Por Alegría Guarderas
Si de sofisticación y elegancia se trata, los trajes de la diseñadora quiteña, Daniela Dueñas, reflejan estas tres premisas. CLAVE! fue testigo del talento y buen gusto de la artista, no solo por su sentido de moda, sino también por la decoración de su hogar. Nos recibió en un acogedor y amplio departamento, ubicado en un sector residencial y céntrico de la capital.
Daniela es una mujer hermosa en todo el sentido de la palabra. Apenas comenzamos a conversar con ella apreciamos su sencillez, amabilidad, alegría, delicadeza y, sobre todo, el especial amor que tiene por su familia y profesión.
La suma de cada detalle en el interior del departamento da como resultado la esencia de quien es Daniela. La decoración la realizó junto a su esposo, que siempre se ha involucrado y ayudado en las cosas del hogar. “Le encanta la arquitectura, construcción y decoración”, comenta. Y esa, precisamente, debe ser la razón por la que se percibe tanta calidez y armonía en el ambiente.
Los elementos que adornan las estancias fueron escogidos por cada uno, acorde a su gusto y personalidad, y de todos hay una historia que contar. Daniela colocó varios adornos relacionados a su profesión. Entre estos, un maniquí de madera que le regaló su marido por el Día de la Madre; una lámpara que fue adaptada sobre una máquina de cocer; un libro de la reconocida diseñadora Vera Wang; y una colección de mini zapatos de cerámica que han sido adquiridos uno a uno en un almacén de arte en Estados Unidos, durante los viajes de Daniela,
Eso sí, entre todos los adornos hay uno que es distintivo. Se trata de un globo terráqueo verde. Este en particular tiene mucho valor emocional para Daniela porque su abuela lo dejó a su padre, y él a su vez, se lo obsequió a ella. Es una antigüedad. Además le apasiona la geografía, al igual que a su padre, con quien tiene especial afinidad y cercanía. “A mi papi le han encantado siempre los globos terráqueos, y siempre nos inculcó mucho el tema de la geografía. Cuando nos llevaba al colegio nos preguntaba las capitales de los países. Ahora me encantan a mí, y a pesar de que los globos terráqueos son difíciles de traer, cada vez que encuentro en mis viajes, los traigo”.
Su esposo, en cambio, incorporó una serie de plantas que dan vida y oxigenan al ambiente. La decoración del departamento corresponde a un estilo moderno combinado con ciertos elementos rústicos y vintage, como sillas curvas de madera estilo Luis XV que son herencia de su abuelo, y un baúl de cuero que fue adquirido en un almacén de antigüedades. Estos muebles dan mucha personalidad al rincón que está junto a la chimenea, y lo dotan de un singular aire de antaño.
En cuanto a colores, se inclinaron por tonalidades tierra para las paredes, mientras que en algunos cuadros prevalecen los más vivos como el naranja y amarillo. Su elección se basó en lograr espacios llenos de vida y contrastes llamativos. “Nos encanta mucho el color y los ambientes cálidos. No tenemos nada blanco”.
Las lámparas son elementos que aportan estéticamente en cualquier habitación, y las que Daniela colocó en el comedor y sala principal tienen mucho protagonismo. Encontramos variedad de espejos, de distintos tamaños y formas que dotan de luminosidad a las distintas áreas. Sin duda, estos son un accesorio indispensable al momento de decorar. “Me encantan los espejos como elemento decorativo. Me parece que dan amplitud a la casa”.
Amplias ventanas permiten que el sol caliente e ilumine en totalidad el departamento. También fuimos testigo de una vista verdaderamente privilegiada de Quito, pues desde ahí se aprecia, inclusive, a la Virgen del Panecillo. Es muy acertada la decisión de Daniela de mantener alzadas las persianas de estilo romanas.
Daniela realizó sus estudios en diseño de modas en la Universidad San Francisco de Quito, y posteriormente estudió diseño textil en la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha, CAPEIPI.
Se especializa en alta costura, sobre todo en vestidos de novia y graduación. Son diseños exclusivos y únicos, hechos a la medida, y por supuesto acorde a los requerimientos específicos de cada cliente. “Me baso en el cuerpo de la persona, en sus necesidades y gustos. Al momento de crear un diseño ya tienes muchos parámetros definidos como el tipo de evento y la hora”.
Y a propósito, nos contó acerca de las tendencias actuales para vestidos de novia. “El corte sirena se mantiene y se lo trabaja con pedrería, encaje Chantilly y tules bordados. Se trabaja también mucho el estilo griego-romano que se caracteriza por tener una falda muy liviana y amplia. Normalmente este estilo se elabora con chifón para que tenga bastante movimiento. El vestido que está retomando fuerza, que ya no se usaba hace bastante tiempo, es el tipo princesa. Normalmente tiene una falda de tul u organza muy amplia con corte a la cintura para que el vestido se vea bastante grande”.
Sus trajes se han promocionado en concursos de belleza como Miss Ecuador y Reina de Quito, y desfiles como Contrastes. Sin embargo, considera que la mejor publicidad es una cliente satisfecha. “Es súper importante que mis clientas salgan contentas porque solamente así te van a referir a otras personas. La clave es el boca a boca”.
Desde pequeña tuvo afición por la moda y quiso seguir el ejemplo de su abuela materna, quien tenía un taller de costura en su casa. Sin embargo, nos dice: “hace 15 años yo no veía esto como una profesión de la que se pueda vivir”. Por esa razón comenzó a estudiar medicina, y al poco tiempo se dio cuenta que lo que la hacía verdaderamente feliz era el diseño de modas. Y de hecho, esa profesión resultó ser su verdadera vocación.
El taller donde trabaja Daniela se encuentra en su departamento. Eso le permite equilibrar su vida profesional y personal, sin descuidar lo que ella considera más importante: su familia. “Vivo para mi familia y todo lo que hago es por y para ellos. El hecho de tener el estudio en mi casa y poder recibir ahí a mis clientas, me permite combinar la vida de diseñadora de modas con la vida de mamá”. Es madre de tres hijos.