Construyendo Ciudades Solidarias
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Por: Victoria Chiriboga
Agosto-Septiembre, 2015
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El mundo avanza vertiginosamente y cada día miramos la aplicación de nuevos sistemas constructivos en proyectos inmobiliarios. Esto, sumado a los avances tecnológicos que la ciencia pone a nuestro alcance, han transformado el estilo de vida que llevamos.
Lo común ahora son las casas “inteligentes”, en las que podemos activar los sistemas de iluminación y sonido, abrir y cerrar cortinas, y activar alarmas de seguridad desde el teléfono celular. A pesar de esto y de muchos otros detalles que facilitan nuestras vidas, olvidamos que hay un segmento de la población que tiene impedimentos físicos para llevar una vida normal, y que es responsabilidad de todos atender esas necesidades especiales.
Según el Reglamento General a la Ley de Discapacidades, “se considera persona con discapacidad a toda persona que, como consecuencia de una o más deficiencias físicas, mentales y/o sensoriales, congénitas o adquiridas, previsiblemente de carácter permanente, se ve restringida en al menos un 30% de su capacidad para realizar una actividad dentro del margen que se considera normal, en el desempeño de sus funciones o actividades habituales”. |
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En Ecuador existen aproximadamente 500.000 personas con algún tipo de discapacidad, física o mental, que varía de leve a severa. En el afán de lograr ciudades solidarias, nuestra Constitución presenta una serie de regulaciones para construcción, buscando que las personas con discapacidad puedan movilizarse libremente, evitando poner sus vidas en riesgo. Sin embargo, a pesar de que el reglamento existe y su cumplimiento es obligatorio, los individuos debemos motivarnos para dar un paso adicional en la búsqueda del bien común.
El objetivo de la normativa es lograr que los espacios públicos y privados de todas las ciudades del país sean más accesibles para sus habitantes, especialmente para aquellos con discapacidades. Para el efecto se deben conjugar tres elementos: seguridad, estabilidad y funcionalidad; considerando siempre que las discapacidades presentan distintos tipos de impedimentos, y todos requieren ser atendidos. |
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Las principales barreras identificadas como obstáculos son arquitectónicas, físicas y de comunicación. De ahí que es fundamental reconocer esta situación al momento de planificar los espacios en proyectos inmobiliarios, para superar estos obstáculos, o mejor aún, eliminarlos.
La señalización es una de las estrategias para comunicar seguridad, estabilidad y funcionalidad en áreas públicas y privadas. En este caso, es imperativo incluir señales visuales, auditivas y táctiles (braille), que deben ser colocadas de tal manera que serán accesibles a las necesidades de distintas discapacidades. De la acertada estrategia con que se implementen dependerá qué tanto se incrementan los niveles de inclusión social, y esto determinará la posibilidad de caminar hacia ciudades más solidarias. |
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En aspectos relacionados con proyectos de vivienda, corporativos o comerciales, es imprescindible que los constructores y arquitectos tomen ciertas consideraciones básicas al momento de planificar y diseñar las obras. Más allá de si la normativa lo exige, es un tema que trasciende a la responsabilidad social que todos los miembros de una comunidad debemos asumir.
Es indispensable crear espacios por los que sea fácil transitar. Rampas con las dimensiones, elevaciones, longitud y pendientes adecuadas facilitarán la movilización de personas con discapacidades, eliminando así una barrera física y permitiendo mayor seguridad. Evidentemente deberán observarse detalles como la necesidad de instalar pasamanos, estudiar la dirección de tránsito de las rampas, y las distancias que deben existir entre el comienzo y el final, para que el objetivo se cumpla a cabalidad. |
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Una de las principales recomendaciones a considerar en proyectos de vivienda, es que las puertas sean de 80cm de ancho para que una silla de ruedas no tenga dificultad en ingresar, y además será necesario mantener un círculo de 120cm de diámetro libre de obstáculos frente a las puertas, lo cual permitirá realizar el giro necesario para cerrar nuevamente la puerta. Instalar puertas corredizas facilitará su apertura y cierre para quienes tienen impedimentos de movilidad.
De igual manera, los pasillos internos y externos en línea recta de las viviendas deben tener mínimo 90cm de ancho, y en los puntos de giro se considerará la amplitud necesaria para maniobrar una silla de ruedas sin trabas. Los pisos deben ser de materiales antideslizantes y no deben presentar irregularidades ni obstáculos.
En lo relacionado con mobiliario, es importante considerar que el alcance de una persona en silla de ruedas está entre 0,40m y 1,40m de altura, es decir que todo debe adaptarse a esa limitación. Por ejemplo, el mesón de la cocina o del baño no deberán ser más altos que 0,85cm para que sean funcionales en la vida diaria, y debajo de ellos deberá dejarse una altura libre de 65cm para permitir el acercamiento de la silla de ruedas.
La idea de una ciudad solidaria consiste mayormente en generar conciencia social, con el objetivo de lograr armonía, tolerancia y respeto entre la gente. Estos factores no solamente mejorarán la calidad de vida de la sociedad, sino que generarán efectos psicológicos y físicos muy positivos en aquellos con capacidades especiales.
Cuando transformamos los espacios físicos, sean estos públicos o privados, y los convertimos en zonas funcionales para todos, estamos trabajando por el bienestar común. Caminar hacia ese objetivo debe ser el norte de toda sociedad. C! |
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