Por Caridad Vela
La emisión de títulos valores es un interesante mecanismo para obtener fondos y arrancar nuevos proyectos, que está disponible para personas jurídicas legalmente constituidas, siempre y cuando cumplan y superen los requisitos impuestos por las entidades de control.
A diferencia del financiamiento bancario que es bastante rígido, poco flexible, y obedece a parámetros establecidos en base a la normativa que rige su gestión, la emisión de títulos valores es como un traje hecho a la medida del interesado, porque se estructura en función de las necesidades de cada empresa, respetando siempre lo estipulado en la normativa vigente.
Christian Ponce ocupó el cargo de Presidente del Directorio de la Bolsa de Valores de Quito (BVQ) hasta hace pocas semanas. Estuvo al mando de esta importante institución durante cuatro años, período máximo estatutario para ocupar esta función. Dada su experiencia, conversamos con él sobre este importante tema. Su gestión profesional ha estado vinculada a las más importantes instituciones financieras en Ecuador y Perú. Ahora es el encargado del negocio corporativo de Banco Santander en el país.
Christian Ponce
¿La emisión de títulos valores es una posibilidad abierta a todos?
Cualquier persona jurídica puede emitir títulos valores. La principal ventaja de una emisión de deuda a través del mercado de capitales es que el emisor se endeuda en función de sus condiciones, no en base a las condiciones impuestas por una institución financiera. Este mecanismo debe implementarse a través de una de las casas de valores autorizadas por las entidades de control para actuar como tales. Su función es estructurar la emisión de obligaciones cumpliendo con todos los requisitos legales para el efecto.
¿Cuáles son esos requisitos?
Los estados financieros de la empresa deben ser auditados por un auditor externo, quien emite un criterio apegado a la verdadera situación de la empresa auditada. Con ese informe se procede a obtener la calificación de riesgo, que es un análisis muy profundo hecho por una empresa independiente de la casa de valores que está estructurando la emisión, quien califica el proyecto que está detrás de la emisión de obligaciones. Con toda esta información se genera un prospecto para la emisión de títulos valores que se presenta en la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros, entidad que hace una revisión exhaustiva y dictamina si cumple a cabalidad con todos los requisitos.
¿Con eso superado se habilita la comercialización de los títulos valores?
La empresa emisora presenta esta documentación ante el directorio de la bolsa de valores, se hace una nueva revisión, y si el directorio aprueba la emisión, se la inscribe y se autoriza su comercialización. Paralelamente se nombra un representante de los inversionistas, quien hace monitoreos permanentes sobre el desempeño de las obligaciones, es responsable de preparar informes semestrales detallados, y verificar que la compañía emisora cumple con todas las cláusulas a las que se obligó. Si hay algún incumplimiento se debe informar a la Superintendencia de Compañías, a la calificadora de riesgos y a otras entidades, dependiendo del caso, para atender esta alerta.
¿Cualquier persona puede comprar las obligaciones?
Cualquier persona natural o jurídica puede comprar estas obligaciones, siempre a través de una casa de valores porque hay algunos controles que el comprador debe superar, por ejemplo en temas de lavado de activos. La casa de valores pone una postura de compra, y si es aceptada por el vendedor, la transacción se materializa en la bolsa de valores.
¿Una calificación AAA garantiza la inversión a quien compra las obligaciones?
No existe una garantía como tal porque hay situaciones impredecibles, como por ejemplo desastres naturales que podrían afectar el desempeño de una empresa, sin embargo, una calificación AAA marca altísimas probabilidades de éxito. El comprador de esos títulos valores debe estar consciente de que a más alta calificación, menor será el riesgo en el que incurre al invertir, pero también será menor el rendimiento que recibirá por su inversión. Si la calificación es más baja, mayor será el riesgo y también será mayor el rendimiento. Ese es un principio universal en las transacciones de papel comercial, y hay que considerarlo para armar un portafolio de inversión equilibrado.
Christian Ponce y Caridad Vela
¿Los títulos valores tienen fecha de vencimiento?
No necesariamente. Depende del tipo de papel que se compra. Pero, por ejemplo una empresa constructora que requiera financiar la compra de maquinaria por cuatro años, emite obligaciones con esa vigencia. Es como pedir un préstamo que habrá que pagar. De hecho, muchas empresas tienen préstamos bancarios y emisión de obligaciones para financiar sus necesidades, que es una manera de diversificar el portafolio de deuda.
¿Especifican la tasa de rendimiento?
Claro. El título se emite con una tasa inicial de rendimiento que puede variar en el tiempo según el desempeño de la empresa emisora. Es importante mencionar que la calificación de riesgo se revisa semestralmente, y puede mejorar o empeorar, afectando positiva o negativamente la demanda en el mercado secundario de papeles comerciales. Sea cual sea esa perspectiva, el mercado fijará un nuevo rendimiento acorde a la evolución de la situación del emisor.
Pensando en el peor escenario, qué alternativa tiene el inversionista si, por cualquier razón, la empresa emisora no logró sus objetivos y se ve imposibilitada de pagar el rendimiento ofrecido?
Entrará en un proceso estructurado de cobro junto con el resto de tenedores de ese papel comercial, para acordar un mecanismo de pago con la empresa emisora. En esta primera etapa hablamos de un diálogo privado, una primera escala para analizar cómo se puede reestructurar la deuda. Si este diálogo no llega a buen fin, entramos a un concurso de acreedores en el que participan no solo los tenedores del activo financiero, sino todos los acreedores de la empresa.
La titularización es otro mecanismo de financiamiento interesante. ¿Revisemos detalles?
Hay tres tipos de titularización y todas tienen la finalidad de sustituir activos de largo plazo por otros más líquidos, además tienen mecanismos de garantía propios. Uno es la titularización de cartera, que es básicamente lo que hacen las instituciones financieras cuando empaquetan hipotecas y las venden a través del mercado bursátil, para tener liquidez inmediata en lugar de esperar al vencimiento de los créditos otorgados. Otro es la titularización de flujos futuros, y el tercero es la titularización de proyectos inmobiliarios.
¿Detalles de la titularización de proyectos inmobiliarios?
Se estructuran a través de fideicomisos de titularización de proyectos inmobiliarios a los que se ha aportado el terreno, los estudios técnicos y dinero inicial. Para cubrir las necesidades de capital se instruye al fideicomiso para que emita activos financieros, es decir papeles comerciales que se ofrecerán en venta a inversionistas, y con ese dinero se generarán los fondos necesarios para construir el proyecto.
Christian Ponce
Muy similar a los títulos valores. ¿Cuál es la diferencia?
La estructura es diferente. En la emisión de títulos la empresa asume una deuda, es decir, utiliza su pasivo para colocar papeles y se endeuda con el inversionista. En la titularización hay un aporte del terreno y de los estudios para desarrollar el proyecto, conceptualmente sí se reconoce un derecho de crédito, pero el originador del papel está haciendo una sustitución de activos diferidos por un activo más líquido, que le permite apalancar la construcción del proyecto.
¿Y la titularización de flujos futuros?
La titularización de flujos futuros tiene dos vías. Una es de derechos existentes que generan un flujo, que podría ser un edificio que tiene contratos de arriendo por cinco años de sus unidades. Puedo titularizar ese flujo futuro para, en lugar de recibir $1.000 mensuales por cinco años, recibir hoy la totalidad menos un descuento. La otra vía es titularizar flujos que provienen de una venta futura esperada, y requieren de una garantía real. Este mecanismo se asienta en la proyección de ventas en base a estadísticas de los últimos años. Es decir, una empresa proyecta sus ventas futuras y emite títulos por el valor proyectado. Conforme vende su producto va pagando al inversionista.