Por Alegría Guarderas
Casa Taller es una combinación de espacios concebidos y creados por Isadora Espinosa y Pedro Calle como un proyecto de vida. Por un lado, la casa es el lugar donde la joven pareja reside y, por otro, el taller es el lugar donde ejercen el oficio de artesanos, de ahí el nombre de Casa Taller.
Isadora y Pedro poseen un don asombroso, y es el de crear cualquier objeto con sus manos. Ella se dedica a cerámica y él a carpintería, y juntos conformaron el estudio de diseño “Soroche de los Andes”, que abarca todo lo que crean en conjunto.
Gran parte de su preparación la recibieron mientras vivían en Holanda. Ahí Isadora descubrió su pasión por la cerámica de la mano de la ceramista Heike Rabe, mientras Pedro estudiaba Building Technology, carrera relacionada a su profesión de arquitecto, y a la par estuvieron en un club de serigrafía. Posteriormente, Isadora tuvo la oportunidad de realizar pasantías en Japón con un sensei que le abrió las puertas de su taller.
Su primer producto estrella fueron máscaras 3D hechas a mano con papel reciclado, las cuales una vez armadas tienen la forma de un animal proveniente de Los Andes. Estas piezas se exhibieron en varias tiendas de museo en Estocolmo, Bélgica, Tokio, Nueva York, entre otros. Además, sirvieron de sustento económico durante su estancia en el extranjero.
La vivencia de contrastar otras culturas les dio alas para ejercer el oficio que tanto añoran, respetan y valoran: el del artesano.
¿Cómo influyó Japón en tu preparación?
A veces uno piensa que el aprendizaje está solo en las universidades, pero en realidad está en todo lo que haces, en las personas que nos rodean y en la vida misma. El compartir mucho tiempo con un sensei me permitió no solo descubrir las técnicas que utilizan en Japón para elaborar cerámica, conocí una cultura diferente y aprendí a ser paciente. Fue una experiencia enriquecedora.
¿Cómo nació la idea de Casa Taller?
Casa taller fue pensada como un proyecto de vida. Queríamos un espacio en el que podamos integrar la parte personal con la profesional, y con Casa Taller conseguimos eso. Somos autónomos en el sentido laboral y dueños de nuestro tiempo. En el taller creamos los objetos que son parte de nuestra vida, y en la casa les damos uso.
¿Qué es lo que más valoran de tener su propio taller?
Que somos parte de todo el proceso que involucra la creación de un objeto. Cuando uno es parte de ese proceso valora más el tiempo e incluso aprende a ser consciente del uso de materiales. Siempre intentamos que no haya mucho desperdicio cuando producimos.
¿Cuál fue el objetivo de hacer Casa Taller?
Este espacio fue concebido para compartir con diferentes artesanos y también con la gente que tiene curiosidad de aprender. La idea es que las personas puedan venir y trabajar, para que así comprendan el tiempo que tarda elaborar un objeto hecho con las manos.
¿Qué actividades se realizan en el taller?
Imparto un taller de cerámica todos los jueves de 9h00 a 12h00, y desde febrero abriremos otro horario, los miércoles de 17h30 a 20h30. A futuro daremos clases de madera, textil y paja toquilla, porque admiramos mucho el trabajo de otras personas. Queremos que este espacio sirva como una plataforma para mostrar la artesanía, y sobre todo, para enaltecer el oficio del artesano. Hay un montón de técnicas que se están perdiendo porque no son valoradas. Por ejemplo, en Imbabura hay muy pocos que aun tejen a mano porque la mayoría de lo que se vende es hecho en fábrica. Entonces la idea es incentivar a la gente para que no pierda ese conocimiento.
¿De qué se trató el evento “Muestra colectiva de objetos utilitarios hechos con tiempo”?
Fue el lanzamiento de Casa Taller. Utilizamos nuestra casa como showroom para exhibir objetos hechos por diferentes artesanos que trabajan en materiales que consideramos nobles, como piedra, papel, cerámica, metal y fibras. Colocamos estas piezas en contexto de cotidianeidad para mostrar que forman parte de las actividades que realizamos a diario. Casa taller no es un showroom permanente, fue únicamente para el evento.
¿Qué se exhibió?
Algunos objetos utilitarios como tablas de picar, utensillos, accesorios de madera, cerámica, muebles, revisteros, alfombras, telares, duvets, entre otros. Mezclamos todos los objetos para potencializarlos y generar la sensación de utilitario, es decir, objetos que se utilizan en el día a día y forman parte de los rituales cotidianos que realizamos, como comer, cocinar, bañarse, dormir, limpiar etc.
¿El evento fue abierto al público?
Sí, pero tampoco queríamos que sea tan comercial. El objetivo principal fue mostrar a la gente que aquí no solo se exhiben estos objetos, sino que también se los elabora, y de esta manera fomentamos las cosas que se producen en el país, de manos de talentosos artesanos, para que la gente empiece a valorar y apreciar más. Hicimos una publicación con imágenes e información de cada uno de los artesanos que participaron para entregarla en el evento.
¿Tuvieron muchos pedidos?
Es impresionante. Este evento nos mantiene haciendo pedidos durante todo el año. Lo que más nos piden son vajillas, macetas, comedores y tablas de picar. Este último es uno de nuestros productos estrella. Es único, porque ninguna tabla es igual a otra. También vendemos nuestros productos en la Galería Aura, ubicada en la Av. Coruña en Quito, y a través de redes sociales.
¿Quién construyó Casa Taller?
Juntos lo hicimos. Realmente somos un buen equipo porque el uno tiene muy clara la parte estética, y el otro la parte práctica, sabe cómo hacerlo. Esta fusión nos permite que logremos cosas extraordinarias, y el ejemplo más palpable de eso es Casa Taller. Empezamos a construirla en 2015, nos ha tomado tres años. Todo fue hecho con nuestras propias manos, desde la estructura de madera hasta las lámparas decorativas. Nos da mucha felicidad saber que pusimos cada tabla y que cada error de esta casa forma parte de la creación.
Madera reciclada, adobe, piedra, metal y cerámica. Procuramos que todo tenga el menor impacto posible al medio ambiente y que sea lo más natural. Hay muchas cosas de segunda mano, y otros objetos, por ejemplo la alfombra, es hecha con tintes naturales. Dimos mucha importancia a conservar los materiales en su estado puro y natural, sin cubrir las imperfecciones. Por ejemplo, la madera está sin lacar, solo está tratada con aceite y cera.
¿Qué características tiene la casa?
Es una casa pequeña de 90m2 con dos dormitorios. No queríamos nada pretensioso, sino más bien un espacio reducido que no deje espacio para el desorden o exceso de elementos. Es un diseño muy básico: la forma exterior es la de una casa tal cual, con paredes y techo, por adentro todo es funcional.
¿Qué estilo tiene?
Wabi Sabi, es un término japonés que ayuda a decir un montón de cosas en una sola palabra, pero básicamente lo que queríamos era dejar los materiales en su pureza. Y por esa razón no colocamos pigmentos en las paredes. Pienso que vivir en Holanda nos influyó bastante, y más que Holanda, cuando visitamos Suecia, porque allí son muy honestos con sus materiales. La forma de los techos te remonta a un lugar nórdico, en aquellos parajes donde cae nieve.