Por: Lorena Ballesteros
Septiembre – Octubre, 2012 |
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La librería Tolomeo es un lugar de compra y venta de libros usados. Aquí se puede encontrar desde literatura universal hasta títulos de filosofía, arte y esoterismo. Su propietaria, Lucía Ponce (Tochi), cuenta la historia de este enriquecedor negocio ubicado en un sector icónico de la ciudad.
La mayoría de transeúntes que caminan por el sector de la Veintimilla –en Quito– se detienen en un pintoresco local, a la altura de la Ave. 6 de Diciembre. Allí se encuentra Tolomeo, una tienda de libros usados, donde el olor a viejo invade.
Para quienes han visitado bibliotecas antiguas el aroma es familiar, el ambiente cultural se hace presente y no es para menos, pues la librería está ubicada en uno de los rincones de la casa de Luce de Perón, segunda esposa del pintor Oswaldo Guayasamín. El espacio es pequeño, o al menos así se lo siente, pues largas torres de libros irrumpen al paso. En medio de estas estanterías de cultura y conocimiento se encuentra Tochi Ponce, la propietaria de Tolomeo.
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Los libros, sus tapas, y el nombre de los autores son protagonistas en la decoración del lugar. Las paredes laterales están copadas por estanterías y en medio hay otras más pequeñas. Hay poco espacio para circular, y esto invita a detenerse a mirar la oferta con calma. Hacia el tope de los libreros de pared se encuentran revistas de los años setenta que, junto a las portadas de viejos cómics de Archie y las Aventuras de la Pequeña Lulú, nos transportan al pasado. Estos ejemplares no están en venta, forman parte de la ambientación.
Tochi tiene 55 años. Hace tres dejó su antiguo trabajo –15 años en el área financiera de Martinizing– en busca de un negocio propio. Sabía que con el dinero de su liquidación podía empezar algo, pero la pregunta era ¿qué? La lectura ha sido su pasión desde siempre, y es de ahí que surge la idea de montar una tienda de libros usados.
“La gente siempre dice que hay que hacer lo que más te guste. A mí me gustaba y me gusta leer”, comenta Tochi. Sin embargo, poner una librería de libros nuevos requería de una inversión muy alta y arriesgada. Entonces fue que le picó un bichito, ¿y si abría un lugar donde se pudiera comprar y vender libros usados? El concepto le fascinaba… podría vender cultura, ofrecer buen precio, incentivar a las personas a una especie de reciclaje, y motivar la práctica del feng-shui que implica deshacerse de lo que ya no se utiliza.
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Su negocio arrancó el día que compró noventa textos a una señora. “Ahora sí no hay marcha atrás”, pensó Tochi. Y fue así que durante un año se dedicó a la compra de libros usados. Utilizó el boca a boca para que la gente se enterara de que ella compraba libros, puso un anuncio en Mercado Libre y mandó correos electrónicos a sus conocidos. Al finalizar ese período ya tenía 3.000 libros de distintos autores y géneros narrativos. ¡Estaba lista para comenzar!
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La búsqueda del local tomó su tiempo. En un principio pensó comprar un local donde ya existía una tienda de libros, pero el acuerdo no se dio. Decidió caminar por las calles de Quito –por los sectores donde ella creía que el negocio sería apropiado– hasta encontrar el sitio ideal para su tienda. La suerte le sonrío mientras caminaba por la calle Veintimilla. El lugar donde ahora funciona su negocio estaba vacío, pero no tenía un aviso de alquiler o venta. Pensó que no perdía nada preguntando. Miró por la ventana, tocó la puerta… hasta que la dueña apareció. Le comentó su idea y el trato se hizo enseguida. La familia Guayasamín consideró interesante y enriquecedor ese tipo de negocio.
Tochi quedó muy contenta. La zona de la Veintimilla le parecía genial para inaugurar Tolomeo pues es un barrio capitalino que tiene cerca a la Universidad Católica y un campus de la Universidad de la Américas; a lugares emblemáticos como el Café Libro y el Seseribó; restaurantes y llamativas casas tradicionales. Su intuición no le falló. En un inicio creía que su pequeña tienda sería frecuentada sobre todo por intelectuales y literatos, sin embargo decenas de universitarios vistan a diario Tolomeo. No ha faltado la visita de personalidades de la cultura, como Luigi Stornaiolo, Gabriela Alemán o Francisco Proaño Arandi, por la librería.
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Su clientela varía entre colegiales, adolescentes, intelectuales, académicos, amas de casa y personas de la tercera edad. “Ha venido gente que nunca en su vida ha leído un libro, pero quiere comenzar y me pide que le recomiende algo especial”, señala Tochi. Ese ha sido uno de sus retos más importantes. “La primera vez que un cliente me pidió que le sugiera qué leer, me quedé en blanco”, recuerda. Ahora es diferente. Cuando alguien pide recomendaciones Tochi comienza por averiguar sus gustos, por saber qué ha leído anteriormente y ahí comienza a arrojar ideas. La tarea no es sencilla, ella está consciente de que es imposible leer todos los libros que reposan en sus estanterías. Dicen que una persona que se dedica toda su vida a la lectura podrá leer entre 2.000 y 2.500 libros, Tolomeo cuenta con una selección de 8.700 libros, según el último inventario
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¿Qué tipo de libros se encuentra en Tolomeo? Tal vez la idea de libros usados nos lleva a pensar que allí solo encontraremos los grandes clásicos o libros antiquísimos, pero hay de todo. Grandes joyas de la literatura del siglo XIX, pero también del siglo XX. Separados por género literario la oferta incluye libros de esoterismo, historia, religiones alternativas, ciencia ficción, erotismo y género, por nombrar a algunos. Mark Twain, Charles Dickens, Sartre, Nietzsche, Faulkner, son algunos de los autores que Tochi procura tener en sus estanterías. Si le preguntan cuál es la especialidad de Tolomeo, ella responde “literatura universal”. Títulos como El Beso de la Mujer Araña, El Otoño del Patriarca, Desayuno en Tiffany, o La Insoportable Levedad del Ser, se pueden encontrar constantemente. Tolomeo también tiene libros de cartografía que son verdaderas reliquias, como las crónicas de los viajes de Vasco da Gama y Marco Polo.
Una ocasión compró un libro maravilloso sobre los viajes de Cristóbal Colón. Lo adquirió de una persona que heredó una biblioteca de algún familiar y no tenía espacio en su casa. Fue así que ese tomo se volvió una joya en su librería. Una tarde, casi a punto de cerrar, apareció un hombre. Un pintor de brocha gorda, que se ganaba la vida pintando casas y a duras penas había terminado el tercer grado. Tochi se dejó llevar por los estereotipos, ¿qué podía buscar un hombre como aquel en su librería?
Para su grata sorpresa, aquel extraño personaje era un autodidacta y la lectura era una de sus pasiones. Comentó que había leído sobre los viajes de Marco Polo y, de repente, sacó de su bolsillo $180 y adquirió el libro de Cristóbal Colón que lo tenía encantado. Ahora es uno de sus clientes asiduos y cada vez que Tochi compra libros de esa categoría lo llama para saber si le interesan.
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García Márquez, Isabel Allende, Mario Vargas Llosa, Maruja Torres, son otros autores que se han convertido en residentes fijos de Tolomeo. Ciertos escritores ecuatorianos tienen su demanda, como Alfredo Pareja Diezcanseco, por ejemplo. “Jorge Enrique Adoum se volvió cotizado tras su muerte, lo mismo sucedió cuando falleció Carlos Fuentes”, señala Tochi. También hay quienes buscan novedades, como la saga de Crepúsculo o la trilogía del sueco Stieg Larsson. Tochi reconoce que es más difícil adquirir esos libros porque son relativamente nuevos y no hay mucha gente que quiera desprenderse de ellos.
El precio de los libros varía entre $5 y $10. Claro que hay ciertas obras, como aquella de Cristobal Colón, que son más caras pues se trata de ediciones especiales, muy difíciles de conseguir. También hay libros de promoción. En una canasta que coloca en los exteriores del local se puede encontrar ejemplares por $1. Aquí por lo general están los libros que tienen una rotación baja o que hay más de uno en bodega.
Una novedad de la librería es que se puede conseguir películas ecuatorianas originales. “Me parece importante apoyar al cine de nuestro país”, comenta Tochi. Así en una estantería de vidrio reposan filmes como Rabia, La Tigra, A tus Espaldas, Black Mama, entre otras.
Lo cierto es que entrar en Tolomeo es una experiencia maravillosa y enriquecedora. Es una oportunidad para viajar en el tiempo, para hallar libros que ya no se encuentran en las librerías comunes. Tochi se ha convertido en una experta en literatura y con su asesoría, todo ser que entra, sale de Tolomeo con un libro bajo el brazo y con ganas de regresar por más.
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