Por: María Cárdenas R.
Noviembre – diciembre, 2011
Senderos Naturales es la empresa de Macarena Iturralde. A través de ella ha descubierto una manera de encontrarse con la naturaleza en todas sus formas, desde las más pasivas y hermosas, hasta lo más aventurero y excitante, creando programas de viajes cien por ciento personalizados. Ella se encarga de armar cada paquete de acuerdo a los gustos específicos y presupuesto  de cada cliente.
Cuando Macarena Iturralde, ecuatoriana, y Jonathan Green, inglés, quien además es reconocido fotógrafo de naturaleza, se encontraron como guías naturalistas de las Islas Encantadas, no sólo formaron una pareja, sino que, sin saberlo, comenzaron a crear a través de cada experiencia propia, la posibilidad de compartir sus sueños y vivencias con otros amantes del mundo  verde. Fueron algunos años después cuando fundaron Senderos Naturales, la empresa que lleva a grupos e individuos a diferentes destinos exóticos en donde hay conexión directa con la naturaleza.

Macarena en Kri, Papúa

Una conversación con Macarena Iturralde es como realizar un viaje imaginario por los senderos naturales que nos propone nuestro país y el  planeta entero, momentos que guardan como evidencia las fotos que aquí compartimos con ustedes. Cada lugar nos permite perdernos en la imaginación.
¿Cuándo apareció Senderos Naturales?
Fue en al año 2000 cuando, después de muchos años de viajar por todo partes, mi marido y yo nos dimos cuenta de que era hora de que la mamá esté más cerca de la casa. Como guías, él estaba por allá, y yo por acá. Eso no podía seguir así ya que los niños necesitan más estabilidad, aunque siempre uno de los dos estuvo con ellos.
¿Por qué escogiste Cumbayá para tus oficinas?
Nosotros vivimos en Galápagos por muchos años y cuando regresamos a vivir en el continente escogimos vivir en el campo, en la zona de Tumbaco, para que nuestros hijos crezcan rodeados de naturaleza. Cumbayá es nuestro centro operativo, el Colegio de los niños está en Cumbayá y la comunicación con nuestros clientes se maneja por internet, de tal manera que no importa la ubicación física de la oficina. Preferimos trabajar en un lugar en donde hay menos congestión y el aire es más limpio.

¿Por qué prefieres el campo que la ciudad?
En el campo la vida es más tranquila, cuando no estoy trabajando en mi oficina, estoy cocinando, que por cierto me encanta, o trabajando con mis propias manos en el jardín.  Salimos a caminar con los perros, jugamos en el jardín. En fin, no nos gusta el estrés de la ciudad.
¿Las actividades de los niños se desarrollan en Cumbayá?
Si, los amigos viven en la misma zona, sea Tumbaco o Cumbayá, y en general aquí tenemos todo sin necesidad de ir a Quito. De vez en cuando les llevo al Quito Colonial para que conozcan más de nuestro patrimonio, o a un concierto o danza.

El Cotopaxi, desde el Rumiñahui

Práctica de yoga en el Cotopaxi

¿Lugares cercanos para deportes en contacto con la naturaleza? como para paseos de fin de semana?
Estamos rodeados de lugares maravillosos a poca distancia. Podemos subir a la cima del Ilaló, ir al páramo de La Virgen a caminar por las lagunas de la Reserva Cayambe-Coca y luego a Papallacta. Realizar paseos de un día hacia el Pasochoa o Ruminahui, ir al páramo del Cotopaxi haciendo parada en la Hacienda Santa Rita para hacer canopy. Ir a cabalgar en la Hacienda Santa Ana.
¿Y para paseos de fin de semana?
Un viaje de dos días a Mindo parando en Tucanopy y luego visita a las mariposas de Mindo, tubbing en el rio y hospedaje.  En el norte aconsejo la caminata por el cráter de Cuicocha y una parada en el nuevo monumento de la línea Ecuatorial en Cayambe. También se puede organizar salidas de un día para hacer rafting en el Rio Toachi, Blanco o hacia el Oriente, el Quijos o el Jatún Yacu.
¿El clima?
Cumbayá y Tumbaco tienen un clima mucho más agradable que Quito.  Venimos a trabajar con camiseta de manga corta y sandalias. Cuando salimos a caminar al aire libre, vamos preparados para todo, por lo que siempre nos vestimos en capas. Así es fácil desvestirte o vestirte de acuerdo a las condiciones climáticas.

Foca Leopardo y barco crucero

La población de Cumbayá, al ser más joven que la de Quito, ¿está más en la onda verde?
Es difícil generalizar, la gente que ha escogido vivir en Cumbayá y Tumbaco busca estar más tiempo al aire libre y por lo tanto somos más verdes. No creo que sea un asunto de edad sino más bien de estilo de vida. Aún falta mucho para ser verdes…
¿Qué falta?
La onda verde debería incluir más conciencia sobre el futuro del Planeta Tierra. Temas simples como reciclar al máximo, compartir el transporte privado para evitar la contaminación y mejorar el tránsito. En nuestra oficina todo papel se utiliza de lado y lado y tenemos tachos de basura específicos para separar el papel, vidrio, cartón, y la basura corriente. Una vez por semana entregamos a las recicladoras el papel y vidrio, así las ayudamos también a ellas.
¿Verdes de corazón?
Sí, ambos, ¡hasta llevamos el apellido para probarlo!
Ser un guía naturalista no es fácil…
Para nada. Requiere de mucho estudio, preparación, conocimientos y, obviamente de sinergia mental con la naturaleza. Comencé a los 18 y el tiempo me demostró que a esa edad no era tan buena como pensaba. Me faltaban estudios, no tenía el conocimiento adecuado de cómo funcionan los eco sistemas y tampoco el criterio para manejar grupos correctamente.

Machu Pichu

¿Entonces decidiste prepararte?
Así es. Estudié un tiempo en American University en Washington D.C., saqué mi licencia de buzo en California y luego entré a la Universidad Católica a estudiar Biología. En cada vacación me escapaba a Galápagos a continuar siendo guía, para poner en práctica lo que estaba aprendiendo. Esto determinó que me gradúe en 10 años, pero habiéndome pagado mis estudios con mi profesión.
¿En Galápagos te conociste con Jonathan, tu marido?
Los dos éramos guías naturalistas y buzos. Mientras fuimos novios y recién casados nos veíamos poco, nos encontrábamos unas dos semanas y continuábamos con nuestras vidas de viaje por aquí y por allá. Nuestras profesiones eran afines, igual que nuestra admiración por la naturaleza, pero por esta misma razón viajábamos mucho, a destinos diferentes y en tiempos distintos.
¿Qué te hizo bajar el ritmo y poner esta empresa?
El nacimiento de nuestra primera hija Isabela fue un punto de cambio en nuestras vidas. Un embarazo complicado y algunos meses en cuidados intensivos me obligaron a vivir en el continente. Cuando nació Sofía dejé de ser guía naturalista y me convertí en Consultora en Interpretación Ambiental.

Macarena y Jonathan en el jardín de su casa en Cumbayá

¿Qué es la Interpretación Ambiental?
Es, literalmente, interpretar tu conocimiento correctamente para ser un buen guía. Para esto es necesario estar bien preparado en ramas relacionadas al ambiente como: ecología, historia natural, etc., y además uno debe conocer el perfil del pasajero para interpretar lo que realmente quieren saber, por lo que hay que saber mucho sobre relaciones humanas.
¿Con quién trabajaste como consultora?
Fui contratada por Global Environmental Facilities, a través de Ecociencia, para armar los planes de interpretación ambiental para cinco parques nacionales de Ecuador. Los conocí de cabo a rabo para hacer responsablemente mi trabajo. Además edité dos libros relacionados al Parque Nacional Machalilla e hice consultoría respecto a este mismo espacio, pero definitivamente bajé el ritmo.

¿Cuáles fueron esos parques nacionales?
El Yasuní,  Sangay, Podocarpus, Machalilla y Cotacachi Cayapas. Galápagos ya lo conocía. Nuestro equipo desarrolló los senderos, los miradores, la señalización y proporcionó los insumos y los lineamientos de qué se debe comunicar en cada lugar. Probablemente este fue el proyecto más enriquecedor y apasionante en el que me he comprometido porque me permitió conocer a fondo mi país.
¿Disfrutas más de la consultoría que de tu trabajo como guía?
Me da pena haber dejado de trabajar en campo abierto. Hasta el 98 viajaba y buceaba mucho, pero tuve que aceptar que como madre esto ya no era lo adecuado. Empecé a sentar cabeza y me dediqué a vender tours, desde la casa, para amigos y familiares, y me convertí en consultora de viajes.
¿Así comenzó el negocio?
Sí, aparecieron muchos clientes y para cumplir con ellos tenía que trabajar más organizadamente, incluso establecimos legalmente el negocio pues ya no era un pasatiempo. Grupos de canadienses residentes en Quito a quienes conocía, comenzaron a pedirme tours a Costa Rica, Bolivia, siempre buscando el lado natural de los destinos. No es lo mismo hacer un viaje a la ciudad de Buenos Aires que un viaje que pide canopy, puentes elevados sobre el bosque, caminatas, cabalgatas, rafting, buceo, snorkeling. Este es mi mundo.

Iguana marina, Isla Fernandina al fondo

Macarena y Jonathan en Cumbayá

¿Manejas todos los destinos?
Manejo los destinos que conozco a fondo. En muchos de ellos he estado personalmente, y si no los he visitado, hago investigación para informarme tanto como si hubiese estado ahí. Sin descartar libros ni medios informativos, me apoyo mucho en las páginas web para hacer un estudio profundo del lugar que mis clientes quieren visitar. De esta forma, cuando les presento el viaje completo, puedo hablar como si habría estado ahí. Los destinos que no conozco a fondo, prefiero no promocionarlos.
¿Cuál era el destino de tus sueños?
Mi sueño de la vida era conocer el África y lo logré.
¿Y el de Jonathan?
Él siempre quiso conocer la Antárctica y comenzó a trabajar en buques de 100 pasajeros como panguero y conferencista en el 2004. Es tal su pasión que se da modos de regresar todos los veranos australes. Inclusive en uno de esos viajes fuimos invitados a pasar navidad en el continente más prístino y maravilloso del planeta.
¿Has organizado viajes para conocer la Antártica?
Claro. Yo no tengo límites. Busco lo que el cliente quiere, me aseguro de que haya las seguridades y precauciones necesarias, y lo organizo. De este viaje en velero se hizo un Especial en el programa Día a Día en el que se puede ver a Jonathan buceando con las focas leopardo que son las más agresivas.
¿Recomiéndame tres destinos obligatorios en Ecuador?
Me es muy difícil recomendar sólo algunos, pero pienso que los lugares que todo ecuatoriano debe conocer, no se diga los extranjeros, son: La Reserva Faunística del Cuyabeno; el Altar que, al igual que todos los volcanes, es alucinante; y cualquiera de las locaciones en Ecuador que te permiten hacer rafting en los ríos, trekking en los Andes o ver ballenas en Machalilla. Tenemos un país maravilloso que ofrece todo.

Cataratas de Iguazú, Argentina

¿Escalar el Altar es un reto muy difícil?
Todos los volcanes lo son. Algunos son más fáciles de llegar que otros. Lo haces a pie o en mula, pero llegas. Ahora, escalar es otra cosa, aquí necesitas de técnicas y preparación. Esto siempre se lo tiene que hacer con un guía especializado. Un paseo al Altar sin escalada lo puede realizar cualquiera, pero debe ser organizado previamente y uno debe ir dispuesto a pasar incomodidad y frio.
¿Qué hay en el sur del país?
No muchos ecuatorianos conocemos el sur del país, máximo llegan hasta Loja, habiendo tanto más allá de eso. No me refiero sólo a Vilcabamba, sino al Parque Nacional Podocarpus, que tiene su parte andina pero es un bosque nublado con una altísima biodiversidad.
El sector de Zamora es tropical y los lojanos que son tan cultos han desarrollado inclusive senderos auto guiados, maravillosos para los visitantes.
¿Destinos fuera del país?
Conocer Indonesia es casi una obligación. No solamente Bali o Sulawesi sino salir de los destinos clásicos y aventurarse a conocer el medio marino, bucear, estar en contacto con la naturaleza. La Antártida es otro destino fascinante, pero no es para todos. Hay que ir en buques que permitan bajar a tierra y no sólo ver los paisajes desde la cubierta. Es la tierra de los pingüinos que parecen extraterrestres. Es un destino caro, pero es como visitar el paraíso.

Cuyabeno

Después de viajar por el mundo, ¿cuál es tu destino preferido?
Sin lugar a dudas, las Islas Galápagos. Incluso después de todos mis viajes pienso que nuestras islas son el paraíso del mundo. Las islas son muy similares a la Antártida, pero con climas totalmente diferentes. Realmente es casi una obligación visitar las Galápagos.
¿Son experiencias muy caras?
No, de ninguna manera. Cuando organizo viajes lo hago pensando en el presupuesto de mi cliente. Lo más caro es el alojamiento, no las actividades. Tanto en destinos dentro de Ecuador, como en el resto del mundo, trabajo con acomodaciones desde tres hasta cinto estrellas. Me adapto al presupuesto de los clientes siendo muy sincera, pues si creo que los hoteles no van a llenar sus expectativas, recomiendo que incrementen un poco el presupuesto.
¿Qué es lo más económico que puedes hacer?
Ir al Cuyabeno y dormir en un chozón parecido al de los nativos, pero no todo turista está listo para la experiencia. Lo importante es saber que nada es caro, que todas las experiencias naturales se pueden moldear a las necesidades y expectativas del cliente.