Por: Caridad Vela
Marzo – abril, 2012 |
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Con un “buenos días amigos televidentes” Estéfani empieza su día. Mira a una cámara, luego cambia a otra, saluda a miles de personas a quienes no conoce, y da paso a las entrevistas pautadas para el día. Polémicas la mayoría, porque ahí está la noticia, pero intercaladas con frases célebres o entrevistas de entretenimiento. Sin duda alguna, son temas de actualidad manejados con responsabilidad.
Es enterada y preparada. Pregunta con una mirada seria que no logra esconder la vivacidad de sus cortos años. Esa mezcla de madurez inquisitiva con su aire jovial y relajado, son características que han llevado a la teleaudiencia nacional a tenerla entre las preferidas para el noticiero de la mañana.
Es muy fácil definirla, aunque parecería un enigma. A sus pocos años ha logrado mucho en un mundo competitivo, donde el valor de la experiencia podría cobrar factura. Conjuga madurez con juventud, seriedad con informalidad, inteligencia con emoción. Habla de su perro con la misma intensidad con la que topa temas políticos, se viste de gala y sonríe con discreción y, pocos minutos después, sale al jardín de su casa e irradia juventud.
Cambiamos la rutina. Hoy Estéfani es la entrevistada. Se enfrenta a otra cámara y en otro set. Nos abre las puertas de su hogar para que logremos un atisbo de los rincones donde sucede su vida privada
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¿Tu vida ha transcurrido siempre en Quito?
Crecí y viví siempre en el sector Norte de Quito. A los 18 años empecé a viajar. Estuve un año en Chicago, otro tiempo en Florencia, un año en Nebraska y casi dos en Atlanta. En cada lugar confirmaba que el clima de Quito es el mejor. No me gustan los extremos. Para mí, ni muy caliente ni muy frío. Mi familia escogió vivir ahora en una urbanización en Quito que afortunadamente todavía conserva espacios verdes, árboles, parques y mucha naturaleza.
¿Qué tan fácil es manejar la vida de personaje público?
Es duro. Estar expuesta a la crítica constante, ya sea para bien o para mal, puede ser agotador. Afortunadamente he tenido el cariño y la confianza de la gente que apoya el trabajo que hacemos. Tengo muy claro que este trabajo no es para agradar a todos, al contrario, una denuncia, noticia o proceso de investigación genera todo tipo de reacciones. Me esfuerzo por lograr que la gente valore el resultado periodístico, más allá de la simpatía o diferencias que puedan tener conmigo.
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¿Cómo describes a tu audiencia?
La audiencia es exigente. Un error en nuestro trabajo no es cualquier error, está expuesto al escrutinio del público. Hay que saber corregir y mejorar. Eso exige mucho trabajo, responsabilidad y compromiso. Y no sólo eso, exige también renuncia a lo que podría ser una vida normal. Se pierde ese espacio privado pero lo veo como parte de este oficio. Por otro lado, también hay cosas gratificantes de ser una persona pública, como la confianza y el aprecio de la gente que son el verdadero motor de esta profesión.
¿Un día normal en tu vida?
Sin descanso! Me despierto a las 4:30 de la mañana y estoy al aire hasta las 8. Durante el día coordino y preparo los noticieros y en la noche conduzco un noticiero en radio, a través de FM Mundo. Llego a mi casa a revisar otros noticieros y hago los últimos cambios para las emisiones del siguiente día. Me acuesto a la media noche, duermo entre 4 y 5 horas diarias.
¿Y los fines de semana?
Los fines de semana me escapo. Este año he ido mucho a la playa. Me gusta viajar, conocer otros lugares, desconectarme de la cotidianeidad, cambiar la rutina y el ambiente. Aprovecho para estar con la gente que quiero y hacer lo que entre semana no alcanzo a hacer.
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¿Vives con tus padres?
Sí. Cuando vivía fuera del país extrañaba mucho a mi familia, la comida de la casa, a Mariana, la señora que trabaja con nosotros, mi cuarto…todo! Cuando regresé a Ecuador quise volver a vivir con ellos porque creo que estos son los años en los que se puede aprovechar la familia. Las circunstancias pueden ser distintas en cada caso, depende de cada persona, pero en mi caso concreto, siempre he dicho que viviré en casa hasta casarme.
¿Nunca te ha provocado independizarte?
No, ya tuve la oportunidad de vivir sola un buen tiempo mientras trabajaba afuera. Me gustó la experiencia, pero hasta ahí nomás, prefiero estar acompañada. Además, soy pésima para la cocina. Tuve algunos intentos frustrados por cocinar y la conclusión es que voy a tener que hacer algunos cursitos si algún día quiero lograrlo.
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¿Cuál sería tu lugar ideal para vivir?
Definitivamente prefiero los valles o zonas más alejadas del caos de la ciudad. Las ciudades modernas, contemporáneas y rápidas me gustan, pero para vivir prefiero algo más calmado. Mi casa y mis espacios personales tienen que estar un poco más desconectados del ajetreo que, ya de por sí, son la tónica habitual de mi trabajo. En Chicago o Nueva York, por ejemplo, todo está al alcance, a no más de una cuadra. Hay mucho movimiento y mucho cemento. Atlanta, por otro lado, empezó a crecer hace unos 10 años y aún no está tan desarrollada como otras ciudades, razón por la cual todavía conserva muchas zonas verdes y no pobladas.
¿Preferirías casa o departamento?
Casa. Me gustan los espacios amplios y las áreas verdes alrededor.
¿Grande o pequeña?
Depende en qué circunstancias.
¿Cuál es tu estilo en decoración?
Prefiero lo moderno, lineal, minimalista. Varios ambientes, pocas paredes, espacios abiertos, techos de doble altura, ventanas amplias. Me mantengo en los colores blancos. No soy tradicional pero tampoco llego al extremo de lo totalmente moderno.
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¿Contratarías decoradores profesionales para tu casa?
Sin duda! Yo tengo claro el tipo de decoración que me gusta, pero siempre un experto puede acotar con temas de luz, ubicación de ciertos elementos, aprovechamiento de espacios, nuevos estilos etc.
Desde tu profesión de periodista, ¿qué opinas del tráfico en Quito?
En su momento el pico y placa fue una opción para Quito, pero al aumentar el parque automotor y el número de taxis, este sistema ha perdido efectividad. Hay que hacer una evaluación y paralelamente seguir trabajando en vías de descongestionamiento, eliminar los redondeles innecesarios, controlar las paradas de los buses, mejorar la calidad del transporte público, de espacios para las bicicletas, repavimentación de vías, en fin, mucho por hacer.
¿Y de la seguridad?
Es el tema que más preocupa y afecta a los ecuatorianos. El miedo instaurado en la ciudadanía es insostenible. La seguridad requiere de un compromiso de todos pero hay un saldo en rojo de las autoridades. A pesar de la inversión en equipamiento a la policía, por ejemplo, no se sienten los resultados. Después de 5 años de gobierno inauguran una central de sistema integrado para seguridad. La idea es llegar a 15 nivel nacional, lo cual es positivo, pero el sólo hecho de escuchar que tomará otros 2 a 3 años implementar ese y otros proyectos me hace preguntar: ¿cuánto tiempo más podemos aguantar los ecuatorianos?
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¿Cómo calificas el momento por el que atraviesa el sector de la construcción?
Aunque el presidente de la Cámara de la Construcción de Guayaquil lo niega, yo sí creo que el sector tendrá una afectación por el aumento al 5% del impuesto a la salida de divisas. Me refiero a la importación de materiales para la construcción que encarecerán el precio final de la obra. La construcción es un motor de desarrollo, el tener casa propia es un sueño de todos los ecuatorianos. Según cifras oficiales, el país tiene un déficit de 800 mil casas. Ahí está latente el reto.
¿Políticas implementadas por el Gobierno a través del Biess?
Creo que el BIESS sí ha aportado en la dinamización del sector. En los últimos años se amplió el acceso a los créditos hipotecarios. El Banco Central estableció un techo para la tasas de interés, pero es necesario que toda entidad bancaria lo respete en su totalidad. El trámite burocrático para acceder a un crédito en el Biess aun perjudica al sector de la construcción que se ve obligado a atrasar obras. Los plazos de aprobación de los créditos siguen siendo lentos, más allá de verificar el cumplimiento de requisitos, es necesario agilitar los procesos.
A tu criterio, ¿cuáles son las 3 obras prioritarias en las que el Municipio de Quito debería enfocar sus esfuerzos?
Definitivamente la construcción de las vías de acceso para el nuevo aeropuerto de Quito; el descongestionamiento de tráfico que incluye también el trabajo de repavimentación de las vías; y seguridad.
¿Los medios de comunicación apoyan a solventar problemas de la comunidad?
Evidentemente, los medios de comunicación cumplen un servicio social. En los noticieros de la comunidad, por ejemplo, transmitimos los problemas de los barrios para exigir respuestas de las autoridades. Hoy por hoy los vecinos de distintos sectores nos esperan todas las mañanas para denunciar o informar su caso. Desafortunadamente el denominador común es la falta de vías de acceso, espacios verdes que están desperdiciados y se convierten en guarida de ladrones; y la inseguridad.
¿Sólo quejas?
No, por el contrario. También apoyamos los proyectos que favorecen a la ciudad. Ahora último, da gusto mencionar el soterramiento de los cables en varios sectores, los nuevos mecanismos de recolección de basura etc. Intentamos destacar las iniciativas de los barrios que se organizan en contra de la inseguridad, por ejemplo, hacer vigilias o guardias en la noche, instalar alarmas comunitarias etc.
Si te digo “Centro Histórico de Quito”, ¿qué se te viene a la mente?
Me encanta! Siempre que alguien visita mi ciudad con orgullo les recuerdo que la UNESCO la declaró Primer Patrimonio Cultural de la Humanidad. Me encantan las iglesias, conventos, los monasterios, las capillas… la arquitectura, pero sobre todo, las historias y leyendas que encierra el Centro Histórico. Para mí, el casco colonial tiene ese toque espiritual por la cantidad de iglesias que se construyeron en una zona relativamente pequeña.
¿Tu gusto por las iglesias es meramente histórico o eres católica practicante?
Sí, soy católica. La iglesia es mi refugio. Hay pocos lugares en los que me siento tan feliz y tan bien como en una iglesia. En Semana Santa hago el recorrido por el centro visitando las siete iglesias, en memoria a los siete lugares donde estuvo Cristo antes de morir. Mirarlas iluminadas, admirar su arquitectura y el encanto especial que cada una tiene nos permite estar en vela con Jesús sacramentado.
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