Presidente Ejecutivo del Directorio de la Asociación de Bancos Privados de Ecuador (ABPE)
Por Caridad Vela
Un año completo se experimenta en todas las actividades económicas, y sin lugar a dudas, el sistema financiero privado juega un rol activo, de radical importancia, en los ajustes que deberán darse para sostener el mercado.
Cada banco tiene su particular situación. Todos, en mayor o menor grado, experimentan dificultades en el acceso a los fondos que se convierten en créditos para incentivar la economía. Es evidente que se deben tomar decisiones en conjunto para encontrar un prudente equilibrio que potencie de mejor manera cada centavo prestado.
El Directorio de la Asociación de Bancos Privados de Ecuador (ABPE), ha designado al Eco. Julio José Prado como su nuevo Presidente Ejecutivo. Sin dejar de lado el análisis financiero, su aporte transcenderá al ámbito de la innovación en una variedad de temas prioritarios. Entre ellos, elaborar una estrategia de competitividad bancaria; analizar la relación que los bancos mantienen con los sectores productivos, con el Gobierno y con la academia; y profundizar en temas de investigación y análisis para anticiparse a escenarios futuros y actuar proactivamente ante ellos.
¿Cómo está la situación de liquidez en los bancos privados?
El 2015 fue fuerte. Hubo tres etapas marcadas. La primera en el primer semestre de 2015 que hubo una reducción importante de liquidez en todo el mercado, porque se dio un shock económico que frenó las inversiones públicas y paralizó el modelo de mucho gasto al que estábamos acostumbrados. El impacto se sintió directamente en la reducción de depósitos.
¿La segunda etapa?
En el segundo semestre la reducción en términos de liquidez y de depósitos ya no fue tan alta. Seguía descendiendo, es verdad, pero a menor ritmo que lo experimentado en el primer semestre. La tendencia de descensos mensuales se mantuvo hasta noviembre.
¿Diciembre es la tercera etapa?
Diciembre y enero 2016 fueron meses en los que se logró recuperar algo de liquidez y depósitos, básicamente porque el Gobierno hizo desembolsos para pagar a proveedores y ese dinero entró al sistema. También hubo nuevas inversiones extranjeras que aportaron a mejorar los índices, como los $1.000 millones de Schlumberger y los $900 millones del crédito de China, que si bien no son más que un ligero goteo dentro de la necesidad que tenemos, al menos logran que, por el lado de los depósitos, se mueva nuevamente el sistema financiero.
¿En qué nivel se sitúan los índices de liquidez?
Un indicador que mantenemos para medir la liquidez en el sistema compara los fondos disponibles con respecto a los depósitos. En el primer semestre de 2015 este indicador se situó en el 21%, pero mejoró a diciembre cerrando en el 30%. Se logró porque el sistema financiero se enfocó en mantener la liquidez, siendo el principal objetivo de cualquier banco en momentos de recesión.
¿Restringiendo créditos?
Se aplican varios mecanismos. Primero, cortar gastos operativos sin dejar de ser eficientes; segundo, abstenerse de hacer nuevas inversiones en ampliación de oficinas o apertura de nuevas sucursales, etc.; y tercero, cuando efectivamente no hay suficiente dinero para prestar y se debe conservar la liquidez, hay que restringir créditos.
¿Cómo se compara la reducción de depósitos con la reducción de créditos?
En el 2015 la reducción de depósitos fue de casi el 13% anualizado, mientras que la reducción de créditos fue solamente del 5,5% que significa alrededor de $800 millones. El saldo total de créditos al cierre de 2015 en las instituciones financieras privadas, incluido Banco del Pacífico, fue de alrededor de $19.000 millones. Si bien restringir los créditos fue una medida necesaria, no fue tan dramática porque el freno se aplicó en ciertos costos y gastos.
Siendo esas las cifras de cierre de 2015, ¿qué se proyecta para 2016?
Inicialmente se hicieron proyecciones sin saber cómo terminaría el año, y se pensó que la reducción en depósitos para 2016 podría estar entre el 11% y 12%, es decir que en términos porcentuales serían muy similares. Sin embargo, al ver la recuperación al cierre de 2015, las proyecciones fueron algo más optimistas, estimando solamente un 9% de reducción de depósitos para este año. La tendencia continuará descendiente, pero tenderá a estabilizarse pues veremos reducciones menos drásticas.
¿En qué se fundamenta ese optimismo?
Hasta 2014 la economía se infló como un globo por mucha liquidez y mucho gasto público. Cuando eso se redujo, también se redujo el tamaño del globo. Esto puede darse precipitadamente causando una crisis económica, o puede darse lentamente causando una recesión que nos llevará hacia un nuevo nivel de actividad económica. Esto implica menos depósitos y menos préstamos, pero nos coloca en parámetros más reales, en los que la economía podrá comenzar a moverse de forma adecuada.
¿O sea que la situación actual no es temporal?
Es prudente pensar que los indicadores de liquidez que tuvimos en 2014 no se van a repetir. Esto llama a la sensatez y a la aceptación de que la economía se ha reducido. Mientras más ordenada sea esta reducción y menos dramático sea el ajuste económico, mejores serán los resultados. Anticipamos que para mediados de año la reducción en depósitos va a ser menor, y que para diciembre empezará a estabilizarse.
¿Se revisará el destino de la cartera de crédito para replantear objetivos?
El 70% de la cartera total está destinado al sector productivo que incluye al sector inmobiliario, constructor, industrial, microempresa, agricultura, etc.; y el 30% corresponde a crédito de consumo. El promedio de morosidad en todo el sistema financiero es de 4,4%; siendo el de menos riesgo el crédito hipotecario que está en alrededor del 2,4% de morosidad, y el de más riesgo es el crédito de consumo que está en el 8%. De aquí se desprende que, en la medida en que se mantenga la liquidez en el mercado y no se deterioren los índices de morosidad actuales, los créditos al sector productivo se lograrán mantener, mientras que los recursos que se destinen a crédito de consumo se verán reducidos.
¿Cuánto se colocó en créditos de vivienda en 2015?
El saldo total en créditos para vivienda a enero de 2016 es de $1.760 millones. La variación anual en este rubro se mantiene positiva, con una tasa de crecimiento del 11%.
¿Esa tendencia positiva en vivienda se mantendrá este año?
Esa es la intención. Hay que anotar que hay poca demanda de crédito para proyectos nuevos, y que para los constructores que recién están incursionando en la actividad, las condiciones y garantías que los bancos requieran serán más complicadas que antes. Para las empresas cuya trayectoria es un aval de su cumplimiento, el financiamiento depende más del flujo que generará el mismo proyecto. Todo dependenderá de lo que suceda en términos de liquidez y de que exista la necesidad de este tipo de crédito en el mercado.
¿Duda de que haya necesidad de créditos para vivienda?
Hay un nuevo estudio del Banco Central que se publicó hace un par de meses y demuestra no sólo la situación de la oferta de crédito, sino también la realidad de la demanda de crédito, que es la cantidad de solicitudes de préstamos que hacen las personas naturales y jurídicas a las instituciones financieras. Según ese estudio, la demanda de crédito ha caído en un 76%, lo cual tiene su lógica, porque si los empresarios ven que sus proyectos no se están vendiendo, que los precios podrían caer, o que habrá menos demanda de inmuebles, reducen su actividad para no asumir riesgos que podrían considerar extremos.
¿Entonces, no es solamente que los bancos han frenado ciertas líneas de crédito?
Sí lo han hecho, pero también es verdad que no hay suficiente demanda, no hay suficiente gente a la cual entregar préstamos porque no los están solicitando. Esto tampoco es buen síntoma, porque se entiende que la gente no tiene seguridad laboral y le preocupa la estabilidad de la fuente de ingresos que tendrá para pagar los créditos.
La regulación que impone un límite de $150.000 en el valor de la vivienda que podrá ser financiada por el BIESS, ¿devuelve a la banca el nicho socio-económico de mayores recursos con el que siempre trabajó?
No dudo de que es una oportunidad interesante para la banca, pero no sé si en el entorno económico en el que estamos se pueda aprovechar. Siendo claro que las viviendas de más de $150.000 justamente apelan al segmento que tiene más capacidad de respaldar en forma adecuada las garantías que los bancos piden, podría ser un rubro en el cual comenzaríamos a ver un poco más de movimiento. El segmento que requiere de financiamiento de hasta $100.000 para vivienda seguirá estando cubierto por la banca pública y las cooperativas.
¿Qué sucede con los créditos para vivienda social y de interés prioritario que los bancos privados debían otorgar al 4,90%?
En las últimas conversaciones mantenidas con los representantes del frente económico del Gobierno, se ha manifestado que esta política no se implementará este año. Cada institución accederá a lo que considere su estrategia, y no se aplicará ninguna exigencia en términos de colocación mínima en crédito para vivienda social. Los bancos privados podían conceder hipotecarios al 4,90% porque la tasa era subsidiada por el Gobierno, pero frente a la reducción del precio del petróleo que ha afectado duramente la liquidez del Estado, este subsidio de momento es inviable.
¿Algún factor que podría aliviar la falta de liquidez en la economía?
Es importantísimo que el Gobierno se ponga al día con el pago a proveedores, que según los propios ministros del ramo, son alrededor de $2.500 millones que están atrasados desde el año pasado. Si esos pagos no se hacen a tiempo se daña toda la cadena de pagos, se dispara la morosidad, se reducen los depósitos en los bancos, se reduce la generación de créditos, etc. Pero si se hacen con la urgencia del caso y se regularizan los pagos sin que haya nuevos atrasos, tendremos más liquidez, más depósitos, y los créditos comenzarán a destrabarse.
¿Su conclusión?
Es importante mencionar que la banca ha cuidado tanto el tema de liquidez que se lograron mejorar los indicadores, y a pesar del gran shock económico que tuvo la economía el año pasado, no se topó ninguno de los fondos que tiene la banca para reaccionar ante estas contingencias. Por un lado están las reservas bancarias en el Banco Central de Ecuador que suman $2.200 millones. Por otro lado está el Fondo de Liquidez que se implementó a través de un fideicomiso en el que participan los bancos privados aportantes, y no puede ser topado por ninguna otra institución ni ente gubernamental, y actualmente acumula $2.300 millones. Además, a esto se suma otro Fondo de Inversión generado con fondos propios de la banca privada, que suma $1.200 millones.
¿Cuál es su visión como Presidente Ejecutivo de la ABPE?
Detecto que es el momento clave para aportar con más contingente técnico al análisis, para arrimar el hombro con fundamentos académicos, para alejarnos de la opinión política, para establecer metas a mediano y largo plazo y olvidarnos de la costumbre de tomar decisiones para apagar fuegos. Si bien la política pública nos ha llevado a mantener una visión de corto plazo, porque las decisiones han sido muy verticales y no se ha tomado en cuenta a los actores de los sectores productivos y financieros, es algo que trabajando proactivamente se puede solucionar.
¿Cómo lograrlo?
Siendo más técnicos y menos políticos. Por ejemplo, tengo un esquema de competitividad bancaria que implica crear el primer clúster de instituciones financieras en Ecuador. En el centro estará obviamente la visión de la banca pública y privada, pero alrededor de ella están los stake holders, que son todos los grupos de interés a los que sirve la banca, como el sector inmobiliario y de la construcción, el sector agrícola, industrial, productivo, gobierno, etc. Por otro lado estarán involucrados los burós de análisis, los de crédito, los proveedores de software bancario y otros temas relacionados que aportan a crear una banca más competitiva. Comenzaremos trabajando sobre mesas técnicas con los diferentes sectores para determinar la situación con exactitud y establecer las estrategias para satisfacer necesidades.
¿La idea es delinear parámetros basados en la retroalimentación que se logre de cada sector?
La Asociación será un puente para recoger las necesidades de cada sector y trasmitirlas al sistema bancario, para que las respuestas sean más acertadas a la situación real de los distintos sectores, con esquemas planteados para funcionar en el mediano y largo plazo. A pesar de que lo que hoy necesita el país es destrabar el crédito, es decir, apagar un fuego que no fue previsto, es también hora de pensar en crear herramientas financieras ad-hoc para cada sector, y paralelamente trabajar con los entes reguladores para que se conviertan en facilitadores de nuevos procesos.
¿Cómo lograr mayor competitividad en el sistema financiero?
Compararnos con nosotros mismos no es suficiente. El nivel de competencia interno de la banca es bastante bueno, pero debe ser mejor si pretendemos atraer capitales. Ese es otro de los importantes temas en los que enfocaré mi gestión, trabajando bajo un concepto de estudio de competitividad bancaria para determinar cuál es la actual situación de la banca ecuatoriana respecto de América Latina, para ir cerrando brechas en pos de encontrar mayor eficiencia y ser más atractivos para inversionistas a nivel internacional.
¿Se intentará lograr mejores niveles de competitividad bancaria también a nivel interno?
No será fácil, porque la actividad bancaria está estrechamente regulada. El problema es que esa normativa se creó en momentos de mucha bonanza y las regulaciones excesivas no se sentían, pero ahora que la marea va bajando se evidencian las deficiencias en los distintos sectores. Sin duda es el momento de replantearse si esas regulaciones son, o no, una camisa de fuerza para que exista competitividad.
¿Cuál es la estrategia para actuar en sincronía con el Gobierno?
Mi labor es tender puentes con las autoridades económicas y mantener canales de comunicación abiertos para que las relaciones sean positivas, pero es también importante ser muy firmes y, por ejemplo, pedir que se cuide estrictamente la liquidez en la economía. El shock económico que tuvimos en el 2015 exige que las autoridades inyecten una alta dosis de confianza en la población, y para ello deben exponer un plan anti recesión de muy corto plazo que nos diga a todos los actores económicos, entre ellos los promotores inmobiliarios y empresas de construcción, cómo vamos a salir del hueco financiero en el que estamos, y que sepamos a qué atenernos durante los próximos seis meses.
¿Es un tema de generar confianza?
Sí, pero no confianza en buenas intenciones, sino en un plan de acción concreto que, entre otros objetivos, logre reducir el riesgo país. Hoy por hoy, el gran problema de la banca ecuatoriana es que hay menos liquidez en la economía, y por ende, hay que buscar dinero afuera. Pero ese dinero que necesitamos para estar líquidos está más caro porque el riesgo país está muy alto, y hay menos dinero disponible a nivel internacional para ser prestado. Todo eso hay que comenzar a destrabarlo, es un proceso largo, pero el primer paso es reducir el riesgo país.