Por: Caridad Vela
Sorprende la elocuencia y seguridad con la que Andrea verbaliza todo aquello que ocurre en su mente. A su corta edad refleja una extraña combinación entre madurez profesional y el arrojo de quien no conoce adversidades. Su mundo no tiene barreras, su visión es soñadora pero cimentada, su ilusión por vivir y crear es sorprendente.
Todo en ella emana creatividad. Sus andares y forma de vestir son propios de una artista. Las aventuras y viajes por el mundo han dejado huella marcando un exclusivo estilo del que genuinamente se apropia.
Andrea es hija de Adriana Hoyos, diseñadora de interiores con reconocida trayectoria internacional. Si bien esto podría parecer un facilitador en su carrera, lo cierto es que solamente incrementa el reto que enfrentará durante toda su vida. Así se presenta ante nosotros, con una ingenuidad y transparencia que cautivan.
Andrea Pérez
¿Cuál fue tu primer trabajo?
Después de obtener mi título en Diseño de Interiores en Savannah College of Arts and Design (SCAD), decidí que quería empezar mi vida laboral en New York. Pensé que para conseguir trabajo no necesitaba contactos, que podía hacerlo por mis propios méritos, con mis estudios, mi portafolio y mi personalidad. No fue fácil, pero después de tres meses logré mi primera pasantía en la firma de Piero Lissoni, arquitecto italiano de gran reconocimiento. Trabajé en el diseño del spa para el proyecto de Residencias del Ritz Carlton, Miami, que está justamente por terminarse.
¿Enriquecedora experiencia?
Espectacular. Tuve la oportunidad de diseñar de la mano de Nicoletta Canesi, Directora de la firma en New York. Trabajé ahí durante tres meses y nuevamente empezó la peregrinación en busca de trabajo. No me aburrí. New York tiene demasiado que ofrecer. Visité museos, galerías, mercados, tiendas vintage, y otros lugares que estimularon mi creatividad. Además coincidió que en esa época mi mamá fue nombrada Embajadora Internacional de UNICEF, y pude apoyarla en el diseño de las esculturas que se crearon con el propósito de levantar fondos para la causa. Un mes transcurrió hasta que llegó otra posibilidad de empleo.
¿Cuál fue?
Trabajé en un start up company que se llama Home Polish. Mi posición inicial fue de asistente de diseño del fundador de la compañía, y luego me nombraron Diseñadora de Proyectos Vip. Tuve la oportunidad de diseñar oficinas para jóvenes emprendedores que, hoy por hoy, están en la lista de los “30 Under 30” de la reconocida revista Forbes. Terminada esa etapa regresé a Ecuador a trabajar como diseñadora de interiores formando parte de un equipo en Adriana Hoyos, y desde hace seis meses soy Directora Creativa de la firma. Me he formado en base a estudios, algo de experiencia, visitando lugares que me inspiran, y claro, aprendiendo a filtrar todo eso para crear cosas únicas y tener un sello propio.
¿Te involucraste en el diseño de la colección Ten?
Sí. Creo que mi aporte más importante a esa colección fue en los pilares conceptuales de lo que podíamos lograr. Era indispensable que renováramos la tecnología que tenemos en la planta porque presentaba limitaciones en cuanto a cortes. Por otro lado, estamos en una época en la que la arquitectura está desafiando a la construcción para imponer ideas en diseño que rompen esquemas, y esto representa una gran oportunidad. Además, está claro que las modas no desaparecen, se duermen un tiempo y luego reaparecen para integrarse a lo actual, abriendo paso a lo ecléctico. Esto fue muy importante para Ten.
¿En qué sentido?
En verificar la tendencia de que todo vuelve, pero actualizado. Vuelven los pantalones acampanados, las gafas vintage. Eso nos dice que como seres humanos nos aferramos mucho a lo que teníamos en el pasado, no lo olvidamos. Pertenezco a la generación de los millennials, y no somos tan desechables como se piensa. Somos creativos, recursivos y originales. Buscamos innovar y aprovechamos de las nuevas tecnologías para lograr todo lo que imaginamos.
Mencionaste que renovaron su tecnología…
Justamente para poder materializar el diseño de la colección Ten compramos nueva tecnología alemana. Es revolucionaria, no hay límites a lo que puedes lograr en materia de diseño. Ingresas los planos a la computadora, y la máquina a la que está conectada hace los cortes exactos al diseño. Es tecnología de punta que esculpe las piezas en madera con una exactitud que difícilmente se podría lograr artesanalmente.
¿Qué destacas de esta colección?
Además de la tecnología con la que fue creada, los altos niveles estéticos y la perfección en sus acabados, es más ergonómica que otros diseños. El cliente ya no busca solamente un mueble bonito, también cuida su salud. Hicimos una investigación profunda del cuerpo humano, por ejemplo de la espalda, para entender cómo funciona la columna y cómo se reparte el peso cuando uno se sienta. Así determinamos qué zonas de la espalda se resienten más en una determinada posición, para que el diseño brinde relajación. En una poltrona, el espacio que corresponde a la zona lumbar es el más importante, mientras que en una silla de comedor la parte superior es clave. Con la tecnología de la que hoy disponemos hemos logrado amoldar los muebles a la silueta del cuerpo.
¿Es la primera que diseñas con tu madre?
Sí. Empezó con un viaje a la Feria del Mueble en Milán, Italia. Para mí fue la primera vez, y lo que hicimos fue tomar apuntes, hacer bosquejos, abrir los ojos, tomar fotos. Curiosamente, ella tomaba fotos de lo que yo casi ni miraba, pero cuando recopilamos el material que habíamos reunido, empezamos a identificar combinaciones, a relacionar lo uno y lo otro. Se creó una sinergia increíble entre las dos, y a pesar de que hubo sus momentos, nos compenetramos mucho y logramos una colección espectacular. Aprendo mucho de ella cada día, sus 27 años de experiencia en el mundo del diseño son una gran ventaja para mí.
¿El diseño de Ten brotó con facilidad?
Las ideas brotaron en muchas reuniones y talleres creativos en los que rompimos mil papeles, hicimos prototipos que cuestan dinero, tiempo y esfuerzo, que finalmente no nos gustaron. El velador de la colección Ten tuvo aproximadamente 15 prototipos… Finalmente hicimos renders de la colección completa y los presentamos a tres de nuestros distribuidores más grandes en Estados Unidos para tener su opinión, porque crear una colección implica enfrentar el reto de que el mundo actual lo vea, lo quiera, lo aprecie y el día de mañana lo compre.
¿Cuál fue el resultado de esa retroalimentación?
Descartamos cinco de los diseños. Nos pusimos manos a la obra otra vez y comenzamos algunas piezas desde cero, otras las modificamos un poco. Hicimos 18 prototipos de la mesa redonda de comedor hasta que sea perfecta. Trabajamos mucho para completar la colección que ahora está ya en el mercado.
¿En qué se inspiraron para crearla?
Miramos muchas fotografías de la Amazonía. Mi mamá es muy de raíces latinas y eso se refleja en sus diseños. A pesar de que mucha gente piensa que Ten tiene algo del estilo escandinavo o italiano, realmente está inspirada en las copas de los árboles del oriente ecuatoriano, en sus raíces, en el movimiento de las mariposas. Plasmamos un poco de ese romanticismo en la colección.
¿El nombre tiene algún significado? Es la primera vez que usan un número…
El número diez tiene mucho protagonismo en la mente de la gente. Al tiempo que marca décadas en la vida, también se asocia con la calificación más alta que se puede lograr. El número diez en griego es “deca”, que en épocas antiguas estaba representado por un triángulo. Lo involucramos en el diseño de piezas asimétricas en la colección, en las tres patas que tienen las mesas, la figura aparece también en el aparador. Tal vez para el público en general no es tan evidente la presencia del triángulo, pero un diseñador si percibirá esa repetición de formas. Es también de donde nació la forma triangular de nuestro nuevo herraje.
¿Cuál es tu siguiente paso?
Accesorios para la casa. Adornos, lámparas, esculturas, arte de pared y más, que posiblemente tendrán una marca propia dentro de Adriana Hoyos. Estará en el mercado el próximo año. Todas las piezas son diseñadas por mí y elaboradas por artesanos locales y materiales ecuatorianos. Estoy mirando posibilidades en los países vecinos porque producir en Ecuador es tremendamente caro. También quiero continuar con mi blog Black Panther Theory, porque me encanta compartir información. Pienso que la posibilidad de recibir retroalimentación de un gran número de personas sobre mis diseños, es tener un gran aliado.
