Por Caridad Vela
Emprender es una palabra que está de moda, pero trae peligro si se la toma a la ligera. Lograr libertad de horarios y ser su propio jefe es el sueño de muchos, pero esto de aventurarse a la vida real sin disciplina, compromiso y coraje, no es recomendado. Superar los desafíos del camino es de valientes.
Daniela es graduada de Publicidad y Diseño (BFA) en Savannah College of Art and Design, en las sedes de Savannah y Hong Kong; y posee un Máster en Branding e Innovación Creativa obtenido en Elisava, Barcelona. Con ese bagaje académico y una dosis adecuada de experiencia laboral decide emprender, trabajar con pasión para cumplir sus sueños. Así nace Dabrand, su marca de creatividad estratégica a la que se ha dedicado sin descanso, cuya trayectoria está plasmada en sus canales digitales www.dabrand.co y @dabrandconsulting en Instagram.
Nos recibe en su departamento en Cumbayá y confiesa que le encanta la zona porque es como vivir una especie de verano eterno por el maravilloso clima. Su cotidianeidad laboral y social se resuelve en ese entorno, y la ubicación es de tan fácil acceso que no tiene problema en desplazarse para visitar a sus clientes. Es feliz en su departamento con jardín.
De la decoración se encargó ella al 100% y logró plasmar el estilo de vida que disfruta con su marido y con Kira, su perrita. Un pantone neutro en matices de gris es la base sobre la que resaltan accesorios con mucho color y texturas. Si bien el amarillo nunca fue su favorito, comenta que desde que creó su empresa lo acogió como fuente de felicidad y esperanza. Ahora lo incorpora sutilmente en mucho de lo que hace. Los accesorios tienen acentos dorados y van desde artículos de Jonathan Adler, otros comprados en Kare, que es una de sus tiendas favoritas, hasta libros de diseño en gran formato. Cada elemento cuenta una historia, un recuerdo de viajes y lugares visitados, todo tiene una razón para estar ahí.
El jardín tiene un significado especial, no solo porque es el lugar favorito de Kira, sino porque se ha convertido en su espacio de relajamiento y se da un respiro en la jornada de trabajo. Ahí, con una increíble vista al valle, se siente libre. El amor a la naturaleza, a su pequeño bosque, lo lleva en la sangre. “Cada vez me parezco más a mi abuela y a mi mamá que son amantes de las plantas y las flores. Vivo rodeada de verde, color y aromas. Miro y admiro las plantas, me fascinan, y eso lo heredé de ellas”, nos dice.
¿Siempre tuviste inclinación hacia lo creativo?
Tanto que de pequeña solo tenía despierto mi lado creativo. Quería ser pintora, me la pasaba haciendo dibujos y regalándolos a la familia. Más adelante me di cuenta que no solo buscaba hacer arte, quería hacer diseño. Al hacer esta reflexión descubro que mi habilidad para generar estrategias y cerrar negocios despierta durante la universidad y en mi etapa laboral. Es ahí cuando relaciono que detrás de mis trazos hay un propósito, una intención de comunicar que va más allá de ser creativa, es decir, diseñar.
¿Cuál es la diferencia entre creatividad y diseño?
Relaciono al arte 100% con la creatividad. El arte es subjetivo, es inspiración, transmite diferentes sensaciones a quien lo mira. Si bien el diseño tiene arte, se crea en base a un antecedente y tiene un objetivo, lleva implícito un mensaje que no debería requerir explicación. Si el arte tiene estrategia se convierte en diseño, y planteará una solución al transmitir un mensaje, o insight, que sea fácil de entender para el público al que va dirigido.
¿Cómo expresar con diseño el mensaje que una marca quiere comunicar?
Al analizar la audiencia que la marca persigue me convierto en un mediador entre ella y su público objetivo. La meta es entender lo que busca su buyer persona, llegar a la esencia de ese descubrimiento, a la verdad universal que funciona en el contexto. Una frase que me encanta dice que “el contenido es rey, pero el contexto es reina”, es decir, la combinación de contenido y contexto es lo que conecta los puntos de la creatividad estratégica.
¿Qué tan importante es la estética?
Es un complemento. Las marcas deben apelar a los dos lados del cerebro humano, el emocional y el racional, sin dejar de lado lo estético, para conectar en equilibrio. Creamos o rediseñamos marcas que se ven espectaculares, pero la metodología que usamos en Dabrand empieza combinando creatividad con estrategia, porque debemos realmente entender el por qué, el cómo y el cuándo de una empresa, para lograr el objetivo.
¿Ese es el valor de la estrategia en la marca?
Una marca linda que no es estratégicamente bien pensada, no superará un primer mes de impacto. Si más allá de ser estética no conecta a nivel emocional y profundo, dejará de tener relevancia. La exposición en redes sociales no es lo más importante, la tecnología trae ventajas, pero también es un arma de doble filo. Hoy hay tanta información, tanta publicidad engañosa en redes sociales, que nunca ha sido tan difícil conectar.
¿Qué peso tienen las redes sociales?
Muchos creen que son lo que más peso tiene, porque ahora todo es digital, pero no estoy de acuerdo. Vivimos en un mundo híbrido. El 50% del valor de la marca vive en digital, pero el otro 50% vive en las experiencias. El perfil de una marca puede encantarnos en redes sociales, pero si voy a su tienda y el servicio no es coherente o consecuente, se cae la marca. Lo tangible detrás de las marcas es fundamental, pues por más transformación digital que estemos viviendo, nada superará al valor del componente humano. Para sobresalir ante la sobreinformación se requiere la suma de creatividad y estrategia.
¿Se valora el trabajo estratégico?
Creatividad y estrategia son dos palabras abstractas, tal vez las más básicas del mundo, pero cuando las juntas, les das significado, y las conviertes en un proceso de trabajo, se vuelven algo súperpoderoso. He perdido algunos clientes porque prefieren ir directo a lo creativo, pero no trabajo así porque ese es el camino para no lograr el objetivo y perder la oportunidad de generar impacto.
¿Eres seguidora de tendencias?
Me sirven de inspiración, pero estoy consciente de que responden a una temporalidad y carecen de estilo propio. Para que vayan de la mano con el propósito de las marcas hay que adaptarlas, o no habrá resultados. Como profesional en la industria tengo que estar al tope en todo lo que sucede en digital, en branding, diseño, colores y más, porque eso me permite usar las tendencias como soporte en la creación de una marca.
Al ser emprendedora, ¿sientes mucha sinergia con quienes están empezando?
Sí, mucha. Es importante estar conscientes de que una idea funciona cuando existe la conjunción de varios elementos. El logo y la marca son la envoltura que tiene como antecedente un trabajo organizado y consecuente con un plan de negocios, una estrategia pensada en el largo plazo, y un plan de acción para el corto, mediano y largo plazo.
¿Arrancaste con un planteamiento así de estructurado, o te aventuraste?
No fue al azar, no fue botarme a la piscina para ver si el agua estaba fría o caliente, fue muy pensado, estructurado, realista, y requirió mucho esfuerzo. Había completado mi formación académica y tenía algo de experiencia porque había atendido clientes como freelancer, estaba más segura de qué quería y qué no. A pesar de eso me equivoqué mil veces, pero aprendí. Dabrand es la materialización de mi visión, más mi experiencia y la disciplina con la que me enfoco para lograr mis objetivos.
¿Cómo es esa disciplina?
Todos los años anoto lo que quiero lograr a corto, mediano y largo plazo, y el mejor sentimiento del mundo es cuando tacho lo que voy logrando. No perder el enfoque me ha permitido cumplir casi todas mis metas, algunas inclusive más rápido de lo planificado. Siempre camino en la dirección de mis objetivos y me impongo nuevos retos. Por ejemplo, crear una cultura laboral en la que a mí me gustaría trabajar es un reto, porque debo descubrir qué es mejor para mi equipo de trabajo, qué necesitan, cómo pueden crecer hasta convertirse en lo que quieren ser, cómo los guío y cómo consigo que compartan el propósito y la metodología de Dabrand.
¿Trabajas con todo tipo de marcas?
Me gusta la variedad. Mi trabajo es, sobre todo, curiosidad y la flexibilidad que mis clientes me permiten. He trabajado con pequeños emprendimientos que llegan a crecer de mi mano, como la heladería Ladobueno que próximamente estará en las grandes cadenas de supermercados. También con marcas que tienen muchos años de trayectoria, como Termikon, para quien hicimos el proceso de renovación de marca; Tatoo que es una empresa deportiva consciente con el medio ambiente, o Crepes & Waffles en la rama de restaurantes. Pronaca está entre las más grandes. También trabajamos para una marca de aceite de oliva premium radicada en Miami y un estudio de arquitectura estilo boutique en Nueva York.
¿Alguna marca o producto con el que te encantaría trabajar?
Estoy absolutamente abierta a todo tipo de productos y categorías, quiero crecer de la mano de proyectos interesantes y trabajar con marcas innovadoras. Me esfuerzo por salir de lo tradicional, que aunque es muy válido, se vería potenciado con la incorporación de las nuevas estrategias que van apareciendo en el mundo.
¿Te llama la atención el sector inmobiliario?
Mucho. Me encantaría trabajar con un proyecto que se involucre en la transformación de zonas deterioradas o barrios de bajos recursos, con el propósito de traerlas al presente y convertirlas en lugares más hípster. Ha sucedido en otras ciudades del mundo con gran éxito. Para crear impacto en la sociedad con un proyecto de esta naturaleza, es importante separar la misión y el propósito que tiene la empresa inmobiliaria.
¿Cómo entenderlos por separado?
La misión es la razón por la cual se crea el proyecto, que bien puede ser monetizar la recuperación de una zona que está deprimida. El propósito es determinar por qué generará impacto en la vida de la gente, cómo transformará el entorno y el estilo de vida de los compradores, qué oportunidades brindará, y por último, en qué estrategia se apoyan esas emociones que quiero transmitir. Un análisis de los valores diferenciadores y atributos del proyecto, que deben ser afines a la esencia de la marca pensándola desde el lado humano, llevará a descubrir el propósito. Eso, además de entender cuál es el lenguaje que apelará al público objetivo, dará como resultado la estrategia de comunicación.
¿Qué consejo darías a los emprendedores?
Que identifiquen su propósito y lo mantengan intacto. La forma puede cambiar, el camino para cumplirlo puede ir modificándose, pero no el propósito, porque esa es la esencia. El emprendedor debe tener una gran dosis de paciencia, porque es normal equivocarse; y ser perseverante, porque así se aprende. Es genial ser tu propio jefe, viajar cuando quieras o pensar que puedes trabajar a la hora que más te convenga, pero ese es solo un lado de la aventura.
¿Cuál es el otro?
Estoy casada con un emprendedor, él está en el ámbito tecnológico financiero y hemos vivido juntos esta linda visión. Claro que viajamos cuando podemos y aprovechamos cada instante libre para divertirnos, pero ya no trabajamos de 9 a 6, ahora trabajamos 24/7 sin importar si es fin de semana o no. Eso requiere sacrificio, pero la recompensa es que hacemos lo que nos apasiona.
¿Cuál ha sido tu más grande desafío?
Los tengo todos los días, lo que cambia es la complejidad. No soy el estereotipo del creativo, tampoco de la persona de negocios, soy una combinación de ambos y lograr que ese balance se refleje en lo que hago es un desafío constante. Aprender a manejar el estrés es otro reto permanente. Durante el confinamiento descubrí la práctica de yoga, que es, en realidad, meditación en movimiento. Trae calma a las situaciones que debo vivir. Sé que mañana habrá nuevos retos, y sé que los voy a superar.
Kira no se ha separado de ti durante esta entrevista y la producción de fotos…
Esta nueva tendencia de los millenials que optan por tener mascotas antes de tener hijos -porque estas mascotas son como hijos- nos muestra algo del amor incondicional. Aprendemos a cuidarlos, educarlos, alimentarlos, a dedicarles tiempo, y posiblemente así nos vamos preparando para cuando lleguen los hijos. Kira nunca está molesta, siempre trae buenas energías, es como un pequeño angelito que solo camina con nosotros y nos trae alegría.