NON FUNGIBLE TOKEN – NFTREE
Por Natalia Gandarillas
La huella de carbono es una medida del impacto ambiental que resulta de las actividades humanas, expresada en la cantidad de gases de efecto invernadero representadas por dióxido de carbono equivalente (CO₂eq) emitidos a la atmósfera.
Esta huella incluye las emisiones directas e indirectas producidas por la energía que consumimos, los productos que compramos, los medios de transporte que usamos, y las actividades que realizamos en nuestro día a día. La importancia de entender y reducir nuestra huella de carbono radica en que estos gases son responsables del cambio climático, un fenómeno que está alterando los patrones meteorológicos, elevando las temperaturas globales y afectando la biodiversidad en todo el planeta.
Es crucial que tanto las personas como la industria asumamos la responsabilidad de nuestras huellas de carbono. A nivel individual, podemos reducir emisiones mediante acciones cotidianas como uso eficiente de energía, transporte sostenible y elección de productos con menor impacto ambiental. Sin embargo, la industria tiene un papel aún más relevante, ya que las grandes empresas y sectores productivos son responsables de una gran parte de las emisiones globales.
Adoptar prácticas más sostenibles, invertir en energías renovables, reducir el consumo de energías fósiles (gasolina, fertilizantes, etc.) y buscar formas de reducir los residuos, son pasos fundamentales para mitigar los efectos del cambio climático. A medida que tomamos conciencia de la huella que dejamos, podemos contribuir activamente a la preservación del medio ambiente y al bienestar de las generaciones futuras.
En esta entrevista, Carolina Proaño Castro, bióloga y directora ejecutiva de Fundación Futuro, nos habla sobre el impacto de la planificación territorial y de las actividades del ser humano en su entorno natural, y cómo la conservación de ecosistemas biodiversos puede ayudar a mitigar estos impactos, en el marco del programa NFTRee (Non Fungible Token) de Fundación Futuro.

Carolina Proaño
¿Cómo influyen las ciudades en la conservación de los ecosistemas?
No existe asentamiento humano en el mundo que no haya sido construido sobre un territorio que alguna vez tuvo un estado natural. Sin embargo, son pocas las ciudades que han sido construidas con una visión sistémica de su entorno. Lamentablemente, el desarrollo urbano, la construcción de infraestructura vial y otras actividades desarrolladas por el ser humano –como la agricultura a gran escala y los monocultivos, entre otros– han fragmentado los ecosistemas, volviéndonos más vulnerables y poco resilientes. Ejemplo de ello es la pérdida de corredores ecológicos naturales que aseguran el movimiento y migración de especies para su supervivencia.
¿A causa del crecimiento urbano?
Muchas ciudades del mundo han crecido de manera invasiva, alterando de forma significativa sus ecosistemas naturales. Quito es un claro ejemplo de ello, con casi todas sus quebradas rellenadas de basura o escombros, eliminando su función original y con ello aumentando la vulnerabilidad de la ciudad ante desastres naturales. El aluvión de La Gasca, por ejemplo, fue una consecuencia directa y cumulativa de esta desconexión con la planificación natural del territorio.

© Estefanía Bravo
¿Cómo podemos aplicar modelos más sostenibles en planificación urbana?
Es fundamental que las ciudades adopten una perspectiva más sistémica. La planificación urbana debe tomar en cuenta la geografía y ecología del lugar antes de tomar decisiones de infraestructura. En muchos países ya se están implementando soluciones innovadoras para este problema. En Inglaterra, por ejemplo, los “hedgehog highways” fueron creados para permitir que los erizos atraviesen libremente los jardines de las casas, evitando su aislamiento y peligro de extinción. Asimismo, este país ha promovido “hoteles” de insectos y plantación de especies nativas para recuperar la biodiversidad en zonas urbanas. Este tipo de estrategias demuestran que la infraestructura no tiene que estar en conflicto con la naturaleza; al contrario, pueden coexistir en beneficio de todos.
¿En Ecuador?
Podemos aplicar principios similares. No se trata de frenar el desarrollo urbano, sino de entender las infraestructuras humanas como parte de un todo ecológico, y así integrar soluciones que permitan que los ciclos ecológicos sigan en funcionamiento. En las nuevas urbanizaciones, por ejemplo, no deberíamos permitir la destrucción de quebradas, no sólo por razones ecológicas, sino también por gestión de riesgos. Construir en laderas o en zonas de captación de agua aumenta los deslaves y compromete la seguridad de las personas.

© Gustavo Pazmiño
¿Por qué es importante la creación de corredores ecológicos?
Las especies del bosque –fauna y flora– necesitan conexión entre ecosistemas de diversas escalas para sobrevivir y adaptarse al cambio climático. A medida que suben las temperaturas, en varias zonas del globo terráqueo, muchas especies migran buscando hábitats más adecuados. Es por ello que la apuesta de Fundación Futuro por la sostenibilidad comienza con las reservas Mashpi-Tayra, alcanzando actualmente las 3.017 hectáreas en el Chocó Andino de Pichincha, y teniendo como objetivo garantizar la conectividad entre las áreas protegidas de la reserva Cotacachi – Cayapas al norte y Mindo- Nambillo al sur, conservando un total de 5.000 hectáreas, para garantizar la salud y bienestar de todas las especies y comunidades en su interior, y construir un paisaje sostenible. Desde una perspectiva ecológica, esto significa que todos los elementos del ecosistema deben convivir de manera armoniosa para mantener su funcionamiento natural.
¿Cómo conecta esto con la visión de NFTree y Fundación Futuro?
Todo parte de reconocer que cualquier infraestructura que construyamos tiene un impacto en el ecosistema y que dependemos de este para nuestra propia resiliencia. NFTree es un mecanismo de financiamiento para la conservación de ecosistemas de alto valor ecológico que busca ofrecer soluciones que permitan a las empresas y personas mitigar su huella de carbono, a través del financiamiento de la conservación de los ecosistemas. Todas las empresas de Grupo Futuro han medido su huella de carbono y han implementado planes de reducción. Pero, como siempre, hay emisiones residuales que no pueden eliminarse por completo. La solución es removerlas de nuestro entorno, financiando la conservación de ecosistemas. Esto lo hacemos a través de NFTree, un token que representa la financiación de hectáreas de bosque que protegen biodiversidad y remueven carbono de la atmósfera.

Carolina Proaño
¿Cómo funciona el token?
Utiliza tecnología blockchain y otras de web 3.0 para garantizar transparencia, trazabilidad y autenticidad de todos los recursos recaudados, asegurando que las acciones de mitigación de carbono sean verificables y seguras. Cada token que se compra está registrado en una plataforma blockchain, lo que significa que cada transacción es completamente verificable. Esto no solo asegura que al menos el 80% de lo recaudado se destine directamente a la conservación, a las personas que cuidan los ecosistemas, sin intermediarios que se lleven parte del dinero destinado al bosque, y también permite que los compradores sigan de cerca el impacto de su contribución, verificando la cantidad de carbono capturado y los avances en la conservación de las áreas protegidas.
¿El modelo ha sido exitoso?
Sí. Cada año aseguramos el financiamiento de casi 4.000 hectáreas de conservación. Ahora estamos en proceso de expansión, sumando aliados estratégicos como la Fundación Jocotoco, para proteger más áreas naturales. Además, estamos integrando NFTree con programas deportivos como Vitality de Saludsa, donde los deportistas pueden canjear sus medallas por un NFTree, incentivando la conciencia ambiental en cada acción cotidiana.

© Gustavo Pazmiño
¿Cuál es el costo de un NFTree?
Es de $16 + IVA por tonelada capturada por año, valor mínimo necesario para garantizar la protección y conservación del bosque de Mashpi bajo los más altos estándares y con salarios dignos para las personas que están en el terreno, los guardianes de la naturaleza, que son los que realmente protegen los ecosistemas. Cada token adquirido representa una acción concreta y medible para la conservación de ecosistemas de alto valor ecológico, permitiendo a empresas y personas mitigar sus emisiones de CO2 de manera efectiva. El token proporciona herramientas de monitoreo y evaluación para que los contribuyentes verifiquen el impacto de sus aportaciones, asegurando transparencia y efectividad de las acciones de conservación.
Además de los beneficios ambientales, ¿qué impacto social tiene esta iniciativa para las comunidades locales?
El impacto social es un aspecto crucial para nosotros. Creemos que la conservación no puede estar separada del bienestar de las comunidades que viven en las áreas protegidas. NFTree tiene un componente social muy importante, pues no solo busca financiar la protección de ecosistemas propios, sino también contribuir al desarrollo económico y social de las comunidades locales que hacen conservación en sus tierras. Cuando financiamos la conservación de un bosque a través de NFTrees, los recursos van directamente a las personas involucradas en proteger los ecosistemas. Esto genera ingresos directos, como los trabajos de los guardabosques, pero también apoya la capacitación de las comunidades en prácticas agrícolas sostenibles y desarrollo de emprendimientos locales.

© Gustavo Pazmiño
A largo plazo, este tipo de iniciativas ayuda a que las comunidades sean más resilientes, ya que pueden diversificar sus fuentes de ingresos sin tener que depender únicamente de actividades destructivas como la tala ilegal o la agricultura intensiva que degrada el suelo. Además, el financiamiento de la conservación crea un incentivo económico para que las comunidades se involucren activamente en la protección de su entorno, al mismo tiempo que mejoran su calidad de vida.
¿Qué impacto tiene NFTree en la educación y sensibilización ambiental dentro de estas comunidades?
El componente educativo es fundamental en nuestro enfoque. Buscamos promover una mayor comprensión sobre el valor de la biodiversidad y la importancia de la conservación, no solo en las comunidades cercanas a las reservas, sino también entre los consumidores y empresas que compran los tokens. A través de nuestra plataforma y actividades locales, nuestro objetivo a futuro es llevar a cabo programas educativos que informen sobre el impacto del cambio climático y la manera en que pequeñas acciones cotidianas pueden contribuir a mitigar los efectos negativos. De igual manera, estamos planificando el desarrollo de insumos de sensibilización que puedan ser distribuidos en las comunidades para visibilizar cómo sus acciones –como la protección de los bosques o el uso responsable de los recursos– pueden tener un impacto positivo en su bienestar y en el del planeta. Además, fomentamos una cultura de colaboración, donde las comunidades sienten que su participación en la conservación es reconocida y recompensada. Este cambio de mentalidad es esencial para que las acciones de conservación sean sostenibles a largo plazo.

Carolina Proaño
¿Es posible financiar la conservación a largo plazo?
Es fundamental generar mecanismos de financiamiento sostenible para la conservación. Una de nuestras prioridades ha sido asegurar que los recursos destinados a la conservación lleguen directamente a quienes protegen los ecosistemas. Creamos un modelo donde los fondos de los tokens entran en un fideicomiso que financia la preservación de reservas naturales y apoya a comunidades locales comprometidas con el cuidado del medioambiente. Nuestra meta es demostrar que la conservación no es solo una responsabilidad, sino una inversión estratégica para el futuro. Cada hectárea protegida no solo captura carbono, también asegura la conservación de agua, suelo fértil y biodiversidad que son esenciales para la vida.
¿Cuántas hectáreas pretenden conservar?
Nuestro gran sueño y misión a largo plazo en una alianza de varias organizaciones es conservar 500.000 hectáreas de bosques. No es solo una meta ambiciosa, sino una necesidad urgente para proteger la biodiversidad de Ecuador, uno de los países más megadiversos del planeta. Al integrar las áreas de conservación con corredores ecológicos, estamos construyendo un sistema interconectado que permitirá la supervivencia de especies, la captación de carbono y la protección de recursos hídricos vitales para la región. Nuestro compromiso es garantizar que estos bosques sean no solo conservados, sino restaurados, recuperando áreas degradadas y fortaleciendo los ecosistemas que forman parte de este proyecto. Lograr esto requiere de alianzas estratégicas, pero también de financiamiento continuo y sostenible, que es lo que estamos generando a través de NFTree.

© Estefanía Bravo
¿Por qué es importante una iniciativa como la de NFTree en lugar de comprar bonos de carbono en otras partes del mundo?
La respuesta es simple: porque el futuro de Ecuador está en nuestros propios ecosistemas. Comprar bonos de carbono en países lejanos no contribuye al bienestar local, ni resuelve los problemas ambientales específicos que enfrentamos aquí. En cambio, al invertir en la conservación directa de nuestros bosques y territorios, no solo ayudamos a mitigar el cambio climático, sino que también aseguramos recursos fundamentales para nuestras generaciones futuras. NFTree es una forma de devolver el poder a la comunidad ecuatoriana para gestionar sus propios recursos naturales y financiar su protección de manera sostenible. Conservar el territorio nacional, especialmente en una región tan biodiversa como el Chocó Andino, no solo es vital para el planeta, sino también para el desarrollo y la seguridad de nuestra gente.