Arq. Gabriel Rivera
Vivir entre árboles es la premisa que lleva al Arq. Gabriel Rivera a diseñar Casa Tacuri, bautizándola con el nombre de la zona en la que está emplazada, en Nayón. Si bien su entrega y dedicación son premisas que aplica a todos los proyectos que ejecuta, éste lo llevó a obtener el Premio Ornato 2019, otorgado por el Municipio Metropolitano de Quito, en la categoría Nuevas Edificaciones Destinadas a Vivienda Unifamiliar.
El jurado estuvo integrado por el Arq. Fernando Zamorano en calidad de delegado del alcalde Jorge Yunda; la Arq. Grace Yépez, seleccionada por la Comisión de Uso de Suelo del Consejo Metropolitano de Quito, y la Arq. Sylvia Jiménez, decana de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Artes de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador. Fueron 27 los proyectos analizados bajo diez parámetros distintos: idea y concepto, integración al entorno, aporte formal espacial, función, relación del proyecto con el entorno inmediato, aporte al entorno urbano, sistema constructivo, tecnología y bioclimática, y comunicación gráfica.
Se dio lectura pública al veredicto de los miembros del jurado en el evento de premiación, realizado en una de las edificaciones más icónicas del Centro Histórico de Quito, la iglesia La Compañía. En relación a Casa Tacuri, el acta oficial del concurso mencionó que “es un proyecto con refrescante aporte a la tipología de vivienda en conjuntos residenciales desde la espacialidad y la relación con los elementos del entorno. El uso de materiales, así como la propuesta de uso de materiales reciclados como el acero, son importantes a señalar”.
Para el Arq. Rivera, la zona de Tacuri “es fascinante por su microclima, fauna, flora y una vista privilegiada al Valle de Cumbayá. Los algarrobos son los árboles endémicos del sector y están por todas partes, atrayendo a una infinidad de aves que, con su canto, logran que cualquiera se sienta parte de la naturaleza estando a pocos minutos de la ciudad”.
La filosofía detrás del trazo del arquitecto determina que sus obras sean siempre exclusivas, porque sus diseños atienden a aspectos específicos que, en cada caso, son distintos. “Cada lugar, cada contexto, cada necesidad, nos permite crear una obra única e irrepetible. Una obra que a través de un gran trabajo previo de investigación y reflexión, lleva a la arquitectura a los niveles más altos de diseño y a superar las expectativas del cliente”. Y ese es su norte. De las aspiraciones del cliente surge la inspiración que concluye en materializar espacios concebidos para su vida.
“Somos un grupo de profesionales jóvenes comprometidos con nuestro trabajo. Nuestros tres valores fundamentales son: entusiasmo, lealtad y servicio. Buscamos una arquitectura contemporánea, funcional y sobre todo, respetuosa con el contexto y el lugar”. Esa constante búsqueda combinada con el respeto al entorno, da como resultado creaciones con personalidad única, espacios que conciben a la familia como el centro de su razón de ser.
Casa Tacuri está dentro de la tipología de vivenda unifamiliar. El análisis previo al diseño se centró en respetar el entorno natural y “lograr una simbiosis entre arquitectura y naturaleza, y hace una reinterpretación de los patios centrales típicos de las viviendas del centro de la ciudad”. Las fotos que acompañan este reportaje dan cuenta del acierto en el resultado final. Materiales nobles, grandes ventanales que privilegian el acercamiento a la naturaleza, pocas barreras visuales, limpieza y pulcritud en todas sus líneas. “Recorrer cada uno de sus espacios invita a los habitantes y a quien la visita a reflexionar sobre la relación hombre – naturaleza”, comenta Gabriel.
El arquitecto describe así su obra.
Está distribuida perimetralmente en tres volúmenes diferentes alrededor del patio central. Un primer volumen conforma el frente hacia la calle y contiene todos los espacios de carácter social, un segundo volumen, de dos plantas y perpendicular al primero, agrupa los espacios familiares de descanso; y un tercer volumen, que funciona de cierre, el estudio. Estos tres volúmenes se conectan mediante un recorrido exterior continuo, alrededor de toda la casa.
El diseño arquitectónico aprovecha todos los recursos existentes. El lote, con pendiente positiva desde el nivel de la calle, permite desarrollar un primer nivel donde están ubicados los accesos, parqueaderos y servicios. Los espacios de planta baja, donde se desarrolla la mayoría del programa arquitectónico, van subiendo de acuerdo a la topografía natural del lote y se integran directamente con el patio central. Solamente el dormitorio máster se encuentra en una segunda planta y aprovecha las maravillosas vistas desde este nivel, al valle de Cumbayá.
Es un proyecto constructivamente eficiente y con un lenguaje arquitectónico muy claro. Sus grandes losas de hormigón visto, apoyadas sobre tubos reciclados, cubren los espacios habitables y se vuelan hacia el exterior, trabajando en conjunto con los algarrobos, para mantener la vivienda fresca bajo el sol ecuatorial. Todos los espacios están modulados a una medida de 4.20m entre ejes, lo que agilizó el proceso de construcción y permite la integración directa de todos los espacios interiores hacia el patio central, a través de puertas corredizas apilables de aluminio y vidrio. Los espacios que no se integran con el patio son únicamente los servicios, los cuales identificamos fácilmente porque están recubiertos de madera.