Arquitectura Ecuador
Por: Natalia Gandarillas
La obra arquitectónica de Milton Barragán está a la altura de referentes internacionales dentro del movimiento moderno en Latinoamérica. El reconocimiento que este arquitecto tiene a nivel internacional lo ha llevado ocupar espacios de gran prestigio como la exposición Latin America in Construction: Architecture 1955-1980 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en 2015; y como expositor en escuelas de arquitectura de la talla del Politécnico de Milán, Italia, y de la Universidad de Sevilla, España como profesor invitado.
Milton Barragán es principalmente reconocido por sus aportes a la arquitectura moderna con técnica brutalista, construidos en la ciudad de Quito. Entre sus obras más representativas se puede mencionar el Templo Nacional la Dolorosa –ubicado en el Colegio San Gabriel, 1967; en el edificio Artigas, 1970; el Templo de la Patria –ubicado en Cima de la Libertad,1975; el edificio CIESPAL –en colaboración con el arquitecto Ovidio Wappenstein- en 1978, entre otros edificios.
Además de los grandes logros alcanzados por el Arq. Barragán en el área de la arquitectura, es también un reconocido escultor con una larga trayectoria. Sus obras incluyen trabajos de escala pequeña, mediana y urbana, elaborados principalmente en metal y suelda. Actualmente, algunas obras se encuentran en museos de América Latina y Europa.
Barragán ha tenido una preparación académica privilegiada. En 1959, después de estudiar arquitectura, recibió una beca para estudiar ordenamiento territorial y urbanismo en Francia. Durante ese período, tuvo la oportunidad de trabajar en estudios de arquitectura en París y Roma. En 1962 regresa a Ecuador y poco tiempo después se especializa en vivienda social en varios países de Escandinavia, al norte de Europa; así como en las nuevas ciudades (new towns) de Gran Bretaña. Barragán se ha mantenido vinculado a la academia ejerciendo la cátedra en las Universidades Central, PUCE y UTE.
En 1962, Milton Barragán formó parte del grupo de arquitectos que fundaron el Colegio de Arquitectos de Ecuador. Asimismo, ha sido un activo gestor cultural y político participando en espacios como la Casa de la Cultura que presidió entre 1988-1992; actuó también como consejero provincial, concejal municipal y en comisiones de urbanismo y ordenamiento territorial para el Municipio de Quito.
A tu regreso de Europa te vinculaste con proyectos de planeamiento urbano y ordenamiento territorial…
Cuando regresé a Ecuador en 1962 me invitaron a participar con la Junta Nacional de Planificación Económica y Coordinación Económica y Social, creada en 1954, que estaba a cargo de elaborar el Plan de Desarrollo del país, actual SENPLADES. Dentro del Plan, los temas de vivienda social empezaban a preocupar al Estado, fundamentalmente lo referente a la urbanización, el costo de la tierra, y construcción de vivienda. Yo me vinculé directamente a estas disciplinas y junto a otros colegas establecimos pautas, rutas y fomentamos la necesidad de crear vivienda horizontal para bajar el costo de la tierra y el de construcción. A partir de la implementación de políticas públicas sobre estos aspectos se originó un gran movimiento de construcción de vivienda social para solventar la falta de aquella. Posteriormente, participé en importantes proyectos de equipamiento y ordenamiento territorial en Quito y Guayaquil. Ejemplo de ello son los estudios de selección de sitio para los nuevos aeropuertos de ambas ciudades; así como los estudios para el trazado de vías hacia el nuevo aeropuerto de Quito, de los cuales se han construido ya tres de las cuatro vías propuestas.
Del planeamiento urbano y ordenamiento territorial a la arquitectura…
A partir 1964 se incrementó mi actividad en diseños de vivienda, y posteriormente en proyectos más importantes y complejos. Muchas de las edificaciones que planifiqué y construí entonces se originaron en concursos públicos de arquitectura; otros en encomiendas directas de clientes particulares, consorcios y sociedades, que eran proyectos ubicados en lotes urbanos dispersos, por lo que una de mis mayores preocupaciones al momento de generar mis propuestas, era lograr la integración visual del nuevo proyecto al paisaje urbano existente. Este criterio me sirvió siempre de premisa en el proceso de creación y es una de las características preponderantes a destacar en los proyectos más exitosos de mi carrera profesional. Las edificaciones permanecen largos períodos en las ciudades. Duran desde un siglo hasta más de mil años. Una existencia de un siglo o dos, constituye un tiempo que deja huella en la cultura estética de los ciudadanos, por lo que un edificio mal diseñado señala al arquitecto como responsable de la pobreza artística y cultural ciudadana.
¿Por qué escogiste el brutalismo como lenguaje arquitectónico?
El brutalismo, que viene del término francés béton brut u ‘hormigón crudo’, como su nombre lo indica, pretende exponer el material y el sistema constructivo en bruto, sin disfraz o recubrimiento. Esta modalidad se convirtió en el lenguaje preponderante de la arquitectura moderna, entendiéndose como arquitectura moderna la que surgió entre finales del siglo XIX y el siglo XX. Le Corbusier -arquitecto suizo-francés y uno de los máximos exponentes del brutalismo- fue un maestro a quién tuve la oportunidad de escuchar en conferencias magistrales y estudiar su obra. La forma en que Le Corbusier utilizó los materiales y la base teórica sobre la cual sus propuestas se sostenían influyó en mi trabajo posterior, tanto en arquitectura como en urbanismo.
¿Cuál fue el proyecto de Le Corbusier qué más te impactó?
Sería largo enumerarlos, pero vale la pena mencionar unos pocos como la ciudad de Chandigard en la India; la villa Savoie en Poissy, el Ministerio de Educación en Rio de Janeiro, el convento de la Tourette cerca de Lyon, la capilla de Ronchamp son dignos de mención. Igualmente, el edificio denominado L’Unité d’Habitation construido en Marsella, Francia en1952, constituye para mí uno de los proyectos más importantes de Le Corbusier. Esta edificación respondió a la gran demanda de vivienda surgida a partir del final de la Segunda Guerra Mundial y es un hermoso conjunto de vivienda multifamiliar a gran escala. Su construcción tuvo considerables aportes al brutalismo, especialmente en lo que concierne a la forma de utilización de los materiales –sin retoques, decoraciones, ni pintura— especialmente el hormigón, al que se considera un material noble. El brutalismo se esfuerza por exponer el diseño en la construcción, y el material original en estructuras, mamposterías y otros elementos, sean estos hormigón, acero, ladrillo, madera o vidrio, evitando recubrimientos ornamentales.
Enfocándonos nuevamente en tu obra arquitectónica ¿cuáles son los principales aportes que dejas a la ciudad de Quito?
Considero como aportes valiosos a la ciudad aquellas expresiones de arquitectura brutalista que pueden ser consideradas también escultóricas, como es el caso de los citados anteriormente, a los que podemos añadir el Edificio Atrium, algunos edificios públicos, condominios y muchas viviendas individuales.
La relación entre arquitectura y escultura en tu trabajo….
Teóricamente las artes plásticas constituyen tres grandes ejes: la pintura, la escultura y la arquitectura. Se dice que la arquitectura es la madre de todas las artes. Bajo este contexto, tanto la arquitectura como la escultura coexisten esencialmente con espacio y materia. Ambos elementos tienen un rol importantísimo en estas dos disciplinas del arte. Quizás el espacio tiene un rol más importante en la arquitectura pues se convierte en el ambiente donde la gente vive y realiza actividades. Desde mi punto de vista, quienes comprenden el espacio y sus dimensiones, están mejor capacitados para hacer buena arquitectura.
La faceta como escultor…
Desde la infancia creaba objetos con materiales como alambre, papel y madera. Mi trayectoria como escultor, en sus distintas etapas, la he desarrollado a lo largo de toda la vida. Pero desde 1968 empecé a interesarme por construir escultura con hierro y acero, mediante técnicas como suelda eléctrica y oxiacetileno. Mi primera exposición de escultura la realicé en 1972, y a partir de 1988 elaboré esculturas en madera y algunas esculturas urbanas en hormigón y acero. Siempre estoy activo en el taller de esculturas. Inclusive publiqué un libro que recoge mi obra en escultura hasta el año 2001.
En la actualidad continúo activo, tanto en escultura como en arquitectura, y puedo afirmar que mis facetas como escultor y como arquitecto se funden en una sola porque estoy convencido de la relación directa que existe entre ellas. Esta relación no solo se da en los aspectos de espacio y de materia, se incluye además luz, sombra, color, texturas y técnicas. Siendo, en ambos casos, el espacio el protagonista que provoca a quien lo vive y se mueve dentro.