Por: María Gracia Banderas
Motivado por una búsqueda constante de nuevos lenguajes de expresión, Borja García Studio se posiciona a nivel mundial con soluciones estratégicas y obra vanguardista.
El equipo que conforma este estudio, liderado por el español Borja García, conjuga perfiles de arquitectura y diseño industrial que aúnan capacidades logrando resultados integrales, que les han merecido reconocimientos a nivel internacional con premios como el Red Dot Design Award o los Premios Delta, así como una prolífica actividad en exposiciones y publicaciones por todo el mundo.
Borja García estudió Ingeniería Técnica en Diseño Industrial y Arquitectura en la Universidad CEU Cardenal Herrera en Valencia, España, donde hoy es profesor en ambas titulaciones y subdirector del Grado de Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo de Productos. Desde 2013 es miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana.
“Trabajamos tanto el diseño de producto como la arquitectura, y esto es un claro elemento diferenciador de nuestra metodología. Estar en ambos campos, con escalas tan distintas y con entornos tan diferentes, supone una constante re-alimentación tanto en una dirección como en la otra. Es algo que nuestros clientes valoran, y que nosotros mismos, siendo perfiles de ambas disciplinas sentados alrededor de la misma mesa, también valoramos enormemente. Supongo que esa visión panorámica del proyecto es algo que nos diferencia… aunque resalto que no somos los únicos que lo hacemos, hay grandes referentes en este campo de la dualidad profesional”, sostiene Borja García, fundador del Studio, quien compartió con revista CLAVE! sus conceptos, logros y proyectos.
¿Cuáles son los diferentes lenguajes de expresión que plasmas en las obras?
Intentamos que cada proyecto nazca con su propia identidad, y aunque es difícil, tratamos de reinventarnos en cada caso que enfrentamos. Es muy complejo no mantener un fondo común, pero de verdad que nos esforzamos en dar un gran paso adelante con cada proyecto que entra en el despacho, ya sea grande o pequeño, con una enorme dosis de ilusión y emoción.
¿Cuál es la obra arquitectónica con la que más te identificas?
El proyecto perfecto siempre está por llegar. En nuestro trabajo cada caso que entra en el estudio se convierte en el mayor proyecto de nuestras vidas hasta que se culmina, y en ese momento ya estamos con el siguiente. Ahora mismo estamos desarrollando tres viviendas unifamiliares, y mientras avanzamos con cada una de ellas nos parece aún más rica y completa. Esto hace que la pasión por nuestro trabajo no cese, y a pesar de que hay momentos malos, el balance siempre es positivo. Para efectos de diseño la ubicación de un proyecto hoy en día no es relevante, aunque evidentemente se complica un poco el desarrollo a distancia, no por ello supone un obstáculo.
A nivel de arquitectura, ¿cómo definirías tu estilo?
Diría que más que estilo lo que es común a todos nuestros proyectos es una metodología de síntesis. Intentamos dar la máxima capacidad expresiva en cada caso con el mínimo número de elementos posibles. No hablo de minimalismo sino de austeridad expresada en el lujo de lo austero, del espacio, de la luz que es el material más precioso y noble del que disponemos, y que además resulta que es gratuito.
¿Cuál es el mayor reto que has enfrentado?
Todo proyecto encierra su propio reto independientemente de su dimensión o complejidad aparente. A veces es de índole espacial y a veces de índole constructivo, a veces es de trato con el cliente y a veces es económico. Cada proyecto tiene su propia idiosincrasia y esto hace de nuestra profesión un desafío constante.
¿Cómo conjugas diseño industrial con arquitectura para componer espacios?
No es cuestión de integrar el mueble en la casa, es algo conceptual. Se trata de tener una visión del espacio a habitar a la hora de diseñar un mueble o bien de contemplar la obra arquitectónica con metodologías de industrialización. Hay mil puntos de conexión entre estas dos disciplinas que, paradójicamente, discurren paralelas, con encuentros puntuales pero independientes en su día a día.
¿Cuál es la fórmula perfecta?
No se trata tanto de una incorporación sino de una metodología cruzada entre ambas profesiones. Cierto es que, por ejemplo, si nos enfrentamos a un restaurante, el mobiliario tiene mucho que decir en el espacio arquitectónico; o en una vivienda, donde la propia arquitectura construye el interior de la vivienda sin apenas muebles; pero más allá de contactos directos entre ambas disciplinas, nos gusta más hablar de una visión común entre las dos.
¿Qué tipo de obras caracterizan al estudio?
Estamos especializados en diseño de mobiliario, arquitectura residencial, e interiorismo comercial. Esos tres pilares construyen nuestra cartera de proyectos y es hacia donde estamos dirigiendo los esfuerzos en este momento. Hemos tenido etapas donde hemos desarrollado proyectos más de un tipo que de otro, pero el balance, si miramos desde lejos, es más o menos ése.
En cuanto a diseño de producto, ¿qué línea te motiva más?
Lo divertido del diseño de producto es que no sabes qué va a entrar mañana por la puerta. Estamos trabajando ahora en una colección de animales extraños en madera, y nos lo estamos pasando genial; pero estamos también desarrollando una colección de mobiliario que también disfrutamos mucho, aunque de otra manera. Cada proyecto tiene su propia magia.
¿Qué te atrae más: formas, colores o diseños?
La forma es un instrumento del diseño industrial igual de útil que el color o el material, las tres cosas son partes intrínsecas de todo producto. Sin embargo, hay casos donde la geometría es más importante, y otros donde el color dota de alma e identidad a un determinado producto. Cada caso es un mundo.
¿Tus diseños son creados desde la perspectiva del impacto social que tendrán?
Eso es algo inherente a la propia razón de la arquitectura y el diseño. Creamos espacios para habitar y productos para convivir. Cierto es que el mercado es complejo y no siempre está bien repartido, pero nosotros intentamos no perder el objetivo principal de la disciplina. Cada proyecto tiene su propia función en nuestra sociedad, solo hay que mirarlo con su perspectiva particular.
¿Por ejemplo?
Un restaurante es capaz de dinamizar un barrio y los comercios adyacentes, una silla de madera es capaz de repoblar bosques gracias a su fabricación, porque a través de un correcto ciclo de vida y reciclabilidad es capaz de dejar una huella menor en el medio ambiente. Es complejo estar en todas las fases y capacidades de repercusión de un proyecto, pero no queremos dejar de intentarlo.
¿Tu formación académica en Valencia y Milán se reflejan en tu visión y concepción profesional?
La verdad es que mi paso por Milán fue muy fugaz en el tiempo, pero permanente en mi formación. Vivir allí me formó como diseñador de producto y como persona, completando las visiones que tenía de la profesión desde la perspectiva italiana, y dado que el estudio donde residí pertenecía a una compañía con base en Boston, también aportó una fuerte influencia de la visión americana sobre la profesión. Valencia, a cambio, es la ciudad donde he nacido y crecido, me he formado y vivido. Es una ciudad apasionante que no te permite estar quieto, siempre con actividad y con energía vital, combinado con una localización y un clima idóneo para vivir y trabajar.
Tu trabajo ha sido expuesto a nivel internacional…
La verdad es que hemos tenido la suerte de contar con buenos embajadores, que a través de muestras colectivas han conseguido que nuestros productos hayan viajado mucho más que nosotros. Hemos expuesto en países tan dispares como Japón, China, Australia, Brasil, Colombia y México, y por supuesto también en Europa (Francia, Alemania, Italia, Grecia…).
También eres acreedor de varios galardones…
Los premios son un canal de comunicación muy importante para cualquier estudio, pero también hay mucho negocio alrededor de este tema. Hay que saber con cuáles contar y cuáles son mejor dejar de lado, pero en cualquier caso, siempre es bienvenido recibir una buena valoración del trabajo que tanto esfuerzo cuesta sacar adelante cada día.
¿Próximos proyectos?
En breve verá la luz nuestro primer proyecto en América, una heladería en Nueva York que inauguraremos en los próximos meses. Al margen de esto estamos trabajando en arquitectura residencial y en nuevos productos de mobiliario de oficina. Muchas cosas, muy distintas, y vamos con ganas de seguir creciendo.