imperante que se evite la proliferación de construcciones informales que son la causa del 90% de los problemas.
¿Cómo identificar los materiales sismo-resistentes?
Los materiales para acabados tienen que tener en cuenta que la sismo-resistencia tiene mucha relación con el peso del material. Mientras más liviano es el producto, más sismo-resistente es. La reconstrucción debe darse utilizando las nuevas tecnologías, dejando atrás las paredes pesadas de bloque y reemplazándolas por materiales más livianos.
¿En Ecuador hay esa nueva tecnología?
Hay varias alternativas. La que nosotros comercializamos son los paneles termo acústicos, que son elementos estructurales para paredes que tienen dos capas de acero, pero en el interior tienen poliuretano o poliestireno, que son aislantes térmicos y acústicos extremadamente livianos. Pesan entre 10 y 40 veces menos que la pared tradicional de bloque u hormigón.
¿Por qué es más sismo-resistente mientras más liviano sea?
Porque si se pone más peso en la parte alta, más fuerte será el colapso. La teoría científica de la sismo-resistencia dice que el mayor peso debe estar abajo, porque obviamente los cimientos son los que resisten a la construcción, y el menor peso debe estar arriba.
¿Qué diferencia de costo hay entre una pared de paneles termo acústicos y una pared de bloque?
Si las paredes de bloque u hormigón son técnicamente hechas, el costo será igual que hacerlas con paneles termo acústicos. El problema es el criterio artesanal con el que se las construye, sin calcular el impacto anti sísmico, y las consecuencias están a la vista. Hizo falta un terremoto, una desgracia nacional, para que nos percatemos de estos errores.
¿Estos paneles son prefabricados?
Nuestras soluciones son industrializadas, y por lo tanto son mucho más rápidas para efectos de construcción. Hace algunas semanas, inmediatamente después del terremoto del 16 de abril, el Gobierno quería fabricar escuelas para inaugurar las clases el 4 de julio. Firmamos el contrato y en menos de 30 días construimos ocho escuelas en Manabí y en Esmeraldas. Fue un récord que se logró básicamente porque es un proceso industrializado, y además cumple con las características de sismo-resistencia.
¿Además de anti-sísmicos son sistemas constructivos sustentables?
Construcción sustentable quiere decir que cuando uno construye gasta menos recursos en energía y agua, y que el mantenimiento de la propiedad también requerirá de menores recursos. En nuestro proceso no consumimos agua, se consume el mínimo de energía en transporte del material porque pesa hasta 40 veces menos que el bloque, usamos menos combustible y menos esfuerzo para armar las estructuras. En cuanto al costo de mantenimiento futuro, estas escuelas no van a requerir de aire acondicionado, porque la temperatura en el interior es 10 grados menos que en el exterior.
Dejando atrás el tema de la reconstrucción post terremoto, ¿estos paneles sirven para cualquier tipo de construcción?
En las construcciones el primer piso es de hormigón, pero desde el segundo piso y hacia arriba se aplican estas soluciones. Esto se empezó a utilizar a nivel de campos mineros en Ecuador porque la construcción es más rápida y eficiente, pero frente al mercado en general no éramos competitivos en precios comparados con el famoso bloque. Ahora que las ventajas de nuestros productos son evidentes estamos logrando mayor penetración en el mercado, porque cumplimos con los parámetros de construcción sustentable y sismo-resistente. Nuestro hábito es mirar hacia Estados Unidos por ser líder en avances tecnológicos; y a Chile, por la sismicidad que experimenta. En los dos países es muy común el uso de paneles termo-acústicos o steel framing, que es acero liviano forrado con pared seca a los dos lados, y también es una buena solución para paredes externas.
Mencionó Habitat III como otro de los hitos que están potenciando un cambio en el uso de materiales de construcción…
Sí, y creo que los ecuatorianos todavía no hemos dimensionado la magnitud de este evento que es muy importante, no solamente para Quito sino para las decisiones que se tomarán para la humanidad. Ecuador no tiene nada novedoso que presentar en esta conferencia, porque de momento tenemos establecidas ciertas normas que están encaminadas hacia construcción sustentable y ahorro energético, pero son de aplicación voluntaria.
¿Hay incentivos para quienes las apliquen?
No. Hemos mantenido conversaciones a nivel municipal pero aún no se logran consensos. En la mayoría de países hay beneficios tributarios cuando se construye aplicando este tipo de normativas, porque con esa fórmula ganamos todos: gobierno, municipio, constructor y la sociedad en general. Aspiramos a que pronto se establezcan incentivos en nuestro país para masificar esta tendencia que dentro de pocos años será mandatoria.
¿Es más costoso construir aplicando esta normativa?
En un principio sí, porque se utilizan nuevas tecnologías, pero el ahorro en el funcionamiento es enorme. Por ejemplo, para citar algo sencillo, en Quito no se utilizaba aire acondicionado y ahora se lo está haciendo porque las construcciones acarrean errores de implantación, como colocar ventanas inadecuadamente ocasionando que las oficinas y residencias sean muy calientes. Esto no es construcción sustentable ni inteligente, y a la larga las cuentas de energía eléctrica son altísimas.
¿Cuáles son las opciones en cuanto a materiales?
El panel termo-acústico es ideal para cubiertas y losas, porque mantiene temperaturas uniformes en el interior de viviendas, oficinas, centros comerciales, etc. Lo aplicamos en el nuevo Aeropuerto de Quito con excelentes resultados. Para vivienda se usa mucho las tejas con aislamiento que se las puede colocar en cualquier tipo de techo y son muy estéticas. Otra opción es colocar el sistema de aislamiento debajo de la solución que actualmente tienen, y funciona a la perfección. No existe problema de humedad porque las planchas de poliuretano o poliestireno están entre dos láminas de metal, y además, regresando al tema de la sismo-resistencia, este material es muy liviano.
¿Algún otro?
Tenemos vigas de acero, que son una aleación de zinc y aluminio que no se oxida, y el aluminio provoca que se refracten los rayos solares manteniendo fresca la temperatura en interiores. Comúnmente se lo conoce como el aire acondicionado de los pobres porque es muy económico. Kubiec lo utilizó en la construcción de refugios en las zonas afectadas por el terremoto.
¿Qué tan económico es?
Una casa con garantía de 20 años de durabilidad, de 17m2, cuesta $330, incluido el transporte del material y la construcción. Son mucho más estables y seguras que las carpas que se montaron como albergues temporales, que tienen solo 8m2. Muchos de los damnificados a quienes ayudamos con esta solución manifestaron que esta casa es mejor que la que tenían antes del terremoto.
¿El gobierno contrató la construcción de estas casas?
Al gobierno no le costó un centavo, al damnificado tampoco. Hemos donado más de 700 refugios de este estilo, lo que se traduce en 2.800 personas viviendo dignamente después de haber perdido todo. Se logró gracias a donaciones de empresas y personas naturales que, al ver que nuestra iniciativa tenía diseño estructural y arquitectónico, que no fue algo improvisado sino bien pensado, decidieron sumar su aporte. Afortunadamente las donaciones continúan llegando, y gracias a ello aspiramos a cubrir 1.000 viviendas.