Por Alegría Guarderas
Edgar camina por la vida junto a una cámara, su fiel compañera, con la que documenta todo aquello que se atraviesa en su andar, y que al ojo humano se le escapa. Percibe los ángulos, los colores, las formas y las texturas con absoluta sensibilidad, lo que le permite capturar con mayor precisión la esencia de las cosas. Edgar es periodista, pero su verdadera vocación es la fotografía, la cual descubrió mientras estudiaba en Buenos Aires.
Su objetivo es que la obra perdure y permanezca, basándose en el concepto de atemporalidad. Busca encontrar sentido respecto al ritmo acelerado con el que vivimos el día a día, porque para él el tiempo es un recurso clave para ser inmensamente creativo.
“Me gusta sentir la esencia del tiempo, el tiempo no veloz, el tiempo que te permite estar en silencios grandes y encontrar respuestas. Me gusta ser dueño de mi tiempo y trabajar a mi ritmo porque así tengo infinitas posibilidades de crear”, asegura.
Se especializa en fotografía de arquitectura, y su portafolio contempla una serie de imágenes de diversos proyectos arquitectónicos que están disponibles en el blog que creó hace aproximadamente cuatro años. Sin embargo, recientemente incursionó en un ámbito diferente con “Fractales”, su última creación, en la que trabajó muy de cerca con la naturaleza.
¿Qué te llamo la atención de la fotografía de arquitectura?
Pienso que influenció en mí el hecho de ser hijo de arquitectos, pero sobre todo me gusta entender la geometría, las estructuras y las líneas, a través del lente de la cámara. Es un trabajo íntimo con los lugares y con la persona que los creó, porque una obra llega a ser lo que es gracias a quién la produjo y/o diseñó. Lo más interesante es que aprendí desde la ciudad, caminándola, conociendo sus edificios y apreciando la magia que tienen los espacios. Fue así que me enamoré de la fotografía de arquitectura.
¿Cómo decides desde qué ángulo tomar las fotografías?
Hay varios factores. Uno de ellos es el ingreso de luz. Gaudí decía que la luz crea textura y también decora sin necesidad de poner nada más. Mi fotografía de arquitectura va por ahí. Siempre busco ángulos en los que la luz dice mucho. Siento que este elemento es fundamental para generar diferentes sensaciones y dar calidez a la foto.
¿Qué exposiciones has realizado?
Fui parte de una exposición que se tituló “Choque de Mundos” que se realizó con dos artistas más, Thomas Cruz y Marcelo Ramos, en Z Lifestyle Gallery en Cumbayá. Allí, exhibí mi obra “Abstracciones Arquitectónicas” que contempla una serie de imágenes de rascacielos de la ciudad de Nueva York. También realicé una exposición titulada “Tropical Deco” con fotografías que fueron tomadas en North Shore, Miami, un barrio tradicional que ha conservado su arquitectura a lo largo del tiempo, manteniendo sus característicos colores pasteles en las edificaciones. Es absolutamente pintoresco. En esta muestra trabajé de cerca con el art deco y con otras corrientes que han influenciado el mundo de la decoración. Desde esa época ya trabajaba con patrones.
¿Qué contiene tu blog?
Mi página web reúne una serie de registros documentales de obras arquitectónicas emblemáticas que me parecen muy particulares, y que forman parte de mi portafolio. Adicionalmente, tengo un proyecto que se llama Arte por el Arte, que agrupa fotos que he realizado a diferentes artistas dentro de un espacio más personal e íntimo. Mi motivación para hacer esto es capturar el lado sensible del arte, que es mucho más real.
¿Captar la cotidianeidad?
La idea es conocerlos e interactuar con ellos desde un contexto más cotidiano para reflejar la esencia de la persona que está detrás de la obra de arte, ya que usualmente se opaca el lado personal del artista y se da más énfasis a su ámbito profesional. Es muy gratificante tener ese contacto. Mi objetivo es tejer una red de gente que se dedica al arte e ir recolectando, a manera de trueque, una obra suya. De esta manera, he creado una exclusiva colección que la tengo en mi casa.
¿A raíz de qué surge Fractales?
Empezó a inicios de año con una necesidad de irme de este tiempo y desconectarme de la cotidianidad. Me pidieron que haga unas fotos en Guango Lodge cerca de Papallacta, y en los ratos libres aproveché para documentar la vegetación. Fue el momento preciso para crear, porque estaba solo, disponía de todo el tiempo del mundo, y cuando estás en contacto con la naturaleza te das cuenta que hay otro ritmo, otra vibración y otra armonía. También realicé algunas fotografías en San Isidro que es un bosque más lejano y en el Jardín Botánico de Quito.
¿En qué materiales están impresas las fotografías?
Seis fotografías están hechas en tapiz y las demás están impresas en diferentes materiales como algodón, papel metalizado, papel bond y lienzo, porque el propósito fue conseguir múltiples efectos, y a su vez diversas reacciones en el público. La idea era que las personas interactúen con una obra que es real, pero que también pasó por un largo proceso de posproducción que consistió en reflejar, duplicar y crear patrones.
¿Por qué decidiste hacer tapices?
Para salirme del formato tradicional de foto y llevarla hacia el interiorismo. Estos tapices tienen un vinil adhesivo para que puedan ser colocados en cualquier pared. Son idóneos para sitios cerrados, donde no hay circulación de aire ni tampoco plantas, porque dan mucha vida a los ambientes.
¿Es la primera vez que sales de tu campo habitual?
Es la primera exposición de naturaleza, y esto me ha permitido conectarme más con las personas, generar empatía y abrirme terreno. La arquitectura es hermosa, pero también está llena de egos y eso a la gente no le gusta mucho; en cambio con la naturaleza todo el mundo se siente identificado.