Por Caridad Vela
Vestuario: Palacio Quicentro y Scala Shopping / @palacio_ec
Maquillaje y peinado con la App de Beautify, peluquerías a domicilio
La mirada seria de esos profundos ojos negros con los que despertamos cada mañana guardan muchos misterios. Protegen un espíritu noble y divertido, sensible y sencillo, que tras cámaras, en la informalidad de su hogar, se muestra a flor de piel. Estéfani Espín no es como cualquier chica joven. La seguridad en sus andares y su solvencia mental me hacen pensar que estoy ante un alma vieja.
El periodismo la motiva y mantiene activa. Su familia alimenta lo más profundo que hay en ella, mientras los laberintos de la vida la sumergen en continuos episodios de búsqueda. Dios guía su camino. Lo que vemos en la pantalla de Ecuavisa es el resumen de una mujer que al unísono maneja todas las dimensiones de su ser: cuerpo, mente, alma y corazón. Por eso brilla su mirada.
Su vida transcurre en espacios abiertos con amplios ventanales. En la decoración el blanco es protagonista. El diseño de la casa es del Arq. Jaime Andrés Ortega, la arquitectura interior de Adriana Hoyos, la decoración de Cayetano Uribe, y Estéfani sobre ellos todo el tiempo tomando decisiones y dando su toque distintivo. El estilo es minimalista y descomplicado, tal cual su personalidad.
Háblame de tu otro yo, de ese yo que busca sentido a la vida…
Todos llegamos a un punto en la vida en el que buscamos interiorizar para dar sentido a nuestra existencia. Queremos encontrar el para qué y no detenernos en el porqué. Hace dos años entré en ese momento de descubrimiento. Fue un punto de inflexión que tuvo como detonante un estado delicado en mi salud. En Cleveland los médicos no concluían en un diagnóstico claro. Esa incertidumbre traía consigo cuestionamientos profundos. Recuerdo haberle pedido a Dios en el Santísimo, un par de años más para estar con mis hijos a tiempo completo. Siempre he sido una mujer muy dedicada al trabajo, vale decir que hoy estoy sana, pero la experiencia fue causante de nuevos comienzos. Aprendí y sigo aprendiendo a manejar un balance que combina familia y trabajo, sin renuncias.
La vida pasa factura…
Duermo poco, trabajo sin pausa, tengo una exposición diaria que aunque la disfruto al máximo, supone silenciosamente para el cuerpo y la mente una carga de estrés importante. Han sido muchos años a ese ritmo y el cuerpo habló, pero para bien. Ser periodista de opinión, manejar programas de periodismo político en la calidad que buscamos, implica estar inmersa en el mundo político y económico de un país con responsabilidades 24/7, y también lo es manejar dos criaturas de dos y cuatro años en pleno proceso de formación. Eso supone esfuerzos sobredimensionados que pueden provocar un colapso si no son bien manejados. Nos pasa a muchas, por eso el esfuerzo para la mujer es doble pero los resultados son fantásticos cuando metemos alma, corazón y estrategia a todas nuestras labores. Y sobre todo cuando aprovechamos esos dones, en mi caso el de comunicar, para ponerlo al servicio de los demás.
El eterno problema de las mujeres, combinar dos mundos…
Es que no queremos renunciar a nuestras carreras, a nuestro trabajo, y la realidad es que los años productivos de las mujeres que ocupan puestos de alta dirección se cruzan con los años reproductivos y de crianza en el ciclo familiar. Por eso las altas tasas de mujeres que se ven obligadas de desertar. Necesitamos dosis de efectividad, disciplina y estrategia, pero debemos también reconocer que no somos super woman. Yo tengo esa mala costumbre de sobre-exigirme, buscar perfeccionismo, pero querer trasladar eso al hogar resulta un fracaso. Esa excesiva auto imposición solo decanta en convertirte en el perfecto insatisfecho.
¿Cómo superarlo?
Fue todo un proceso entenderlo. Conversar con miles de mujeres en situaciones similares, cada una en su condición, pero finalmente bajo las mismas preocupaciones de madre, esposa, trabajadora, motivó la creación de una plataforma de mujeres, Beautify, que busca insertar a más mujeres al mercado laboral. Si podemos, claro que sí, por eso quienes estamos en capacidad de incidir debemos luchar por políticas de conciliación. El país se beneficia de tener mujeres preparadas aportando en sus directorios, debe ser un esfuerzo común. Todo esto vino de un proceso que buscaba darle sentido a todo lo que hago.
¿Esa es tu búsqueda?
Sigo en mi búsqueda, todos debemos estarlo. Por eso ofrecí trabajar con mis seguidores en contenido que les permita vivir mejor. Si tengo que incidir en mi gente, que no sea en temas que abundan hoy en las redes, sino en lo que realmente creo que hace falta. Una sociedad de conocimiento, esa es la búsqueda de sentido. Nada puede cambiar tanto la vida de las personas como el conocimiento y la educación, saber gestionar las emociones, pensamiento y manera de vivir. Empecé este proceso con un coach personal, Rodolfo Cabrera, experto dedicado a estos temas desde hace muchos años. Voy descubriendo junto a él los beneficios de vivir una vida sin miedos, una vida para dar, una vida con sentido. Por eso comparto esta introspección, es una oportunidad de devolverle a mi público, con reciprocidad, todo el cariño que me sigue dando.
¿Cómo fue el proceso?
Partir de cuestionar en qué queremos convertir el cuento de nuestra vida. En qué podemos dejar y dar. El periodismo es mi vocación, trabajo para aportar con una sociedad más informada y eso es palabras mayores. En la misma línea creo que hay que seguir aportando por una sociedad de conocimiento, lo único sostenible en el tiempo. Si voy a incidir en algo que sea en volver a lo básico, a nuestras raíces, a nuestro sentido, la familia, en cómo aprender a vivir mejor con formación y educación.
Esa parte de Estéfani no la vemos en televisión?
Está ahí, soy lo que ven en televisión y escuchan en radio. Llevo 14 años en televisión, más de 10 ininterrupidos en mi casa Ecuavisa, entrevistando a los personajes que generan noticia en el país. Todo esto es fruto de esas experiencias. Más que las hojas en el calendario, vale lo que vamos aprendiendo.
¿Qué es lo más valioso de esa experiencia para hacer tus entrevistas?
Los años pasan pero hay historias de nuestras naciones que se repiten, también los personajes, aunque con distintos nombres. Estudiarlo y aprovechar el sexto sentido que aventaja a la mujer me permite anticipar la reacción, la repuesta o la actitud con la que llegará cada invitado. Buscamos entrevistas de calidad, que aflore la verdad, y ojo, eso no implica que yo lo grite a cuatro vientos, sino de darle los elementos necesarios al televidente para que concluya. Desde permitir que evadan una pregunta, los silencios, las pausas, los gestos, los nervios o la excesiva soltura. Si hablamos de mis posturas no imparciales, quedan para los espacios donde no se puede ser imparcial, cuando hablamos de derechos, de vida, de justicia o injusticia, de delitos, de corrupción. Ni puedo, ni debo ser imparcial, pero hay un marco de respeto a toda opinión, disentir es enriquecedor.
Un estilo muy tuyo…
Nos acostumbramos a entrevistas de imposición en las que los entrevistadores quieren ser los personajes, este es un oficio de servicio, sin baños de egos. No soy yo quien le grita a alguien ladrón, soy yo quien le permite al televidente concluir quién le roba y quién le miente. Lo contario es subestimar a nuestra audiencia y privilegiar el show. Son estilos distintos, sí, pero en lo de fondo son objetivos diferentes. Hacer contenido de calidad, lejos de lo ratinesco, no fue fácil, fue nuestra apuesta, y la audiencia con los años lo valoró.
¿Alguna vez has pensado en dejar tu trabajo?
Cuando estuve delicada de salud los médicos plantearon que dejara de trabajar para tener tiempo de descanso, les dije que eso me enfermaría más. Nuestro oficio es muy activo, si entra un proyecto de ley a las 10 de la noche, debo replantear el noticiero. Si cambia la noticia, cambia el noticiero. No hay ciclos de ocho horas, no hay fines de semana, esta es una forma de vida más que un oficio. Por eso fui en busca de sentido, buscando equilibrio, y ha resultado sanador para seguir con todo a punto.
¿De eso también se trata Beautify?
Beautify es una plataforma para mujeres que nació por la cercanía con miles de mujeres que se relacionan con historias como la mía. Sea por su estado de salud, o sus múltiples responsabilidades sienten que van a colapsar, y lo que necesitan es redireccionarse. Beautify es una aplicación “on demand”, que permite a las mujeres trabajar bajo disponibilidad. A su vez, brinda a las mujeres oportunidad de cuidarse, de dedicar tiempo para ellas, sin necesidad de salir de casa. Yo ya no tenía tiempo para mí, pensé en lo que funcionaba bien para casos como el mío. Hay un concepto primordial de por medio, la conciliación familia-trabajo y la importancia de rescatar a la mujer en el mercado laboral.
Lo topaste en Ted-Ex…
En un inicio hablé sobre la capacidad que tenemos las mujeres de ser multifacéticas, de multiplicarnos, de pretender ser super woman. Y con el tiempo fui repensando el discurso. No es cierto, no estamos obligadas a ser mujeres perfectas en todo lo que hacemos. Aprendemos a ponderar, a escoger, a disciplinarnos, pero eso no significa que debamos renunciar. Es el mensaje que busco transmitir. Hace algunos años fui parte también de un grupo de liderazgo femenino de alta dirección, mujeres ecuatorianas que nos juntamos para estudiar los temas que más nos afectan como mujeres, si queremos estar sentadas en las sillas de alta dirección. Insisto en ello, porque llego a muchas y si debo inspirar en algo, que sea en decirles que no tienen que botar la toalla. El trabajo dignifica y otorga libertad, es la verdadera arma contra la violencia y el machismo.
Se dice que la envidia entre mujeres es lo que limita el crecimiento…
La envidia puede convertirse en el verdadero motor de productividad. Me lo dijo Alfredo Pinoargote entre tantas cosas que me ha enseñado. Y he constatado varios casos, pero si al contrario, compartimos nuestras historias y fracasos podemos inspirar a que alguien que hoy nos lee, y provocar la pregunta: si ella puede, por qué yo no? Hacer comunidad entre mujeres de éxito, a pesar de que éxito es un término relativo, nos ayuda a unir esfuerzos. Algo maravilloso que he aprendido de Rodolfo Cabrera es a entender cómo al dar, en lugar de restar, multiplicas. En lo que sea que hagamos podemos crear una continuidad prodigiosa de multiplicación de frutos, una comunidad enfocada en dar. Experimentar eso es mágico.
¿Qué piensas de las mujeres en política?
Admiro a las mujeres que se atreven a entrar en política para servir, no es rol envidiable cuando lo quieren hacer bien. Pero cuando en lugar de validar su lucha están para servir los intereses de alguien más, pierden el norte. Se han dado pasos importantes, y a pesar de que no creo en las cuotas impuestas ni en los porcentajes en paridad de género, reconozco que han ayudado. Si a la mujer le dan oportunidad de destacar en política o cualquier ámbito profesional, provocará esa complementariedad en enfoque, en discernimiento, que nos ayuda a vivir mejor en sociedad.
¿Crees que esa falta de búsqueda de sentido en la sociedad es culpable de la pérdida de norte que se evidenció en los últimos acontecimientos?
Muchos de nuestros problemas se originan en la falta de educación. Es difícil engañar a un pueblo educado, es difícil engañar a una persona sabia, y es muy fácil engañar al que desconoce. La culpa no es solo de los políticos que nos mienten, es de la sociedad que demanda mentiras, medidas clientelares, porque vive de la ilusión que vende un determinado personaje. Si queremos ser agentes de cambio en una sociedad, el esfuerzo tiene que estar vinculado con la educación, solamente así la gente podrá discernir entre un líder que vende humo porque tiene hambre de poder, y uno que habla con la verdad. No importa si el discurso es de izquierda o derecha, si vende humo causará desgobierno, y la factura la pagan los ciudadanos.
En ese aspecto tienes gran responsabilidad como periodista…
Ahí está el rol de la prensa. Trabajar con una sociedad verdaderamente informada en medio de una era de desinformación y post verdades. Me suelen preguntar porque siempre damos “malas noticias” y respondo con un ejemplo. Cuando vistamos a un médico y recibimos un diagnóstico donde todo está bien, pero hay una falla en el corazón, nos ocupamos de todo lo que esta bien? O trabajamos por lo que necesita curación? Esa pregunta me hago cuando armo un noticiero, qué necesitamos sanar aquí para mejorar la salud del tema a tratar? En qué va a aportar este trabajo? Dónde prendemos las alarmas y generamos debate? Por dónde destapamos lo que el poder busca ocultar? No es tarea fácil en un quehacer diario.
¿Cómo ves el momento político con las manifestaciones?
Hay dos momentos que analizar. El uno es una movilización legítima y ciudadana de pueblos y movimientos, que están en su derecho porque se sienten desatendidos, no solo ahora sino durante décadas y por varios gobiernos. Cuando no hay respuesta, finalmente se expresan en las calles. Ese derecho está consagrado en la Constitución. Pero el otro es el momentum oportunista de quienes se aprovechan de esas causa con otros fines.
¿Soluciones?
Hay medidas económicas, que aunque resulten necesarias para corregir distorsiones, tienen impacto sobre los más vulnerables, y eso es real. Más allá de que el gobierno podía entender su afectación, vivir en burbujas de poder puede llevar a desconocer un clamor ciudadano. El problema se da cuando dentro de esos clamores se infiltran intereses particulares, resentimientos y egos políticos, porque dejan un fin legítimo en el limbo, le quitan sentido. La solución está en regar la política con aguas de sentido y compromiso.
¿Qué da sentido a tu vida?
La pregunta lleva años de búsqueda aun sin terminar, pero mi “para qué” busca una felicidad compartida en cada elección, en todo lo que hacemos: Dios, mi familia, mi trabajo. Encontrar refugios físicos y espirituales. Esta casa es mi refugio. Mi oficio hace que haya veces en las que estoy lanzada al ruedo de los leones, el refugio está en el alma y en lo que creamos. Llego a mi casa y respiro buena vibra, mis hijos son felices aprovechando cada centímetro, los espacios verdes cambian el estado de ánimo. Cada uno necesita encontrar su refugio y su sentido.