Por: Lorena Ballesteros
El arte tiene un sinnúmero de expresiones y corrientes, pero son pocas las personas que pueden lograr algo único y transmitir sensaciones a través de sus creaciones. Es por eso que resulta grato conocer a quienes tienen el talento y capacidad de emocionarnos con su trabajo.
Lorena Pérez es una de ellas. Desde pequeña pintaba o se refugiaba por horas en el arte manual. Su vida se nutrió de viajes al exterior que le abrieron nuevas perspectivas. En una época residió en Los Ángeles y aprovechó para realizar algunos cursos de arte y joyería en UCLA, pero con el paso de los años y la llegada de sus hijos al mundo, su proyecto artístico estuvo en pausa.
Su primer acercamiento al diseño fue con una línea de ropa. Creó y consolidó su propia marca de jeans. Aunque de eso ya ha pasado algún tiempo, fue un paso importante para descubrirse como diseñadora.
Ahora que sus hijos han crecido (el mayor tiene 30 años), ha vuelto a incursionar en el mundo artístico y su primer paso lo ha dado en el campo de la orfebrería. Junto con su socia Patricia Cisneros, están por lanzar su segunda colección de joyas con piedras semipreciosas. Muestra de ello son los hermosos aretes de plata y bañados en oro que luce al momento de esta entrevista.
Pero no es todo, Lorena también explora otro camino, el de la decoración. A la par de su línea de joyería se encuentra también trabajando en diseño de lámparas. Desde su apreciación, las lámparas son como las joyas del hogar. Todos los detalles de su proyecto de vida nos los cuenta en la comodidad de su departamento, que ubicado en la González Suárez, nos regala una vista privilegiada de Guápulo.
¿Cuál es la relación entre joyería y diseño de lámparas?
Ambas reflejan una expresión artística. Últimamente hay una tendencia por lucir piezas únicas y no limitarte a comprar lo que te ofrecen los almacenes de joyas. En el caso de las lámparas es igual, son las joyas del hogar. Puedes tener una decoración muy sencilla, minimalista si quieres, y una lámpara puede convertirse en el centro de atención. La misma relación que entre las joyas y la vestimenta.
Primero incursionaste en joyería…
Sí, realicé algunos cursos en UCLA hace muchos años. Primero comencé en una onda más artesanal y ahora he seguido otros cursos para aprender nuevas técnicas.
¿Qué tipo de joyas haces?
Trabajo con piedras semipreciosas enchapadas en plata y con baño de oro. Entre las que más utilizamos están el ámbar, quarzo rosado, lapislázuli y ónix.
¿Tienen un estilo definido?
Podría decirse que hay una influencia Art Déco. Las formas geométricas tuvieron más fuerza en la primera colección. Ahora estamos sacando la segunda y tenemos también una tendencia floral y muy delicada. Cada colección, entre diseño y fabricación nos toma cerca de cuatro meses hasta que sale al mercado.
¿Se exhiben en algún local en particular?
Las entregamos a algunas boutiques que las seleccionamos porque van en la misma línea de lo nuestro, y también organizamos Open House, que es un formato muy común hoy en día, para presentarlas.
¿Hay buena acogida?
A la gente le gusta llevar piezas únicas. Pero sobre todo busca alternativas con respecto al alto precio del oro. Si trabajáramos en oro, un anillo costaría sobre los $3.000. En el panorama actual ofrecemos una alternativa para lucir joyas distintas, delicadas y con un toque personal, a otros precios.
Tienes una esencia muy personal en tu trabajo. ¿Eso te llevó a las lámparas?
Como te decía, una lámpara es una joya que se cuelga del techo. Y es una incursión en la que estoy sumamente feliz. Son piezas únicas, con mucho trabajo y detalle. Además, muy distintas a lo que se encuentra en el mercado.
¿Trabajas bajo pedido?
Esa es la idea. Porque además se pueden elaborar piezas muy de acuerdo al espacio y al estilo de cada lugar. Estas que he hecho han sido para exponerse en la galería Ghibli que está ubicada en la Av. González Suárez. También me estoy abriendo camino para trabajar con constructoras y con hoteles en la creación de lámparas que puedan colgarse en el hall de entrada, por ejemplo.
¿Qué técnica utilizas?
En la primera lámpara que elaboré utilicé vitrofusión. Me di el trabajo de pintar a mano cada una de las piezas y combiné hierro forjado con vidrio. La segunda lámpara combina hierro con tagua, que es muy típico de acá. Soy mucho de tonalidades aqua, me encanta el turquesa, el celeste…
¿Los materiales son ecuatorianos?
Sí, los materiales que uso son ecuatorianos, excepto la pintura que es importada, pero trabajo con importadores ecuatorianos. La idea es que todo el trabajo tenga su insignia nacional.
¿Qué es lo que impera en el mercado de las lámparas?
Hay lámparas de diseñador, pero son muy pocas. Lo que se ve mucho son lámparas chinas de cristal o de aluminio que se producen en serie. Mi estilo es único, y está elaborado directamente para una familia o un entorno específico. Tengo pocos meses en este campo pero la acogida ha sido muy buena.
¿Algún artista que te haya inspirado?
Me encantan los impresionistas y soy apasionada por el ruso Marc Chagall. Seguramente es su obra la que ha influenciado en mi trabajo.
La inspiración también está presente en tu departamento…
Vivo aquí hace unos tres años. Creo que en decoración soy un poco ecléctica porque aunque aprecio el minimalismo, soy mucho de guardar recuerdos. Me gusta que mi casa tenga piezas únicas, distintas, que cuenten una historia.
¿Alguna historia que contar?
La mesa de centro de la sala por ejemplo, es china y originalmente era una cama. La compré en España, pues viví varios años en ese país. De hecho, 28 años de mi vida transcurrieron entre Europa y Estados Unidos. Eso también me ha permitido coleccionar una serie de cosas y diversificar el talento que hoy expreso.
También tienes cuadros maravillosos…
Y la mayoría de artistas ecuatorianos. Me encanta Pedro Niaupari.
Y una vista privilegiada…
Ese es como un cuadro viviente que cambia constantemente. Se puede tener distintas experiencias en el día o en la noche y toda la distribución del departamento está concebida en función del paisaje.