¿Qué trabajos se hicieron en la cocina?
Era más pequeña, el comedor de diario estaba apartado, y en un pequeño espacio había un piano. Ahora está incorporada con el comedor de diario y además se creó una salita de estar con televisión, en un lugar que antes estaba separado con una puerta. La propuesta de Adriana es mucho más práctica al estilo de vida actual, porque pretende espacios abiertos e integrados. Hoy por hoy pasamos todos los días en la cocina; las reuniones de mis hijas antes de una fiesta, los almuerzos, todo es ahí. En mi casa nadie usa la puerta principal, todo el mundo entra por el garaje directamente a la cocina.
¿El ingreso principal se convirtió en secundario?
Utilizamos la puerta principal para eventos más formales. El diseño, de vidrio con fierro revestido color madera, dentro de un marco de madera que no está enchapado, lo hizo Adriana y lo mandamos a construir donde un artesano. No podía ser una puerta pequeña, debía ser grande por las proporciones y el estilo decorativo de la casa.
¿Cuáles fueron los cambios más sustanciales?
Le dimos vuelta a todo. El comedor de antes es hoy la sala de cine, y las puertas de la entrada principal se convirtieron en las puertas de este espacio. El comedor actual está donde era la sala de televisión. Aprovechamos al 100% los materiales existentes e incorporamos algunos nuevos.
¿Cuéntame de la decoración de las áreas exteriores?
Pusimos unos muebles más oscuros para generar contraste con el resto de la casa y la piscina. En realidad, la parte del porsche la terminamos más tarde. Un día me encontré con Adriana en el aeropuerto de Esmeraldas, mientras esperábamos el vuelo me comentó que llegaron unos muebles perfectos para el porsche. Llegué a Guayaquil e inmediatamente fui a ver los muebles y pedí que me los mandaran a mi casa para convencer a mi marido de que los teníamos que comprar. Una vez que llegaron, nunca más salieron.
¿Todos los muebles son de Adriana Hoyos?
Casi todos. Cuando me mudé compramos la sala, el comedor y el bar. Con el tiempo, aprovechando los descuentos que había en la tienda, fui adquiriendo otros elementos. Detalles, como mesas, butacas y lámparas, que luego me descontaban de mi rol de pagos.
¿Esta casa es para siempre?
Tuve una propuesta de compra. Soy tan desprendida de las cosa que cuando me la hicieron pensé que si me pagaban lo que pedía, la hubiese vendido. Mis hijas y mi marido pusieron el grito en el cielo, y no la vendimos. Es más, la señora interesada vino a mi casa con mi hermana que trabaja en bienes raíces, y se quería cambiar al día siguiente.
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