Por Pamela Cevallos H.
A veces tomar un riesgo es la decisión acertada. Eso lo sabe bien Melissa Murtinho, diseñadora de modas que decidió enrumbar su carrera por el camino de lo ecofriendly. Esta tendencia amigable con el ambiente cada vez gana más espacio en la vida de todos, y el mundo de la moda no se queda fuera de ella.
Antes de estudiar moda hizo dos años de diseño interior, y su hogar impregna esos aprendizajes por donde se lo vea. Ella y su esposo fueron cómplices en la decoración. Compraron una casa, y con el apoyo de su padre, el Arquitecto Danilo Murthinho, la remodelaron.
Pusieron pisos nuevos, levantaron paredes y las pintaron de blanco y grises. El interior goza de una entrada de luz natural importante, pues sala comedor y dormitorios están rodeados de altos ventanales. “Uno de los elementos fundamentales para crear un ambiente agradable, sin duda, es la luz. Una iluminación bien planificada da la sensación de comodidad y nos ayuda a llevar a cabo las tareas diarias de mejor manera”, dice Melissa.
Los muebles de la sala y el comedor son blancos y están combinados con cojines color pastel, aunque este estilo es contrastado con la fuerza de los colores de las obras de arte en gran formato que Melissa eligió. La sala tiene una puerta directa al patio, en donde se disfruta de un pequeño jardín, una sala de ratán y un jacuzzi perfectamente distribuidos para dejar un espacio vacío muy útil en cualquier reunión social. “Siempre he tenido muy claro cómo me gustan los espacios en mi hogar, así que junto a mi esposo –a quien también le encanta decorar- hicimos esta casa. Fue una experiencia linda que compartimos”, comentó.
En la decoración resaltan varios elementos de plata, que según sus propias palabras, dan elegancia a cualquier rincón. Y así, los objetos plateados que ha distribuido en su hogar dan un aire de glamur a cada paso. Sin embargo, considera que son las flores la clave para crear ambientes acogedores. Su lugar preferido es la sala, y en ella suele disfrutar de un buen vino y de música junto a sus seres queridos.
Melissa es guayaquileña, tiene 33 años y se estableció en el Puerto Principal luego de haber estudiado en el Jefferson College de Misouri, Estados Unidos, y después de haber viajado a Italia para profundizar su aprendizaje en diseño de modas.
En un mundo tan advenedizo como este, Melissa ha sabido surgir. Su originalidad en las prendas que cuidadosamente elabora le abrió las puertas para participar en eventos nacionales dedicados a esta rama, en los cuales se ha reconocido su trabajo, sobre todo, en lo que es el slow–fashion, un concepto contrario a lo que normalmente consumimos, denominado fast-fashion o producción industrial de prendas de vestir.
El slow-fashion, o la moda sostenible, se está aplicando recientemente. Viene de la mano de una filosofía de vida que tiene que ver con el cuidado del ambiente, con el comercio justo, y con la protección de quienes elaboran artesanalmente una prenda.
Melissa ha adoptado esta filosofía en su vida. Todo comenzó con una invitación a participar en los Premios Latinoamérica Verde, en donde presentó su primera colección slow-fashion ante un jurado internacional. “Me propusieron diseñar una colección slow para la gala de premiación, que fue la misma que presenté en la plataforma pionera en promover diseño sostenible, Designer Book”, nos cuenta.
Desde ese día hace sus creaciones con telas recicladas o reusadas. Manteles, cortinas o prendas en desuso son su materia prima. “Al ver un vestido terminado la gente se asombra. Tardo en explicarles el ‘antes’ de la prenda. El asombro no deja de ser gratificante, porque ven mi trabajo con aprecio”. Y es que sus diseños de alta costura son exclusivos, por eso gozan de originalidad y de la preferencia de quienes gustan romper los estereotipos. En el Designer Book 2015, Melissa recibió el reconocimiento Güitig por su colección sustentable, lo que para ella, por supuesto, fue un honor.
Le gusta trabajar con telas orgánicas, sin embargo, todavía no es posible conseguirlas en el país fácilmente y, por ello, las complementa con materiales sintéticos, pero trata de que tengan menor presencia en sus prendas. Crear diseños con materiales no convencionales tiene su impacto, pero además, crear consciencia sobre las muchas formas que tiene la gente para cuidar el planeta siempre será un plus. “Ya son tres años desde que hice mi primera colección slow-fashion con materiales reciclados; tuvo un impacto positivo, la gente se interesó, gustó del concepto slow”.
Ingresar al mundo de la moda a través de una nueva experiencia no es fácil. Romper esquemas y lanzarse al vacío es una decisión de personas de carácter fuerte, y eso se nota en Melissa, una mujer que carece de miedo cuando de diseñar se trata. “A veces es difícil que las clientes entiendan el concepto de reciclar, piensan que por ello un vestido debe costar menos, pero rediseñar toma su tiempo, el trabajo artesanal para que esa prenda sea nueva y original exige mucho más. Se debe apreciar la mano de obra”, sostiene.
Su tienda está ubicada en Plaza Lagos, desde allí pone en práctica todo un proceso de manejo de residuos. Cada semana hay muchos retazos por desechar, los más grandes se los llevan las mujeres que trabajan con ella, quienes los aprovechan en su hogar para confeccionar prendas de niñas. También tienen contacto con dos marcas que retiran los retazos medianos y pequeños para confeccionar vinchas, moños y accesorios.
Esta forma de vida que ha asumido Melissa desde su profesión, la ha trasladado también a su hogar. En su casa existe un proceso interno de reciclaje, su familia y el personal de servicio está entregado totalmente a esa causa. “Los niños saben cómo hacerlo. Dividimos plásticos, cartones y desechos orgánicos. También lo que no se usa lo regalamos o donamos para gente necesitada”. No obstante, aquello no quita que su casa se presente con un gusto exquisito. Obras de arte, luz, libros y flores marcan el estilo de vida de esta diseñadora.