Quito, desde una óptica distinta
Por: María Gracia Banderas
Entre las características que definen a Quito destaca la calidad de su gente y la variedad de paisajes que, en cortas distancias, varía considerablemente. Modernos edificios o exquisita arquitectura colonial, son remplazados por entornos rodeados de verdor y coloridos detalles de las parroquias rurales, que se encuentran relativamente cerca del dinámico centro financiero y comercial de la capital.
Sibel Yacizi, Hannah Bierre y Deniz Aksoy son tres extranjeras que se conocieron en Quito, tres mujeres profesionales que miran nuestra ciudad desde distintos ángulos y nos dan una interesante perspectiva de por qué aprecian vivir aquí. Entre ellas han formando una especie de tribu que les permite apoyarse en los momentos en que la adaptación a una cultura distinta resulta cuesta arriba.
Coinciden en que desde su llegada se sintieron completamente acogidas por la gente quiteña. Se refieren a los capitalinos como personas amables, alegres y cálidas, que han hecho muy llevadero el proceso de echar raíces en una nueva ciudad. Sibel, Hannah y Deniz se han convertido en fervientes promotoras del destino “Quito”, incentivando a sus amigos extranjeros a disfrutar de esta belleza y calidez.
Un camino de piedra es el preámbulo a esta interesante reunión. El aroma de las flores y árboles de la Quinta El Limonar en Puembo, es perceptible en cuanto bajamos del automóvil. Los jardines nos maravillan, el uniforme color del pasto es sorprendente, y los detalles dispuestos en los exteriores hacen que nos sintamos en un paraíso en el que las pinceladas de la naturaleza son protagonistas.
Sibel Yacizi y su esposo Andrés Carrillo nos reciben. “La casa fue construida por mi familia hace aproximadamente 18 años. Mi madre, a quien le gusta mucho la madera, le dio toques rústicos a la decoración, mientras que mi padre añadió algunas antigüedades”, manifiesta Andrés, quien hace más de cinco años decidió utilizar los jardines de la quinta familiar para eventos corporativos y sociales. “Contamos con 20 variedades distintas de plantas, 25 tipos de flores, siempre las estamos cuidando y lo hacemos personalmente”, agrega Andrés mientras Sibel nos invita a beber una deliciosa taza de café.
Ellos se conocieron en Suiza cuando eran estudiantes universitarios. Por parte de padre y madre, Sibel es mitad suiza y mitad turca, y ha vivido en ambos países aunque nació en Viena. También vivió en Londres, en Doha, y ahora en Quito. “Por Andrés me mudé hace dos años a Ecuador. Mi día a día en Quito es muy relajado en comparación a las ciudades europeas, especialmente a Estambul. Esta es una ciudad pequeña y tranquila que me permite tener una buena vida, comer bien, disfrutar de un rico clima, pasar tiempo con mi gato que es como mi hijo, y atender mi negocio. Es una vida muy casual la que llevo, agitada a nivel social porque hay tiempo para compartirlo con las amigas, ya que no se gastan tantas horas en traslados”.
Sibel tiene un gusto especial por los detalles, por la joyería en particular. Una vez radicada en esta ciudad decidió dar vida a La Turca Bazaar, su emprendimiento en el que elabora joyas con símbolos propios de la cultura turca, como la mano de Fátima, también conocida como Jemisa, Khamsa o jamsa, que es un amuleto al que se le atribuyen muchos poderes, y puede ser encontrado en pulseras y collares. “Los ecuatorianos son muy espirituales, así somos en Turquía, y mis joyas han tenido una buena acogida porque utilizo símbolos protectores de Medio Oriente”. Los accesorios los comercializa a nivel nacional a través de Instagram y próximamente lo hará a través de su página web.
Estudió Business Management and Hospitality, y antes de venir a Ecuador su carrera se desarrolló en hoteles y restaurantes. “Ecuador es un país tan lindo y diverso a nivel geográfico que hay mucho por hacer. De hecho, la tendencia turística mundial gira en torno a la práctica de actividades distintas: aprender del país, de su cultura, relacionarse con su gente. El europeo no solo quiere ir de fiesta o de shopping, y Ecuador tiene todo para ofrecer esta experiencia. Se puede escalar el Cotopaxi, conocer Quito, su Centro Histórico, ir a Otavalo, a las Islas Galápagos, y saborear la gastronomía. Hay mucho por ofrecer, aunque todavía se debe mejorar en servicios y en seguridad”.
Sibel se ha convertido en nuestra embajadora turística en Turquía. Gracias a sus recomendaciones, amigos y familia han vacacionado en Ecuador. “No sabían de Quito en Europa, tenías que estar muy interesado en los volcanes para saber de la existencia de esta ciudad. Muchos pensaron que vine a vivir a África. He tenido que explicar que vivo en América Latina, he debido narrarles acerca de toda la belleza de esta tierra y que los Panama Hats que tanto les encantan, son ecuatorianos”.
Hannah, abogada neo zelandesa, llegó a Quito hace aproximadamente 4 años. “Vine por amor”, señala con una gran sonrisa. Ella y su esposo, Sebastián Saa, también abogado, se conocieron mientras cursaban su maestría en Washington. “En clase él era mi mejor amigo”, y relata que llevan juntos más de cinco años.
En el Ministerio de Salud Pública, Hannah implementó su proyecto de tesis. “Fue una oportunidad increíble. Desde hace cuatro años me desempeño como consultora legal. Mi expertise es en asuntos internacionales, un campo muy sensible porque si bien hay conceptos generales, las leyes son diferentes en todos los países. Equivocadamente la gente piensa que es suficiente realizar una traducción literal de español a inglés, o viceversa, y no es así. Es fundamental que los abogados internacionales entiendan a fondo el concepto que se quiere trasladar, porque la esencia de un contrato se puede perder en tan solo tres palabras”.
Hannah realiza consultorías con distintos países y por ello sus horarios de trabajo varían. Su jornada comienza muy temprano en la mañana, y enfatiza que “la mejor parte del día es antes de que todos despierten. Voy al gimnasio y regreso a casa. La cantidad de frutas y vegetales que hay, y el precio al que se venden, son de mis cosas favoritas de Quito. ¡Por eso hago jugos y smoothies de todo tipo!”
Lo cierto es que Hannah encontró tal variedad de productos que no dudó en dar rienda suelta a una de sus pasiones: la cocina, y es así que, además de sus labores como abogada, decidió crear Harvest Gourmet. “Harvest nació de mi gusto por cocinar, específicamente recetas familiares de mi tierra. Hacerlo me permite sentirme conectada con mi familia y mi país”. El servicio que Hannah brinda es de catering para grupos de hasta 15 personas. “Se trata de comida casera (lasagna, gnocchis, sopas, pies, etc.), elaborados de manera saludable, con poca sal, ingredientes locales, frescos, y hechos con amor”.
Deniz Aksoy también es de Turquía, y aunque su madre es ecuatoriana, solo había venido a Quito por vacaciones. Ella tiene una historia un tanto distinta. Conoció a su esposo Gustavo en Ecuador pues sus familias se conocían desde hace mucho tiempo. Cuando el amor surgió decidieron mantener una relación a distancia, pero tiempo después Deniz se trasladó a Quito. Estudió Publicidad e hizo una Maestría en Marketing en New York. Se apasionó por la industria de la moda y se involucró en este mundo durante varios años, desarrollando habilidades y agrado por lo estético.
Es una mujer dinámica y creativa, siempre tuvo un especial interés por las flores y por lo que puede hacerse con ellas. Realizó cursos en Estados Unidos y México, y en Quito montó su empresa, Pepper Bloom Flowers, en la que diseña arreglos florales. “Mi esposo tiene una finca de flores, así que fue la oportunidad perfecta”.
Cada día es un día especial para regalar flores, dice Deniz. “Tenerlas a tu alrededor da vida, alegría y buena energía. Sus colores y aromas provocan la sensación de estar rodeado por la naturaleza”. Sus novedosos diseños son elaborados con flores frescas y entregados a domicilio, pero los pedidos deben ser hechos con un mínimo de 48 horas de anticipación.
El estilo de vida que lleva en Quito, es sin duda más relajado que en New York. “Es una ciudad muy familiar, tengo una hija de dos años y es el lugar ideal para que ella crezca. Estamos cerca de la familia, así que para esta etapa de la vida es perfecto vivir en Ecuador, nos encanta”. Su tiempo transcurre entre la hacienda de la familia ubicada en Machachi, su casa en Cumbayá, y por supuesto en el desarrollo de encantadores productos que son perfectos para decorar cualquier ambiente.
Tres amigas, tres emprendedoras, tres mujeres que promocionan nuestra ciudad entre sus amigos y familiares en diversas geografías.