Paisajismo en función de la sociedad – Guayaquil
Por Mercedes Núñez Pazmiño
Fotos cortesía Douglas Dreher
A sus 50 años y con una amplia carrera desarrollada en regeneración urbana, Douglas Dreher resume el objetivo del paisajismo en dos palabras: traer alegría. Para este arquitecto el resultado final siempre es crear felicidad y espacios que sean funcionales para la sociedad. Ha trabajado en conjunto con Fundación Malecón 2000 para la regeneración urbana de Guayaquil, y es el creador de uno de los sitios turísticos más visitados de la ciudad, el Malecón 2000. Además, ha trabajado en proyectos particulares buscando siempre un aspecto diferenciador en sus obras.
Lo que Douglas pretende con todo proyecto es que la población se apropie de él. Que la gente lo vea, se sienta a gusto y lo utilice. Afirma que el paisajismo es muy sensorial porque se relaciona con aspectos que van desde el ruido que hacen las hojas de un árbol al chocar con el viento, con ese pequeño sonido que hace una cascada de agua, hasta con la iluminación y la proyección de las sombras de distintos elementos. Se involucra también mucho con lo lúdico, porque son espacios para el encuentro de la sociedad.
Uno de sus diseños es el de la Plaza San Francisco. Entre los problemas que se analizaron se encontró la falta de planificación en las áreas verdes, que estaban compuestas por mucho almendro, especie que suele ser bastante caótica en sus ramas y errática en su forma, ensucia mucho, y contribuye poco a la sombra. Por ello, decidieron cambiar la vegetación por una especie que contribuya a la sombra, tanto así que actualmente al caminar por esta Plaza se aprecia muchas personas sentadas bajo los árboles.
“La mejor intervención que puede hacer un paisajista o un urbanista es tratar que estos espacios sean tan inclusivos que todas las clases sociales puedan opinar, mezclarse y participar. Este lugar es el epicentro donde se reúne la gente, incluso para las marchas”, indica Douglas sobre la Plaza. Para él, los espacios deben ser concebidos para utilidad de la comunidad.
En los diseños, señala, es primordial jugar con la percepción. En la Plaza San Francisco se encuentra la primera estatua de Guayaquil; la de Vicente Rocafuerte. La gente solía arrimarse al monumento y había un poco de irrespeto a tan importante obra, además, afirma que lo veía muy solitario y pequeño. Para lograr un cambio se jugó con la percepción creando una plataforma que lo magnifique, siendo esta la pileta que actualmente lo rodea.
Esto ayudó a que el monumento se aprecie mucho más imponente y a la vez la gente se pueda sentar en el borde de la pileta. “Queríamos hacer que las personas interactúen con el espacio. En los veranos más calurosos en Europa, la gente se mete a las piletas. Muchas veces lo mejor es crear lugares que no pongan límites a las personas, sino que permitan la vida en comunidad”.
El paisajismo intenta modificar nuestra percepción con una ilusión. La Plaza de la Merced presentó un gran reto a la hora de rediseñarla. Se encuentra ubicada junto a un alto edificio, y al ser una iglesia no tan grande se veía incluso más pequeña. La solución: actualmente “hay una trama de piso que cruza la calzada y da la impresión de que el atrio es todo ese espacio, que va desde la puerta hasta el frente, donde los carros cruzan por la trama de piso”, explica.
Antes de la regeneración, el parque ubicado frente a La Merced tenía cerramiento; luego se procedió a darle el carácter de plaza pública. Para Douglas, experto urbanista, en un diseño se deben tomar en cuenta múltiples variables: económicas, sociales, medio ambientales, culturales y muchas veces políticas.
Estos factores fueron trabajados a lo largo de la regeneración urbana y recuperación del Malecón 2000, creando una trascendencia social muy fuerte. En 1999 se inauguró la primera etapa de este proyecto y se originó un cambio profundo en la sociedad guayaquileña.
“De pertenecer a una sociedad de la cual muchos podían haberse avergonzado, se pasó a trabajar con la autoestima”, indica. Actualmente el 85% de las visitas recibidas en el Malecón 2000 durante fines de semana provienen de barrios marginales.
Para este mega proyecto se realizó una evaluación de los elementos con los que se contaba inicialmente, como mobiliario urbano, y se les dio un nuevo entorno más moderno. “El reto del paisajismo es utilizar los recursos que tienes. Si cuentas con algo valioso debes rescatarlo”, agrega. Como ejemplo de ello está la escultura denominada El Fauno y la Bacante, que se encontraba perdida entre unos árboles en el malecón antiguo, y se decidió ponerla en Jardines del Malecón, sin duda uno de los tramos más hermosos y coloridos de la zona. Además, recuerda las escalinatas en piedra caliza tallada, rescatadas del borde del antiguo malecón, que fueron tomadas para hacer una fosa. “Se van encontrando pequeñas huellas históricas que hay que mantenerlas”, comenta.
Al arquitecto le resulta muy atractiva la mezcla de lo contemporáneo con lo clásico, aquel bagaje histórico que va acompañado de tendencias modernas. Al momento se están construyendo cafeterías en el Malecón 2000, diseñadas por él, en las que prima lo contemporáneo. Lo cierto es que a este paisajista no le gusta lo establecido, busca diferenciarse en todas sus creaciones.
Luego de tantos años, es necesario reeditarse, indica Douglas, y eso fue lo que pasó con el Malecón 2000. En encuestas se resaltaba la falta de espacio en el área recreacional infantil, por lo que se creó Safari Park con juegos mecánicos para niños. Actualmente, también se están reconstruyendo al 100% todos los baños públicos, y se está haciendo un Safari Park 2 en el área del patio de comidas de Malecón del Salado.
“Es una concepción totalmente errada creer que por ser un espacio para gente de escasos recursos no merece diseño. No, al contrario, deben sentirse apreciados y atraídos por la parte arquitectónica”, señala. Recuerda haber estado en la inauguración del Puente de la Calle A, y llenarse de orgullo al ver jóvenes maravillados y disfrutando de la obra que se había hecho para ellos.
Las ciudades en general tienen que reeditarse. En Europa se decide peatonizar calles y cerrarlas al público y resultan ser un gran éxito. “Aquí todavía se tiene muchísimo miedo a hacer eso. Se ha planteado la peatonización de la Av. 9 de Octubre, lo cual sería espectacular, hay espacio para poner terrazas con mesas y hacer cosas maravillosas; pero hay mucho temor a lo desconocido”.
En su momento, indica, fue todo un desafío cerrar las calles para hacer la Plaza de la Administración. Esta zona es el epicentro donde está la administración del gobierno local en todas las instancias: Gobernación, Municipio, e importantes entidades locales. Era la oportunidad perfecta para hacerla un lugar turístico por la cantidad de historia que hay. Con la insistencia, se logró hacerlo y fue todo un éxito.
Conceptos de bioclimatismo y sostenibilidad energética empiezan a estar sobre la mesa, sin embargo por los altos costos que conllevan, muchas veces no se pueden realizar. “Han existido intentos sobre cambios en las luminarias públicas utilizando energía solar, pero aún son tecnologías muy caras para nosotros”.
En proyectos particulares ya existen pedidos de viviendas bioclimáticas. Una de ellas fue realizada en Vía a la Costa, con altos estándares de eficiencia en temas de confort climático. “Se usaron grandes aleros y cubiertas altas para que el aire caliente acumulado en el interior pueda salir, combinado con mucha iluminación para integrarse al paisaje que es hermoso”, explica. Adicionalmente, la casa cuenta con grandes ventanales de vidrio por los cuales desde el comedor se puede observar una laguna en la parte exterior. Allí, todo es pensado con desniveles de cubierta para liberar el aire caliente.
A la hora de diseñar en espacios naturales la clave está en mimetizarse. Ese es el caso del Puerto de Pesca Artesanal en Anconcito. Allí, se buscó algo que sea atractivo estéticamente a pesar de ser de índole industrial. Al estilo de Dubái, se ganó más de una hectárea al océano porque no existía el espacio.
“Como era un tema marino se jugó con la apariencia de olas en los diseños de los techados con láminas curvas, innovando frente a los diseños acostumbrados para este tipo de edificaciones”, señala. Los antiguos muelles y galpones donde se faenaba y comercializaba el producto de la pesca en condiciones insalubres, fueron reemplazados por modernas instalaciones. Es que para él, el diseño es el componente de una larga historia que se debe tejer; entrando en el paisaje para hacerlo más funcional para la gente, pero sin destruirlo.