Por Gabriela Burbano A.
Fotos espacios Ángel Castro, MAD Factory, Loja
El regalo de Navidad que Andrés Moreira le hizo a su hermana en 2011 fue el detonante para el nacimiento de un proyecto constructivo de notables características y buen gusto.
Patricia había adquirido una pequeña casa, emplazada en un terreno que contaba con un amplio jardín en donde la vegetación creció espontáneamente. El inmueble, de estilo americano, no contaba con iluminación natural ni una correcta ventilación. El atractivo de la propiedad era definitivamente el entorno natural.
Foto: Meets Studio
Patricia le había comentado a Andrés, arquitecto de profesión, que sus planes eran remodelar la edificación en algún momento. Entonces, Andrés vio una excelente oportunidad para regalarle a su hermana un anteproyecto en el que plasmó una primera idea de lo que se podría hacer con esta antigua construcción.
Así es como esa casa, cuyo mayor atractivo era el terreno que tenía al frente, se transformó en una vivienda que logró construirse no solo con una excelente distribución, funcionalidad y buen gusto, sino con una filosofía de sustentabilidad que aún resulta novedosa en nuestro medio.
Para alcanzar la condición de sustentable, la construcción de la vivienda Zamora -nombre con el que Andrés la bautizó- se planificó bajo parámetros de optimización de recursos desde sus inicios, y con la participación de un equipo multidisciplinario que aportó con sus conocimientos para el alcance de este objetivo. Así, la nueva casa se levantó sobre la implantación de la anterior, aprovechando la vegetación y algunos de sus materiales.
Árboles de más de 25 años se conservaron y aquellos que impedían la disposición de los elementos constructivos fueron trasplantados dentro de la misma propiedad o en otros lugares donde podrían desarrollarse de mejor manera. La integración del paisaje existente con la casa fue el punto de partida para planificar el nuevo proyecto de vivienda.
Comenta Andrés que la primera fase constituyó la construcción del acceso, parqueadero y cuarto de máquinas, espacios que se sitúan en la parte frontal del terreno y que se lograron gracias a una estructura de hormigón armado a nivel de la calle. La ventilación e iluminación de estos espacios se logró con la colocación de tarjetas de vidrio templado sobre la cubierta de capa vegetal, que funciona como extensión del jardín existente y contribuye al mantenimiento de una temperatura adecuada.
El desnivel del terreno fue aprovechado mediante el diseño de escaleras que conducen a la entrada principal de la vivienda donde la presencia de la vegetación es una constante. De igual manera se dispuso, alrededor de la casa, un patio de servicio que sirve como ducto de iluminación y ventilación.
Para aprovechar los elementos de la naturaleza y sus bondades, nos comenta Andrés que el equipo de diseño del inmueble incluyó un sistema de recirculación de agua donde el líquido, depositado en un espejo de agua exterior, se filtra para regresar y caer suavemente bañando a una pared de vidrio ubicada en el hall de ingreso, misma que distribuye y separa armoniosamente los espacios internos de la casa.
Con más de 300m2 de construcción, la vivienda cuenta con dos dormitorios, un estudio, tres baños, cocina, comedor, sala de lectura y un área social que se complementa con una planta abierta extendida sobre una plataforma de madera, provista con ventanas operables para dirigirse a los patios exteriores y facilitar la circulación del aire. La instalación de la plataforma se pensó también para lograr la conservación de uno de los árboles más antiguos del lugar, integrando al imponente ejemplar a la arquitectura.
La sala tiene doble altura y se la puede apreciar desde el espacio de lectura dispuesto sobre una superficie de vidrio que aporta a la sensación de amplitud de los interiores y no resta luminosidad. Estas superficies también se utilizaron en los descansos de la grada para observar el jardín extendido.
El reto arquitectónico fue aprovechar las condiciones naturales para el beneficio de los habitantes de la casa, y así, en la etapa de diseño se estudió la trayectoria del sol para aprovechar al máximo la luz natural, mientras que el resto de la iluminación se genera con paneles solares. Toda la propuesta del ciclo de vida de la vivienda Zamora (implantación, diseño, construcción, operación, mantenimiento y demolición) buscó crear la menor huella de carbón y alcanzar la mayor eficiencia en uso de recursos como agua, energía y materiales de construcción.
Para conseguirlo se integraron estrategias pasivas y activas que lograron una edificación amigable con el medio ambiente. Uno de estos recursos pasivos es la conservación vegetal, la misma que aporta a la climatización del interior de la vivienda. El árbol en el área social, por ejemplo, no es solamente un elemento decorativo vivo, sino que hace las veces de una persiana que cubre el sol excesivo de la tarde. Así mismo, la ventilación natural se logró gracias a la creación de un túnel de viento que lleva este elemento desde el patio posterior hacia el interior de la casa. La instalación del espejo de agua exterior y la pared de agua interior se pensó con el fin de mantener fresco el ambiente dentro del inmueble.
Foto: Meets Studio
Los recursos pasivos utilizados consistieron en la instalación de sistemas eléctricos alimentados, en un gran porcentaje, por paneles solares. De igual manera se adoptaron soluciones de domótica para regular el encendido y apagado de luces, la iluminación artificial se hizo con tecnología LED dotada de atenuadores para ahorrar la mayor cantidad de energía posible.
El equipo constructivo vio en la aplicación de todas estas técnicas amigables con el medio ambiente, no solo un valor agregado, sino una necesidad. Para alcanzar este objetivo fue fundamental contar con la confianza del cliente, y su decisión de apostar por este modelo de edificación. Así, la libertad creativa fue capaz de integrar elementos que más tarde reflejarán la verdadera relación costo-beneficio, pues si bien la inversión que supone la adquisición de estrategias activas como paneles solares, sistemas de reutilización de agua, de almacenamiento de calor, entre otros, es más elevada; sus beneficios se reflejan a largo plazo.
El reto de decidirse por este tipo de técnica constructiva involucra al dueño, pero también a todo un equipo que debe coordinar las diferentes disciplinas que intervienen en el proceso. La sustentabilidad de la edificación fue posible gracias a un trabajo de capacitación de la mano de obra, así como de la investigación, para integrar nuevos materiales y hallar sistemas innovadores que soporten las propuestas de diseño.
Luego de la experiencia de haber planificado, diseñado y construido una vivienda sustentable, Andrés Moreira afirma que es posible seguir haciéndolo bajo estos parámetros. Para él es necesario aprovechar la ubicación privilegiada de nuestro país, que otorga a los profesionales de la construcción la posibilidad de experimentar con diversidad de climas y microclimas, sin tener que enfrentarse a climas extremos, y con una presencia constante de luz solar.
Otra condición aprovechable es la del acercamiento a técnicas ancestrales y tradicionales de construcción, que utilizan materiales de características muy interesantes a la hora de lograr viviendas amigables con el medio ambiente.
Es evidente que el avance tecnológico ya no es ajeno para nuestro país. Existen varias empresas que se han esforzado por introducir en el mercado sistemas activos a precios accesibles, que pueden convertir a este tipo de proyectos en verdaderas oportunidades de contribuir a la protección de nuestros recursos naturales.