Por: María Gracia Banderas
Fotos cortesía: Elena Macome (fotógrafo: José Pereyra Lucena)
El día a día de Elena Macome, transcurre en la búsqueda de equilibrio entre función y forma, entre percepción y tiempo. No se trata únicamente de recurrir a lo visual sino a la multidimensionalidad del espacio. No se trata de contemplar, sino también de experimentar y encontrar el siempre anhelado equilibrio.
Es arquitecta y urbanista, su posgrado lo realizó en desarrollos inmobiliarios y estudió paisajismo en la Escuela Argentina de Espacios Verdes e Interiores. Forma parte de la Comisión Directiva del Centro Argentino de Arquitectos Paisajistas (CAAP), de la Asociación de Profesionales de Arquitectura del Paisaje en Argentina y es parte de la Federación Internacional de Arquitectos Paisajistas (Landscape Architects) IFLA. “A través de la CAAP, anhelo poder desarrollar un pensamiento crítico. Creo que las sociedades cambian cuando se pone en juego su supervivencia, y en este contexto hace su aparición una nueva ideología que tiene como eje el cuidado de los recursos humanos y del planeta”.
Has ejercido en múltiples áreas relacionadas al paisaje…
Como arquitecta del paisaje he trabajado en diseño y dirección de proyectos, desde urbanizaciones y barrios cerrados (La Isla y Caletas en Nordelta, o Las Hojas en Provincia de Buenos Aires) hasta terrazas verdes. Es muy interesante diseñar las calles y recorridos, vistas y espacios comunes de lotes, como también transformar espacios pequeños como terrazas verdes o patios.
¿Qué profesional te ha servido como modelo de inspiración?
Realmente son muchos. Cuando arranqué con mi profesión fueron Burle Marxs, Dan Pearson, James Corner, Kate Orff, y Charles Thays de quienes obtuve notable influencia. Sin embaro, en Argentina, el estudio Barzi Casares me dio una amplia perspectiva de gestión. Y hay arquitectos que me encantan y a quienes admiro y estudio constantemente, como Jean Nouvel, Norman Foster, Jacques Herzog, Ben van Berkel, Zaha Hadid, Rem Koolhaas, Tadao Ando, Toyo Ito, son tantos y con estilos tan variados unos de otros…
¿Qué característica determina el éxito?
Mi fortaleza es tener un estilo personal que me define. Creo que lo más importante es ser auténtico y eficiente. Hoy pienso en la simplificación y en la sustentabilidad como factores básicos del compromiso profesional. Para mí, lograr un buen proyecto es conocer a fondo el lugar, su entorno, al cliente, cómo vive, cómo le gustaría vivir y qué tipo de cambios harán su vida más plena.
¿Cómo se logra armonía entre el diseño urbano y el paisajismo?
El diseño urbano actual busca responder no sólo a una necesidad estética; se plantean espacios verdes para interactuar. El paisajismo aparece como un contemporizador entre la función y el usuario. Es parte de la arquitectura. Hoy el paisajismo es el articulador entre la rigidez de un edificio y la flexibilidad de la naturaleza.
¿Procurando la comunión entre hábitat y espacio?
Hay una revalorización de las personas y sus lazos sociales. Se fomenta una cultura de proximidad, un regreso a la necesidad del contacto cotidiano y de experiencias compartidas. Se produce gradualmente un cambio en la forma de habitar las casas y transitar las ciudades. Esta realidad impone la necesidad de priorizar la calidad del hábitat; es decir, respetar y habitar con calidad. Ese es el gran desafío; el consumo responsable y el ahorro como principios organizadores, y en este marco juega un papel fundamental la ética, sin que esto deje de lado a la estética.
¿Cuál es la tendencia mundial en cuanto a áreas verdes en planos macro y micro?
Se estima que en el año 2050 más del 70% de las personas vivirán en grandes ciudades. Y es ahora que es nuestra obligación trabajar para proyectarlas utilizando la prospectiva como una disciplina que diseña un futuro deseable. Ejemplos de esto son los proyectos del High Line y Low Line en New York City, como así también en Buenos Aires el proyecto del Metrobus realizado por el equipo del ingeniero, antropólogo y músico Carlos Reynoso.
¿Cómo se diferencia tu trabajo en tu natal Buenos Aires, frente a lo que propones en New York?
Dos aspectos marcan la diferencia: clima y escala; en Buenos Aires la mayor parte de mis trabajos son jardines particulares y las dimensiones son mucho más grandes. En New York, además de ser espacios más chicos, en invierno nieva. Esto hace que tenga que modificar mucho el registro de plantas; todas las decisiones de proyectos se ven drásticamente afectadas por la nieve, desde poner una pileta (piscina) hasta la materialidad de cercos y canteros.
¿Qué precauciones se contemplan en torno al cambio de estaciones en ambos países?
Es muy importante conocer a fondo cómo se comportan las plantas en ambos climas. En Buenos Aires el cambio de estaciones no resulta tan extremo como en New York. Diseñar para el clima de New York es mucho mas complejo; tienes que contemplar la nieve como elemento de diseño y, en consecuencia, organizar el uso, riego, iluminación y el equipamiento previendo este factor.
¿Cuál consideras tu obra más representativa en New Yor?
He tenido la suerte de trabajar para la arquitecta Cecilia Reboursin del Estudio Larebour Inc. El proyecto está en Brooklyn y se trata de un townhouse, que está en plena ejecución.
¿Y en Buenos Aires?
Hace poco realicé uno muy lindo en Barrio Parque. Me convocaron para transformar la terraza, que por su distribución y por cómo estaba armada, no era muy atractiva. Está ubicada cerca de un quincho (parrilla), y cuando empezaba el calor la terraza no resultaba funcional, además que la vista del lugar estaba siendo desaprovechada por barandas poco estéticas. Sacamos todas las barandas metálicas y pusimos vidrio tanto en la pileta como en el vano que da a un patio que tiene una gran palmera Pindo. Pensé que era el momento para poner pasto; resultaba necesario tener una fuerte presencia de naturaleza. Incluir grama bahiana fue otra buena decisión.
¿Cuál es el reto profesional más grande que has enfrentado?
El rediseño de todos los espacios comunes del barrio La Isla en Nordelta. Nuestro máster plan y la idea que teníamos para el barrio ganó un concurso. La Isla es parte de Nordelta, un desarrollo inmobiliario en Tigre. El espíritu de la intervención fue mantener el carácter ribereño mediante un lenguaje formal y moderno, y dotar al barrio de un entorno paisajístico potente para que se destaque por su desarrollo vegetal, y esté a la altura de otros proyectos de parecidas características (Tortugas/Talar de Pacheco/San Jorge Village etc.)
¿Cuáles fueron las principales ideas para el re diseño del barrio La Isla?
Otorgar a los diferentes sectores del barrio una personalidad distintiva, además de la realización de estudios permanentes de suelo y de limitantes propios del lugar, para brindar el seguimiento adecuado a las especies (en su mayoría autóctonas), que presentan variados espectáculos en los diferentes momentos del año, por ejemplo las floraciones de lapachos rosados o de jacarandás. Reforzamos la escala intermedia de arbustos, árboles y palmeras que desarrollan sus raíces superficialmente, y también recuperamos la escala urbana y peatonal con calles abovedadas por la vegetación.
¿En qué se diferencia este proyecto de otros de tu autoría?
En La Isla priorizamos la búsqueda de una identidad propia. La laguna es fundamental para reflejar el espíritu náutico del barrio, pero siempre quisimos darle un carácter clásico y elegante. Usamos muchas especies que se ven en grandes residencias como el Museo de Arte Decorativo, el Palacio Duhau y tantos otros.
¿Cómo se desarrolló el máster plan y el paisaje del proyecto Las Hojas?
El proyecto paisajístico del parque de 45 hectáreas tuvo como objetivo principal integrar de manera armónica los espacios de uso público y privado, logrando una baja densidad y conservación del entorno rural. Se intervino con una gran cantidad, calidad y variedad de especies (5.200 árboles aproximadamente ya han sido plantados), que con el pasar de los años permitirá contemplar el desarrollo de un gran parque. Algunas de las especies incluyen Cipreses, Álamos, Deltoides, Fresnos Europeos, Ácer Sacharinum, Araucarias, Cedros Deodara, Taxodium, entre otras. Desde el acceso, una gran cortina de árboles anuncia lo que sucede hacia el interior; pinos y robles en contraste de colores y texturas reciben al visitante.
¿Proyectos a futuro?
Tengo muchas ganas de sumarme al equipo de planeamiento urbano de la ciudad de New York. Es un gran desafío, me encantaría poder ser parte de él.