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El Arq. Izurieta lidera el equipo multidisciplinario designado a desarrollar el modelo para el plan maestro de Ciudad del Conocimiento. Reconoce que crear una ciudad desde cero es una tarea titánica, mientras explica que se trata de un desafío compartido con la empresa IFEZ (Incheon Free Economic Zone) de la República de Corea. A través de un convenio de cooperación binacional, el grupo ecuatoriano proveerá lineamientos para orientar el diseño y contextualizar el proyecto, mientras que el grupo coreano por medio de IFEZ, será quien aporte con su experiencia en el desarrollo de ciudades inteligentes.
Tras explorar una gama de ejemplos en todo el mundo, el Arq. Izurieta concluye que Lovaina la Nueva (Bélgica) es quizá el modelo de ciudad universitaria más cercano. No obstante, Yachay pretende trascender las limitaciones de un parque tecnológico convencional, con la idea de convertirse en la ciudad del “Buen Vivir” en consistencia con el plan del gobierno actual.
El Arq. Izurieta esboza esta “ciudad del Buen Vivir” como un lugar habitable, caminable, con espacios urbanos incluyentes y democráticos, que facilite la integración y la interacción urbana. Esta propuesta se identifica con las nuevas tendencias de urbanismo, que proponen profesionales como el colombiano Guillermo Peñalosa, actor crítico en la transformación urbana de Bogotá – con iniciativas de recuperación del espacio público y tránsito alternativo -, y el danés Jan Geh, autor de la peatonización de Copenhague.
El urbanista de Yachay cuestiona la tendencia del urbanismo del siglo XX, un modelo de planificación por funciones que ha normado el desarrollo de muchas de las ciudades zonificadas de la actualidad, incluyendo a Quito. En Estados Unidos, por ejemplo, varias son las urbes que ejemplifican este modelo, donde el automóvil protagoniza la experiencia urbana de desplazar a los habitantes desde sus residencias a sus espacios de producción, generalmente separados los unos de los otros.
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Según Jaime, Brasilia sería el anti-modelo de una ciudad de escala humana. Una obra emblemática de arquitectura, hecha para ser observada pero no para ser vivida, con una lógica de traslados en lugar de encuentros, y donde su escala monumental es exitosa al crear un símbolo pero fracasa en ser habitable y acogedora.
Él dice que en Yachay se potenciarán los valores que permitirán la transferencia y difusión del conocimiento, por lo cual su énfasis está en los espacios públicos, en la movilidad, en las conexiones y en la escala de las edificaciones. Entre las prioridades de planificación espera lograr una ciudad viva, cuyo crecimiento compacto proteja las áreas de producción agrícola.
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El Arq. Izurieta explica las directrices de planificación de Yachay, esbozando una ciudad de uso mixto, basada en las conexiones peatonales, donde las personas son protagónicas. Habitar y caminar son aspectos críticos de los planteamientos urbanos, proponiendo modos alternativos de movilidad. El espacio público es un elemento prioritario expresado en calles, plazas y corredores verdes.
La ciudad se plantea desde la lógica del peatón, donde el automóvil tendrá que reducir la velocidad y pedir permiso para transitar. En este modelo se establecerán tasas de uso del espacio público por parte de los vehículos, para desincentivar su uso intensivo.
Destaca los aportes de la planificación urbana a la política pública de Yachay. La salud pública es un punto importante dentro del proyecto. Las ciudades caminables son una respuesta ante enfermedades cardiovasculares, psicológicas y respiratorias como la obesidad, la depresión, el stress, y afecciones pulmonares. Los espacios peatonales además, motivan flujos económicos que fortalecen la economía popular, mientras que el aprovechamiento de los espacios públicos propicia el intercambio de conocimientos. Todo deriva en que la función principal de
Ciudad del Conocimiento, que va más allá de ser un centro de innovación y desarrollo, será elevar la calidad de vida de los ciudadanos.
Sobre el modelo inmobiliario para Yachay, el Arq. Izurieta explica que los terrenos – de propiedad del gobierno- no van a venderse sino que los derechos de edificabilidad se van a concesionar, según una estricta regulación de uso del suelo, tipologías de construcción y criterios de selección de las propuestas de inversión.
El grupo que dirige el Arq. Izurieta está desarrollando un Código Morfológico – herramienta normativa basada en la forma – que establece las tipologías para las edificaciones y regula cómo la ciudad va a apreciarse desde la calle. Esta fase incluye investigación, con un censo de artesanos locales que tiene el fin de actualizar las técnicas ancestrales a la ciudad inteligente del siglo XXI.
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Continúa explicando las dos dimensiones de la ciudad. Abstrae una ciudad de arriba y otra de abajo, o el hardware y el software, para explicar los niveles coexistentes entre el ámbito de lo edificado y la plataforma tecnológica.
El arquitecto habla de una ciudad ubicua, como una dimensión urbana intangible, de gestión y accesibilidad tecnológica en la que todas las instancias de la vida urbana se facilitan conectando al ciudadano. Esto no se manifiesta en forma de un estilo de diseño urbano en particular, sino más bien en la presencia ubicua – de ahí el nombre – de la tecnología.
Entre los conceptos para el Plan Maestro de Ciudad del Conocimiento, el Arq. Izurieta menciona los Principios del Crecimiento Inteligente o Smart Growth. El crecimiento inteligente no es expansivo sino que se da sobre el propio terreno. Es un plan que reduce costos de infraestructura con incremento de unidades sobre un sistema en marcha, fomenta que cada barrio cuente con todos los elementos necesarios para funcionar tendiendo a ser autosuficientes, y además reduce la dependencia en transporte motorizado con menor congestión vehicular y número de viajes.
La construcción utilizará una estrategia de diseño de espacios públicos y organización espacial de la ciudad conocida como Transect. Se basa en un continuum rural-urbano que permite zonificar de manera regional para limitar el crecimiento agresivo; potenciar las economías de escala y así reducir la dependencia en cadenas de producción y distribución foráneas; y facilitar el desarrollo de las economías locales. En cada zona se determinan densidades, intensidades y parámetros de urbanización, en base a la ocupación del espacio regional, y no en el uso, con lo cual se elimina la segregación de la planificación urbana convencional.
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Otra de las herramientas de planificación utilizada para el desarrollo urbano de Yachay es el “Placemaking”. Un proceso de participación ciudadana que crea espacios de escala humana, incluyentes y plurales. Esta metodología se basa en un Urbanismo 2.0, que es interactivo y presupone que el usuario es el que mejor conoce las necesidades -y el que más cerca debe estar de los planteamientos-, con el fin de generar un vínculo ciudadano con el espacio urbano.
Aterrizando del recorrido conceptual, el Arq. Izurieta explica que en los terrenos de Urcuquí, donde se proyecta Yachay, existe una población original de 150 personas. El proyecto contempla un proceso agresivo para cambiar patrones de producción e incorporar a los habitantes como proveedores de la ciudad. Además, existen iniciativas de recuperación de las viviendas originales en trabajo conjunto con el Ministerio de Patrimonio.
A la par del proceso de planeación urbana, Ciudad del Conocimiento ya está en construcción. Para Ramiro Moncayo, Gerente de Proyecto en Yachay, no hay tiempo que perder. Anuncia que las primera edificaciones para la universidad estarán listas en diciembre del 2012. Edificadas en un antiguo ingenio azucarero, donde se ha usado antiguas construcciones de la zona incluyendo la casa de los zafreros.
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El equipo trabajando en la urbanización de Yachay pronostica unos 40 mil habitantes para el 2014, grupo humano diverso integrado no solo por la comunidad universitaria sino por empleados del centro empresarial. Ramiro expone las dos dimensiones de Yachay, tanto de ser una ciudad para el Ecuador y a la vez, un hub para Latinoamérica.
Yachay pretende desarrollar un modelo único en su categoría, sin precedentes, que se constituya en una marca propia de ciudades inteligentes. La singularidad de este proyecto ha causado gran asombro de la contraparte de Asia. “En Ecuador aún tenemos la capacidad de seguir soñando”, afirma el Arq. Izurieta.
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