Por Felipe Cardoso
FUNDACIÓN MUNICIPIAL TURISMO PARA CUENCA
Visitar Cuenca supone un constante descubrir. Encontrar rincones que parecen detenidos en el tiempo o advertir el contraste entre lo moderno y lo tradicional en las calles, las plazas y los parques, es algo que no tiene comparación. Sumergirse en la vida que palpita a cada paso en la ciudad es un deleite para los cinco sentidos: admirar el sorprendente colorido de las cholas con sus flores y sus frutas en los mercados, escuchar el alegre bullicio de las aguas en sus ríos, percibir el delicado aroma a leña de los panes recién horneados, saborear las delicias típicas de antaño que aún se expenden en las tiendas y sentir la fresca brisa de su clima primaveral.
Al ser una ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, Cuenca posee características que la hacen única en cuanto a belleza arquitectónica y bienes culturales tangibles e intangibles. De hecho, su Centro Histórico es uno de los mejores conservados en Sudamérica, y en el mismo, las distancias totalmente caminables permiten la visita de numerosos atractivos que se encuentran concentrados en la zona. Aquí los visitantes advierten los encantadores detalles que hacen de esta urbe un destino con gran personalidad: edificaciones de estilo colonial o neoclásico; talleres artesanales que parecen detenidos en el tiempo; un mercado de flores considerado como el mejor del mundo en su especie; pintorescas plazas que adornan espacios en donde la naturaleza irrumpe en pleno centro de la ciudad.
Al estar regada por cuatro ríos, la ciudad presenta una belleza paisajística muy peculiar. Es de especial interés la zona de las riberas del río Tomebama, el mismo que atraviesa la ciudad de oeste a este en un barranco en donde la arquitectura se fusiona armónicamente con la naturaleza, conformando así un paisaje sumamente pintoresco. Aquí se encuentran, además, los vestigios arqueológicos de los habitantes precolombinos que se asentaron en estos territorios, y cuya impronta ha aportado con gran riqueza a la cultura mestiza de Cuenca.
NATURALEZA Y AVENTURA
Pero además de la gran gama de posibilidades que en cuanto a cultura ofrece Cuenca, existen múltiples opciones para el pleno disfrute de la naturaleza. A pocos kilómetros de la ciudad, es posible encontrar páramos, bosques montañosos y valles subtropicales en donde se ubican encantadores pueblos de mercados y artesanías.
Destaca entre los atractivos naturales el Parque Nacional Cajas, ubicado a 30 km al oeste de Cuenca. Esta área protegida es un sistema lacustre de origen glacial constituido por más de 230 lagunas y ecosistemas como Bosque Pluvial Sub-Alpino y Piso Alpino. En el año 2013, la UNESCO reconoció a este sitio y a todo el macizo del Cajas, como Reserva Mundial de Biósfera. Además la convención RAMSAR para la protección de humedales, ha colocado al Parque Nacional Cajas en su lista de sitios especiales de conservación.
Foto: Shutterstock
Por otro lado, quienes gustan de la aventura pueden practicar en los alrededores de Cuenca, todo tipo de deportes extremos con hermosos paisajes andinos como escenario. Recorrer en bicicleta páramos y bosques montanos, cabalgar a la luz de la luna o escalar las paredes rocosas de un cerro sagrado son vivencias que pueden volverse inolvidables, y son el complemento perfecto a la experiencia de visitar una ciudad “Patrimonio Cultural de la Humanidad”.
Quienes prefieren un descanso total con renovación del cuerpo y la mente, pueden optar por relajarse en las deliciosas aguas termales que fluyen de una falla volcánica ubicada a pocos minutos del centro de la ciudad, en la parroquia de Baños.
UNA CIUDAD DE CONTRASTES Y TRADICIONES
Cuenca es una ciudad de contrastes que resultan ser sumamente atractivos para los visitantes. Existe una armoniosa fusión de la cultura indígena y la cultura europea, lo cual se plasma en la arquitectura, artesanía y gastronomía. Además, la historia y la modernidad se conjugan en una interesante oferta que combina sitios patrimoniales, festividades tradicionales, gastronomía típica, pero también vida nocturna, modernas galerías de arte, cocina gourmet e internacional, etc.
Pero además, Cuenca es una ciudad en la que la cultura está viva, pues el aspecto humano resulta ser el más importante en ella. Se conservan aún la mayoría de costumbres y tradiciones de antaño en cuanto a festividades y manifestaciones artísticas, pero también se generan nuevas propuestas de las que los ciudadanos y sus visitantes pueden formar parte activa. Un ejemplo de ello son eventos como los festivales internacionales de artes escénicas, festivales internacionales de cine, Bienal Internacional de Arte, etc.
Por todo esto y mucho más, Cuenca es el destino perfecto para disfrutar de todo lo que representa Ecuador: Cultura ancestral, arquitectura patrimonial, naturaleza diversa, paisajes majestuosos y por sobre todo, gente amable y amante de sus tradiciones, dispuesta a ofrecer al visitante una inolvidable experiencia vivencial.